El modelo perfecto del amor

Siete

Giselle

En mi familia no existen tal cosa como tradiciones, esas de "cada fin de mes nos reunimos y vemos películas" o algo así, porque todos llevamos una vida bastante... ajetreada.

De hecho, la familia solo es papá (Daniel), Sebastián, Luke, Alina y mamá (aunque ya no esté físicamente). Papá tiene un par de hermanos a los que no vemos tan seguido y que están demasiado ocupados para visitarnos, nosotros no lo hacemos porque nunca están pero la hermana de papá es la única con la que tenemos una buena relación. Los papás de mi papá, hace mucho tiempo que fallecieron y tampoco eran muy cercanos porque siempre han sido un poco bastante frigidos con sus sentimientos. Mientras que la familia de mamá, bueno, es feo decirlo así pero son un asco, al menos lo es mi abuelo que la maltrató por tanto tiempo y mi abuela, a ella no puedo justificarla pero tampoco la juzgo; supongo que solo hizo lo que tenía que hacer para sobrevivir aunque eso incluyera dejar lastimar a tu hija. Mientras que su hermano—mi tio— en cuanto tuvo la mayoría de edad huyó de casa, nunca lo conocí y no sabemos nada, mamá lo busco durante mucho tiempo pero al parecer, él no quería ser encontrado.

Pienso en lo solitaria que es nuestra familia pero también en que están las personas buenas y no necesitamos que sea numerosa si al final seriamos hipócritas, me gusta lo sano y sincera que es nuestra familia.

Dejo de observarme en el espejo y suspiro, hago unas cuantas muecas y veo mi reflejo.

No me gusta pensar en todo lo que mis padres sufrieron pero me gusta que al final consiguieran ser felices.

Solo tengo puesta mi ropa interior, termino de ponerme crema antes de levantarme por la ropa.

Es un lindo vestido. El forro es negro y pegado que termina en short, una capa de tela con flores cae sobre el, el estilo es campesina en los hombros. Es tan lindo que al ponermelo no dudo que elegí bien, es de la colección actual de la empresa del evento.

Me recargo cerca de la ventana y me coloco las zapatillas blancas de tacón grueso. 

Todavía me falta maquillarme y peinarme pero tengo la sensación de olvidar algo.

Conecto la plancha para que se caliente y puedo hacer unas ondas, será una coleta alta con ondas.

Pensé en contratar a alguien para que se encargara de ello pero me gusta olvidar quien soy y solo ser una chica de 24 años en su habitación preparándose.

Al terminar con mi peinado, solo me pongo brillo en los párpados, delineador, rímel, bb cream, un poco de iluminador y labial rojo en los labios.

Tengo un evento justo en dos horas pero me llevo mi tiempo, tengo una sensación de que olvido algo pero no sé.

Tomo una pequeña bolsa negra con correa dorada y pongo un labial, el celular, cartera y llaves.

Voy bajando las escaleras cuando escucho que la puerta se abre y me detengo.

—¡Pero si mira quién se arregló! ¡Dame un abrazo, Gi!

Sebastián entra por la casa y camina en mi dirección, su uniforme deportivo está lleno de tierra y lodo.

Ni besos, ni abrazos.

—Realmente no creo que sea una buena idea, Sebastián.

—Oh, vamos. Dale un abrazo porque ganaron el partido. — Comenta papá divertido.

—Si, vamos. —Lejos de que piensen que lo hace porque le nace, lo hace para fastidiar y la sonrisa divertida en su rostro lo confirma.

Rio, termino de bajar y evito ponerme muy cerca de él, es muy capaz de llenarme de lodo y no es que no me guste, pero es ropa para promocionar y la única que tengo a la mano.

—Lo hare cuando recibas un buen baño, felicidades.

Él sonrie orgulloso y sube las escaleras corriendo, seguramente para llegar a su habitación.

Voltee a ver a papá y sonreí.

—¿Cansado? —pregunto mientras le ayudo con unas cosas que trae en las manos.

—No, apenas viene lo cansado. Vendra el equipo a celebrar más tarde y será una parrillada.

—Wow, estoy tentada a quedarme.

Dejamos las cosas en la isla de la cocina. Tenia razón, dentro había todo lo necesario para su pequeña reunión.

—Quizás llegues a tiempo, llegarán en unas dos o tres horas.

Hago un puchero, me gustaría bastante pero como mínimo serían cuatro horas en el evento y en lo que regresaba.

—Solo guardame algo.

Suelta una risa y comienza a  lavar las verduras.

—No prometo nada, pero puedo tratar.

—Hecho.

Beso su mejilla y me despido. Voy  caminando a la salida de la cocina cuando me habla.

Giro sobre mis tacones para verlo, inclino mi cabeza y me sostengo del marco.

—No sé porque tengo la sensación de que olvidaste comentarle a Ethan de este evento, es una buena oportunidad para empezar su especie de trato.

Me golpeo mentalmente.

—Sabia que algo se me pasaba. Gracias, papi. Aun voy con tiempo, pasaré a verlo.

Salgo casi corriendo porque ni siquiera sé si esta en la cuidad.

Me subo al coche y pongo mi celular en el altavoz para evitar accidentes. Le marco antes de empezar a conducir.

La llamada entra y el sonido empieza a esparcirse por todo el lugar, una, dos, tres.

¿Y si no esta? Esta es la oportunidad perfecta, algo semi formal y al aire libre.

¿Hola?

—¡Ethan!

¿Sel? ¿Ya tienes una respuesta?

—Sabes la respuesta desde un inicio.

Puedo sentir su sonrisa atrás vez de la llamada.

Bien, si. Pero no quería darlo por hecho hasta que tu lo dijeras. ¿Estas manejando?

Uhm, si. Pero no te llamaba por eso.

¿Qué es tan importante, entonces?

—¿Sigues viviendo en aquel apartamento del edi...

Edificio Sur, 5to piso. Si.

Interrumpe, sonando interesado en mi pregunta. Aprovecho un semáforo en rojo para introducir la dirección en el GPS y ver la manera más rápida de llegar.



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En el texto hay: humor romance juvenil, romance drama

Editado: 20.01.2021

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