He regresado al hotel, pero sinceramente no siento que esté aquí; me siento ligera, es verdad, pero siento que parte de mi alma se ha quedado en esa caótica sala. He agotado el último recurso para reencontrarme con Connor, no sé cómo superar esto no es fácil de por sí para una persona a la que la depresión acecha, como yo. No tiene sentido volver a Londres, ese lugar está cargado de recuerdos malos para mí, pero cómo puedo transferirme nuevamente a mi antigua casa de estudios con un promedio tan bajo (era de esperarse que mis problemas iban a reflejarse en mis notas), aunque con todo lo que ha sucedido no creo ser capaz de estudiar en un buen tiempo.
–¿Y papá? -la voz grave de mi hermano me devuelve a la realidad.
–No vendrá, la misión se perdió. -respondo sin ánimo.
–¿Lo han pillado?, ¿está en problemas? -sigue interrogándome.
–¡Sí, Jayden! Pero no quiero hablar ahora. -exploto y voy directo a empacar.
–¿Qué haces? ¿Nos vamos ya? -insiste en no dejarme tranquila.
–Como es de costumbre, nos iremos en la mañana. Reserva los vuelos a casa. Me voy a dormir. -anuncio y lo dejo atrás.