El Mundo de Eterna: La Elegida ©

16: CIELOS DISTANTES

Cielos Distantes

16

Tal como el Rey lo había indicado, Yaldair estaba alistando todo para la primera práctica con la joven humana esa mañana. Lo cual de tener elección se hubiera negado, era un guardia y no cualquiera, era el guardia del príncipe, eso estaba por encima de los guardias reales, por sobre todo de los instructores. Más no podía negarse a una orden del rey, así que ahí estaba a regañadientes esperando a que la humana se dignara aparecer. Ese trabajo debió realizarlo Argus y no el, prefería estar ayudando en la llegada de refugiados o salir a dirigir las patrullas en vez de estar ahí jugando al instructor. Eso implicaba más trabajo, como si no tuvieran nada más que hacer, ahora debía trabajar el doble, aunque era preferible eso a estar allá en palacio de un lado a otro resolviendo problemas.

De pronto, su vista se posó en la joven que caminaba hacia allá, a simple vista parecía una guerrera elfa, pero no lo era.

—Llega tarde, Lady.

Eileen miró al elfo y reconoció quién era, Yaldair. El elfo engreído, ¿por qué estaba ese elfo ahí? ¿Dónde estaba Tolfian?

—Es la misma hora. Puedo preguntar… ¿dónde está Tolfian?

—El Príncipe se encuentra en asuntos más importantes junto al Rey. De ahora en adelante seré su instructor —informó.

Eileen hizo una mueca con los labios en disgusto. Esperaba que el suceso de anoche no fuera la causa de que esa mañana Tolfian no estuviera ahí.

—Lo siento, Lady, si para usted no es grato… menos para mí — añadió el elfo.

Ella lo miró con una mirada glacial, no iba a intimidarla y hacerla menos.

—Basta de charla, muéstreme que puede hacer —le señaló las dianas a distancia—. ¿Qué espera? ¿Que anochezca?

—Tonto —murmuró por lo bajo ella.

—¿Qué dijo? —eEl elfo escuchó claro y preciso.

Pero ella no le respondió, tomó su arco y el carcaj, observó al elfo quién la miraba molesto e hizo lo mismo. No estaba dispuesta a dejarse humillar, menos por un elfo arrogante. Se concentró y puso su mente en blanco sólo ella, el arco, las flechas y el punto de la diana donde acertar. Así comenzó tirando flecha tras otra desde esa distancia, recordando las enseñanzas de Tolfian. Para gusto de ella, acertó a los diez blancos.

—A esa distancia cualquiera —espetó el elfo—. Retírese treinta y dos pasos atrás.

Eileen sólo le observo apretando los labios en señal de molestia ¡Treinta y dos pasos! Ella no tenía la vista de halcón de los elfos. Aun así, obedeció, había una línea más atrás, el blanco estaba lejos, pero podía verlo, se concentró de nuevo y logró acertar a todos sus tiros en el punto rojo sin fallar ninguno.

Por lo que dirigió una mirada de superioridad al elfo. Retándolo de cierta manera.

—Veamos si tiene la misma expresión, retroceda dos líneas detrás — ordenó.

—Lo hace para molestar o para tratar de demostrar que un elfo sería mejor arquero que yo —expresó molesta yendo a donde él le ordenó.

—¿Tiene miedo de fallar? —sse burló el elfo.

—No.

Respondió y fue directo detrás de la línea, ahora era más distancia entre el blanco y ella. Podía verlo aún pero no sabía si daría al punto rojo, entonces recordó la vez que vio a Tolfian lanzando flechas a larga distancia, la posición y el trayecto. Él dijo que no todo estaba en la distancia sino en el blanco. Confiando lanzó la primera flecha que hizo un pequeño ruido en la madera cuando impactó. Sonrió cuando pudo ver que dio en el punto rojo, con esa misma seguridad realizó los siguientes tiros.

—¿Alguna duda instructor? —ppreguntó orgullosa de sí misma.

El elfo sintió molestia al escuchar aquellas palabras, más aún ver como una humana era capaz de acertar los tiros a tal distancia, una que a él, le tomó tiempo aprender. ¿Quién era ella? Al parecer Tolfian hizo un buen trabajo, claro debía, no por nada era el mejor en todo el reino y posiblemente de toda Eterna.

—Vuelva a la misma línea y lance los tiros en movimiento. Posterior regrese a las otras dos. Un sólo falló y la dejaré hasta la tarde practicando —ordenó de nuevo.

La joven siguió la orden y avanzó a la primera línea, eran cuatro, las otras tres más lejos del blanco. No importaba ella iba a lograrlo, en la primera línea no falló ninguna. A la segunda lo hizo con más seguridad sin fallar, lo mismo la tercera, cuando llegó la cuarta, Yaldair fijo su vista en todos los movimientos de la joven, no había fallado ninguno.

La misma Eileen se sorprendió de lo exacta que había sido, sólo le bastó mirar las flechas y el objetivo. Tolfian tenía razón se debía más a la habilidad que la distancia. Yaldair seguía sin creer lo que sus ojos habían observado. Aun así no admitiría que Eileen era buena en la práctica.

—Dos prácticas más.

La joven humana tomo el otro carcaj y siguió, si pudo una vez, podría de nuevo. Lo cual fue así, en todos sus tiros fue precisa, no sólo Yaldair veía eso con asombro, el otro elfo ayudante de armería también. Al final del entrenamiento Eileen se notaba cansada, podía tener habilidad, más no resistencia física como los elfos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.