Siempre fui fanático del misterio hasta que a mis dieciséis años me veía involucrado en uno, mi vida había dado un giro tan bruscamente que si pensara si era posible tal cambio jamás lo hubiese visto posible.
Era como si de repente yo estuviera protagonizando una película de las que tanto disfrutaba de ver, tal vez no era el mejor protagonista, ni tan fuerte ni tan inteligente, pero sabía que daría todo para poder llegar al final del misterio.
Aunque si analizara mi vida realmente el misterio y las aventuras comenzaron el día que conocí a Alex, mi mejor amigo. Teníamos unos nueve años y desde hacía tres que compartíamos clases. pero jamás Alex me hablo, ni incluso yo le hable. De echo, Alex no hablaba con nadie era como si no estuviera presente en clase, no emitía sonido y siempre estaba en un rincón solitario intentando ser percibido. Yo creía que él siempre estaba en otro mundo más interesante que el que nos tocaba vivir, dónde valía la pena pasar horas sin personas que te hicieran mal y como era su caso en donde no existiera el bullying. Fue ahí a los nueve años, cuando cursábamos ambos la misma clase cuando hablamos por primera vez y cuando comprendí lo que el sentía cada día luego de que toda la clase se burlara de mi.
¿ Te das cuenta que tus dientes están re torcidos?— Nicolas quien pretendía ser el brabucón de la clase se burla de mi frente a todos mientras señalaba mi dentadura acompañando con el sonido de su brusca risa para que el resto de la clase se uniera. No entendía porque el se burlaba de algo que tenía solución y en como toda la clase tampoco lo entendía.
Cuando llegue a casa sintiéndome mal por su comentario lloré frente a mis padres. Mi madre me explico que era lo más normal del mundo y que tenía solución que en cambio la maldad de aquel niño no. No comprendía entonces porque toda la clase se burlaba de algo que tenía solución.
Y al otro día fui firme cuando Nicolas quiso volver a tomarme de blanco de burlas.
—¡ Mis dientes tienen solución Nicolas, pero tu idiotez no! —Grité a todo pulmón frente a toda la calase liberando toda la rabia que contenía por el día anterior.
Nadie emitió sonido.
Me sentí un adulto, respetado e incluso sentí que había intimidado a la persona que todos temían.
Hasta que mencionan mi nombre detrás de mi, era nuestra profesora quien me llevo a dirección para que la directora llamara a mis padres luego de escuchar un sermón de porque no debo se insulta a mis compañeros, pero ella no me escucho y nunca comprendió que el día anterior yo había sido la victima.
Ese fue l primer día de unas otras tantas veces que visite aquella sala metiéndome en problemas. Pero un día próximo a mi primer visita a dirección un grupo de compañeros de clase —incluso Nicolas, el jamás se perdería de nada— increpaban a Alex.
Eran seis contra uno, Alex estaba en desventaja y recordé lo que se sentía. No podía ignorar la situación así como quien no me ha llamado me metí en el lío que luego me arrepentí en cuanto recibí la primer bofetada, pero destaco que lo único bueno de ese día fue la amistad de Alex.
—¡Tu padre es un loco maniaco!— Le gritó Esteban mientras que Nicolas lo empujaba con todas sus fuerzas, Alex cae al piso fuertemente.
Y ahí fue cuando comenzó todo.
Me interpongo entre Alex y Nicolas para impedir más golpes.
¡No te hagas el chico valiente! Me repetía mi subconsciente, pero como nunca le hago caso, esta no sería la excepción.
—¡Aghh! —Protesta Nicolas mientras rueda los ojos — No te metas Fermin, no es asunto tuyo.
—Como sea su padre tampoco es asunto tuyo—Contra ataco mientras me giro a señalar a Alex quien aún sigue tirado en el piso cabizbajo.
—Su padre es un asesino Fermin— Me cuenta Esteban.
Alex es hijo de Michael Galmarin uno de los científicos más prestigiosos del país. Siempre había sentido halagos hacía su trabajo, las personas acá lo respetaban e incluso ha sido reconocido por su trabajo.
—Estamos seguros que fue el quien asesino a Rosie— Nicolas me continua explicando aún más alterado que antes.
Rosie Curcio era una compañera de clase que había desaparecido hacía unos días, la última vez que sus padres la vieron fue camino a la escuela y según el último testigo que la vio quien fue un chico de nuestra clase, fue observando algo sorprendida en la vereda de casa de Alex. Él desde su punto no veía que ya que el muro de la casa se interponía con su vista.
—¡No pueden culpar a alguien sin pruebas!— Le grité casi escupiendo en su cara, tenía bronca que siempre todo fuera en contra de Alex solo por ser un chico tímido que no se defendía. Pero ya involucrar a una chica desaparecida era superar toda barrera.
No basto decir nada más para comerme la golpiza de mi vida.
Los seis contra uno, ese uno que ahora era yo.
Lo único que puedo recordar es despertarme en el hospital junto a mis padres y Alex, quienes estaban furiosos con mis compañeros.
—Gracias Fermin— Por primera vez Alex me habla mientras me sonríe agradecido.
Ese día fue la primera vez que escuche la voz de mi mejor amigo, dónde da comienzo a nuestra amistad. Y ese problema fue el primero de cientos de problemas que nos vimos involucrados, pero ninguno fue tan grande como el día que descubrí algo que jamás tendría que haber descubierto en casa e Alex.
Editado: 02.01.2024