El modelo perfecto del amor

Diecisiete

Giselle

—Bien, voy a entrar ahí y no quiero ver que reprobaste algo, ¿Entendido, mocoso? —le hago saber, evito hablar muy alto porque un par de sus compañeros pasan.

—Y yo quiero salir sin tener que ver ti rostro en un anuncio en cada esquina. Pero no obtenemos siempre lo que queremos.

Abro la boca sorprendida.

—No es mi culpa, desde el viaje no me han dejado llamar.

Eso parece divertirlo porque rie y se cruza de brazos.

—Entra antes de que sea tarde —me dice señalando la directiva, suspiro dramáticamente antes de darle una mirada significativa.

—Y yo que creía que nunca haría esto hasta tener hijos.

—Bienvenida al mundo real, Gi. —se burla, lo ignoro y entro justo donde están los demás papás o tutores.

Siento la mayoría de ojos sobre mi, no es la primera vez que vengo pero por lo general suele estar aquí papá. La última vez que vine fue hace quizás más de seis meses, reconozco a un par de personas pero los demás no los recuerdo. No es una escuela de gente rica o algo así pero si es privada, aunque económicamente estamos muy bien no queremos que Sebas termine siendo un niño superficial.

Tiene quince años, ya no es tan niño. Eso es un golpe fuerte para mi realidad, él está creciendo tan rápido que me da miedo.

Tomo asiento donde está el nombre de mi hermano, poco después entra su orientadora, tutora y al final el director.

Hablan sobre lo que les gustaría hacer, nuevos proyectos, avances del grupo, la próxima graduación y también la orientadora pasa con cada uno de nosotros para hablar sobre el comportamiento y actitudes de los estudiantes.

—Hola, ¿Giselle Lee, hermana mayor de Sebastián? —sonrio amable, le tiendo la mano.

—Si, un gusto, señorita...

—Evans, soy la orientadora. No sé si está al tanto de que a los chicos los mandamos a llamar para saber como van, se exprese y nos ayuden a mejorar.

—Si, algo de eso me comento. —respondo, toma asiento a mi lado y parece encantada de mi interés e información sobre mi hermano.

—Es un buen chico, práctica deportes dentro y fuera de la escuela, se mantiene activo, su promedio no es el mejor pero debido a sus actividades y el tiempo que invierte es comprensivo pero no es malo un 8.5 y queria decirle dos cosas primero: felicitarlos, no estoy segura de si debe ser a ti o el señor Lee pero conozco las dificultades de crecer sin una figura materna, es un genial niño, lo han hecho excelente —Expone, quizás las palabras de una extraña no significan mucho pero la sinceridad de ella me hacen sentir un poco de satisfacción —Lo segundo, queremos que sea parte de los representantes de la generación se toman a tres personas: alguien que destaque en el arte, otro en deportes, mejor promedio y por último alguien bueno en ciencias, todos ellos exceptuando al mejor promedio deben de tener una media de mínimo 8.0 así que esta es la propuesta. Es un poco sobre un pequeño discurso, cosas pequeñas pero significativas, si aceptas él estará dentro.

Sebastián siempre ha sido un buen chico, si, solo que lo demuestra y que lo sepan valorar me llena de orgullo, para mi seria muy lindo y aceptaría enseguida pero no es mi decisión.

—Suena muy bien —digo, sonríe esperando mi respuesta —pero yo no puedo aceptarlo.

Abre la boca sorprendida, trata de hablar pero nada sale de sus labios.

—Es una gran oportunidad.

—Si, hablaré con él porque yo no seré la implicada, si acepta se lo haremos saber.

Su rostro refleja alivio instantáneo y asiente conforme.

—Muy bien, estaré esperando su respuesta.

Sonrio y me levanto, le estiro la mano que sacude seguidamente.

—¿Es todo? —asiente —Me retiro, lindo día.

Tomo mi bolso y salgo de ahí, camino por los pasillos donde hace mucho tiempo no había estado. Creo que todos nosotros, mis hermanos y yo, coincidimos en las mismas escuelas desde preescolar hasta preparatoria.

Luke curso la carrera de Arquitectura en UTC (Universidad Tecnológica de Crisalida), ahora trabaja con papá -Ingeniero en Finanzas - en la firma de él, Alina estudió comunicación y periodismo en una universidad dedicada a ello y se título en tres años, yo por otro lado estudié en modo semi presencia para Administración de empresas en la universidad de la cuidad, Sebastián apenas entrará al bachillerato que más le agrade y bueno, cuando menos espere ya estará en universidad o graduándose.

Muerdo mi labio y lo suelto rápidamente, se siente tan rápido como crece y nunca lo noté hasta que tuve que cuidar de él.

Le mando un mensaje de que hoy yo invito la comida o cena y me subo al coche.

No tardo mucho en llegar a la zona residencial y estacionarse frente a una linda, mediana y elegante casa.

El hogar de la familia Luna.

Aprieto el volante un poco para después soltarlo lentamente.

Baje del coche, camino hasta la puerta y toco el timbre.

¿Es demasiado tarde para huir?

Si, es demasiado tarde porque Lana acaba de abrir la puerta.

Lana no parece de cuarenta y tantos años, de hecho muy fácilmente puede decir que es la hermana mayor de Ethan porque luce fantástica. Una sonrisa se dibuja en su rostro antes de abrazarme con entusiasmo, río sobre su hombro regresandole el abrazo.

Se aleja para después tomarme de las mejillas.

—¿Estas más alta? ¡Dios, estás más delgada!

—Deje de crecer hace un par de años, Lana, y vivo de mi apariencia así que... —respondo encogiendome de hombros.

Me suelta, me guía hasta la cocina donde me obliga a sentarme.

—Mira que hermosa estas —alaga.

—Lamento no venir antes.

Hace un gesto despreocupado con la mano mientras me saca un par de condimentos.

—Esta bien, Cielo. —suspira antes de reír. —Puedo darme una idea de que te tuvo tan ocupada.

Siento mis mejillas sonrojarse.



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En el texto hay: humor romance juvenil, romance drama

Editado: 20.01.2021

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