Vine con la intención de despejar mi mente; sin embargo, aquí encontré un fuerte dolor de cabeza. No he dormido bien, podría decirse que mi apariencia no es la mejor, me veo como un “zombie” para ser exactos. No veo a Stephanie desde aquella charla, probablemente ahora ella crea que estoy loca y es por eso que no me ha llamado desde entonces. Sigo sin comunicarme con Connor y, creo que hemos excedido el tiempo que podría considerarse normal y entendible, son casi dos meses, en una semana tengo que volver a Inglaterra para continuar con las clases y no sé cómo voy a lidiar con todo esto (ver a Connor sabiendo que no le interesó siquiera enviar un mezquino mensaje o, simplemente no ver a Connor porque probablemente haya dejado de existir), es una avalancha cayendo sobre mí. Lo único que me ha sostenido o al menos me mantiene a flote dentro del vaso con agua en el que debería estar hundiéndome, es mi familia. Me siento mucho mejor cuando hablo con mi madre o con Jayden, no puedo decir lo mismo de Macky; cada vez que la veo recuerdo mi gran problema. Hoy es lunes, tengo mi vuelo reservado para el jueves por la tarde. Sólo quedan menos de cuatro días para que mi mundo colapse… otra vez. El sonido de mi teléfono logra sacarme de mis pensamientos. Es un mensaje, aparentemente es un número desconocido; hay una dirección escrita y un horario establecido, el punto de encuentro es en el hotel central de la ciudad. Estuve pensando en mudarme a una ciudad aledaña a Belfast, si todas las cosas se salían de control, así que talvez se trate de una inmobiliaria intentando contactarme, ya que los eventos generalmente se llevan a cabo ahí. Decido ir, no está de más distraerme un poco.
He llegado en menos de veinte minutos, me acerco a la recepción para conseguir un poco más de información.
–Buenas noches. Fui notificada por una de las inmobiliarias que está realizando un evento aquí pero no tengo una referencia más precisa de en qué salón se llevará acabo. -le explico a la señorita encargada de los informes mientras le muestro el mensaje en mi teléfono.
–¿Podría por favor brindarme su nombre y apellido para ingresarla al sistema?
–Por supuesto, es Cadence O´Brien…
–En efecto, usted tiene una invitación en una de nuestras habitaciones. -indica mientras sonríe al verme, aunque no entiendo por qué.
–Genial. ¿Podría indicarme el camino o el número del salón? No lo han mencionado en el mensaje. -explico.
–Sigue aquel pasillo a la derecha, ahí encontrarás un ascensor, éste te llevará a la habitación “804”. -explica. Estoy muy confundida, yo pensaba que los eventos se realizaban en el primer piso. Pero de todas formas la obedezco después de agradecerle por la atención.
Tomo el ascensor y marco el número que me han señalado. Espero hasta que finalmente las puertas se abren. Estoy sorprendida y no sólo por el hecho de que los ascensores en este lugar llegan hasta el interior, sino también porque al bajar del elevador me encuentro en un lugar vacío y este “salón” no luce como uno, realmente. Estoy en una suite donde claramente no hay ningún evento, lo sé porque no está ambientado para el caso. Intento volver al elevador antes de que me encuentre con la persona que reside aquí, pero por más que intento las puertas de éste no se abren. Rendida, me dispongo a salir por la puerta principal, en el proceso de mi huida tiran de mi brazo bruscamente hacia un lado, estoy tan aterrada que sólo cierro los ojos.
–Si no abres los ojos seguirás triste toda tu vida. - bromea. Su voz suena familiar; aunque con todos los problemas que tengo me es difícil hasta confiar en mí misma, a pesar de no estar segura me arriesgo para verlo a los ojos.
Simplemente no puedo creerlo, es tan emocionante que no sé cómo describirlo. Ver a Connor parado frente a mí me da tranquilidad por un momento, me hace creer que aún hay esperanza en mi mundo lleno de caos. No le dirijo palabra alguna sólo corro hacia él, quien corresponde a mi abrazo, y nos quedamos así por unos instantes en un completo silencio donde el único ruido que nos acompaña proviene de los latidos de nuestros corazones. Minutos después recupero la consciencia y lo aparto de un empujón mientras me lanza una mirada confusa.
– ¡¿Qué crees que haces?! -grito.
–Eres tú quien acaba de abrazarme. -se defiende.
–Sabes a lo que me refiero, Connor. No es normal que la gente desaparezca y luego quiera volver a entrar en tu vida enviando mensajes anónimos. -lo pongo al tanto. Después de decirlo me dirijo a la salida, pero desde luego él viene detrás de mí y se queda de pie frente al acceso impidiéndome escapar.
–¿Por qué pensaste que era una inmobiliaria la que te había citado? ¿Acaso tú también quieres desaparecer de mi vida? -contraataca.
–¿Por qué dices eso? -cuestiono.
–La recepcionista me lo ha contado minutos antes, todo era parte de un plan. Y lo reconozco, tal vez no fue el mejor plan, pero soy extremista y quería estar seguro de lo que iba a hacer. -confiesa.
–¿Quieres matarme por haberme querido mudar? - pregunto algo asustada.
–¡No!, no sé de dónde sacas eso. -gruñe –Pero entonces es cierto, quieres alejarte de mí… -solloza.
–No se trata de eso. Verás, las cosas no han estado yendo bien, se suponía que éste viaje iba a ser bueno para mí, pero todo se ha puesto cada vez peor. Además, no puedes culparme, creí que no tendría contacto contigo nunca más. No es toda mi culpa. -lo reprendo.