Veronica

Querida Vero, si lees esto es por una de dos razones. Te he dicho “quiero que leas esto” o te has encontrado esta hoja por ahí tirada y has decidido ponerte a fisgonear. En fin, sea cual sea la razón; creo que hay algunas cosas que tu deberías de saber.

Por donde empiezo…

Yo jamás jugué contigo. Mi intención jamás fue el ilusionarte para simplemente abandonarte.

Si te soy sincera. Creo que me gustaba Ani, pero como culparme, ella es hermosa y fuimos muy unidas por algún tiempo. Pero resulta que cuando a mí me gustaba, a ti también te gustaba ella. Así que quise creer que simplemente era el gran amor que le tenía por nuestra amistad.

Después de eso, ella se fue con sus “nuevos amigos” y tú y yo nos quedamos solas. Fueron días difíciles tanto para ti como para mí. Pero eso ya está en el pasado. El problema es lo que ya es pasado pero tú aun no superas y sigues alegando.

Hace dos años tú y yo jugamos a ser pretendientes…pero se volvió tan real… para ti. Y para mí.

Tu estúpido corazón de pollo se enamoró. Mientras que el mío se refugió en una coraza. Tú seguiste el hilo de la historia, sin saber que yo corté mi hilo por miedo.

Hace dos años aún estaba con ese ex al que preferiría no nombrar, con ese que me hizo tanto daño e incluso me prohibió hablarte. Y ahora que lo pienso… cuánta razón tenía. Él no quería que te hablase porque me podía enamorar de ti, y vaya, casi lo hago.

Sé que para nada estuvo bien lo que hice. Y créeme que me arrepiento de eso. Quisiera no haberte causado tanto dolor. A decir verdad aún recuerdo ese día a la perfección.

Yo ya lo sabía. Sabía que harías una estupidez. Sabía que me lo pedirías. Quería huir, pero no sabía cómo. No había escapatoria. Tenía que enfrentarlo porque yo fui la que se metió en ese juego. Yo fui la que lo inició.

Tu tan hermosa pensando en “lo voy a hacer” y yo toda angustiada sudando frío. Mi primer pensamiento fue dile un: “lo siento pero te recuerdo que tengo novio” pero sabía que eso no funcionaría. Las dos éramos perfectamente conscientes de que yo había estado buscando por más de un mes la manera de que  pudiese terminar con él. Entonces llegó el segundo pensamiento: “no quiero arruinar nuestra amistad, quiero pasar contigo toda la vida siendo feliz, no quiero hacerte daño, porque sé que en algún momento esto tendría que terminar por más hermoso que llegase a ser”. Y si, esas palabras hablaban con la verdad; solamente que no con toda la verdad. Pero para ser justos yo no lo sabía en ese momento. Hace poco cuando descubrí quien soy en realidad fue cuando lo noté.

Me dio miedo, yo ni si quiera sabía que me gustaban las mujeres. Tú fuiste la que me hizo darme cuenta de eso. Y me aterraba pensarlo.

Justo cuando estabas a punto de decirlo, yo hablé.

-Aun me gusta Iván -cuatro palabras que hicieron que nuestra amistad se fuera al caño por unos meses. Cuatro palabras que tanto tú como yo recordamos. Cuatro palabras tan falsas y a su vez tan desgarradoras. Vaya, tan dolorosas fueron que hasta a mí me dolió decirlas.

Yo siempre quise ser alguien especial, desde que tengo memoria quería tener algo diferente y destacar. Pero cuando tenía sentimientos que nadie más mostraba tener (como el ver a alguien de tu mismo sexo de una manera “especial”) me aterré y lo sepulté lo más profundo que pude. Deseaba tener poderes o tener una memoria fotográfica. Tener alguna afición en la que fuera extremadamente buena y que mis padres me dijeran: “estoy orgulloso de ti” pero creo que el hecho de ser pansexual o bisexual no les emocionará mucho.

Te agradezco por recordarme cada vcez que salimos el hecho de que la cagué y te rompí el corazón. Pero no me hagas pensar en eso porque te juro que a mí también me duele.

Duele recordar como tus ojos se llenaron de lágrimas. Como te comiste esos chocolates sin darme ni un poco. Como le hablabas a todos menos a mí. Como te agachabas para que nadie viera tu rostro cubierto de lágrimas. El ver tus ojitos tan hinchados solamente de estar llorando.

Duele

Y siempre dolerá.

Tanto para ti.

Como para mí.