El mundo de Anna

un asco

Soy un asco de persona. Soy un virus. Una carga. Un estorbo. O al menos eso me dice mi mamá, quisiera decir que solo son sus arranques de rabia lo que la hacen decir todo eso, pero a veces lo dudo.

“toda madre ama a sus hijos, sin importar que esta no lo demuestre” ¿pero acaso esto es verdad? No lo sé, estúpidos ataques de ansiedad no me dejan pensar claramente. Hace mucho que no sufría de uno. Desde que estoy con Hugo todo ha sido dicha y felicidad, o al menos la mayoría del tiempo. Cada reclamo de mi existencia, proveniente de mi madre se curaba con un princesa, de él.

Seis meses enteros sin sufrir un solo colapso mental. Seis meses sin pensar si en realidad vale la pena vivir mientras poco a poco mis lágrimas caen. Y quizá solo son mis exageraciones de adolescente estúpida, pero al menos en estos minutos de inundación total, comienzo a convencerme de que todo sería igual si los dejo.

Mamá y papá: ahorran en comida, escuela, libros y cumpleaños (en resumen, tendrán comida para todos los días sin alguna preocupación de si alcanzará el dinero)

Hermanitos: tendrán más lujos, puesto que el dinero irá en gran parte para ellos.

Amigos: al fin se podrán alejar de la persona más toxica que tienen en su vida.

Novio: por donde comienzo… podrá ser verdaderamente feliz con alguien que no tiene tantos problemas psicológicos.

Cada quien supera sus problemas de manera diferente. Pero de entre tantas personas en el mundo hay algunas cuantas (me incluyo) que aplazan sus problemas, los dejan aparte para resolverlos en algún otro momento. Y como que si esto no fuera suficiente los dejan para sí mismos.

Hablando con Vero me he dado cuenta de que aún no supero algo que pasó ya hace más de nueve años. Alrededor de mis seis años sufrí de algo no muy novedoso, pero que igual no debería de sufrir alguien. Pero esa no fue la única vez, además de que duró alrededor de un año o dos; tuve la fantástica idea de estar en una relación, que para mi suerte, fue una relación demasiado toxica. Sufrí de múltiples amenazas, y para mi grandiosa suerte con la vida una si la cumplió.

-Tenemos que tener sexo antes de que cumplas los 15 años, si no vamos a terminar.

Y dirás… ¿Por qué no lo terminaste y ya? Si, sé que parece una estupidez el no haberme alejado al escuchar semejante idiotez. Pero es que otra de sus amenazas llego a ser:

-Si terminamos me suicido.

¡No puedo ni con mi vida! Y como que si no fuera suficiente aún se tiene que lidiar con toda la gente que está en la calle, ver como las personas te miran de una forma tan, asquerosa. Y no es algo nuevo el hecho de que alguno de ellos no se sienta satisfecho con el desvestirte con su mirada. Siempre hay al menos uno que intenta sobrepasarse.

Recuerdo todos esos días a la perfección, en más de un día recuerdo que era exactamente lo que tenía puesto. Como que si no ponerme ese pantalón o ese suéter fuese a evitar que vuelva a pasar.

Esa mirada penetrante, sus manos intentando calmarme, y yo queriendo salir de la situación sin hacer un escándalo. Siempre es lo mismo. Y mientras ellos siguen con su vida tan normal como es posible yo sufro cada noche con esos recuerdos. Quisiera poder salir de este baúl y gritarle a las personas que se alejen de ellos, que son malas personas. Pero…

¿Qué sucedería si no me creen? ¿Si ellos dicen que jamás sucedió algo así y les creen a ellos? Con los tipos de la calle okey, siéndote sincera espero no volver a verlos en mi vida. Pero ¿Y qué con esa persona que tengo que ver cinco días a la semana en la escuela? O peor aún ¿Qué con ese tipo que vive conmigo y hace como que si nada hubiese ocurrido?

Pero para rematarle. Todo esto es mi culpa. Podría decirle a mi madre: “oye sácalo de aquí porque la verdad cada que lo veo siento temor” “lo siento pero yo no puedo vivir más aquí, es el o soy yo” ¡¡pero no!! ¿Sabes por qué no?  Por miedo…

Miedo a que Alan decida creerle a su hijo y no a su hijastra.

Miedo a que mi mama y él se peleen.

Miedo a que ellos se separen.

Miedo a que mi hermano crezca sin su padre, tal y como yo.

Miedo a que todo lo ya mencionado; suceda solamente porque no se lidiar con mis problemas.

Pero aun mayor es mi miedo a que algo le suceda a mi hermanito. Igualmente solo por mi culpa. Él no sabe que significa violación, o abuso, si yo le preguntara si lo ha tocado o le ha hecho algo, el diría que no. Tal y como yo lo hice cuando mi mama me lo pregunto por ese tiempo. Somos tan pequeños he inocentes, aun no entendemos la vida, aun no entendemos que está bien o mal y; un día, de la nada, vemos nuestro alrededor, y hemos crecido. Ya no nos preocupa nuestro estomago por haber tragado tantos chicles, tampoco nos fijamos ya en el hecho de que cada vez nos hemos distanciado más y más de nuestros padres.

Es un asco. Crecer es un asco. De no haber crecido ni si quiera me habría dado cuenta del hecho de que me violaron, yo seguiría con mi vida normal sin saber qué es lo que había sucedido en realidad.

Si me lo preguntan, yo soy un asco, no puedo creer que prefiera quedarme callada y con mis temores dentro en vez de tratar salvar a mi hermano de ni mayor temor.



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En el texto hay: adolescencia, lgbt, amor

Editado: 20.08.2021

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