El Mundo de Eterna: La Elegida ©

24: MAGIA SEGUNDA PARTE

Magia

Segunda Parte

Poco después, Arlius se dirigió a su dormitorio, él podía andar libre por todo el palacio e incluso por las dependencias reales. Se había dado cuenta que el príncipe elfo lo veía como un sospechoso. Motivo por el cual había ido hasta su dormitorio en donde encontró a una mujer recostada en su cama con expresión de aburrimiento y agotamiento.

—Dime… ¿Cómo está todo? Nuestro príncipe enloqueció —se burló la mujer.

—Aun no —Arlius se encaminó a su cama y entrego un té a la mujer —. Eso te ayudara, más vale tengas un haz bajo la manga, mi Lady. El príncipe ha mandado a cerrar la entrada, a revisar el personal y a investigar… quién enfermo hoy.

—Estúpido elfo —se quejó la mujer. Luego hizo gestos al probar bocado del te—. ¿Qué es esto? ¿Lodo?

—Son raíces, le darán fuerza —aseguró el elfo caminando hacia el ventanal—. Llevas varios días aquí y no veo que elimines a tu objetivo.

—Ya te dije que esa humana tiene protección del espíritu de Ruas, no pude matarla. Pero… lo seguiré intentando.

Arlius observó hacia los patios de abajo, los soldados comenzaban a resguardar algunos puntos de los jardines.

—Más vale lo hagas pronto, no subestimes al príncipe —Arlius se volvió hacia la mujer, ella lo miraba fijamente—. Ese elfo es astuto, no lo conoces.

—No, él no nos conoce querido —la mujer término de beber su té—. Vamos a divertirnos con él un tiempo, veamos qué tan capaz es.

—Sus juegos mentales podrán aturdirlo, pero le aseguro que se dará cuenta.

—Deja de alabar al príncipe que odias, mejor ideemos un nuevo plan.

Arlius sonrió con la mujer, entonces tomo asiento al lado de ella, le interesaba todo lo que tuviera que ver con un medio para vencer al príncipe.

En tanto, tal como Tolfian lo había ordenado lord Ivar fue a verlo en su despacho tan pronto Argus le dio el recado. El jefe de la guardia y el príncipe se habían encerrado a puerta cerrada con un guardia afuera para que nadie pudiera estar cerca. El tema era delicado porque tal como en el plan estratégico se había dado, no había posibilidad de que los elfos oscuros entrarán al reino y mucho menos en el palacio.

Lo cual había sido todo lo contrario, en algún punto de revisión cuando entraron los refugiados el enemigo logró entrar y no era precisamente un elfo oscuro con todas las características. Era un ser oscuro elfo, oscuro en magia, no podía ser un humano porque no quedaban magos ni hechiceros en Eterna que no fueran la misma Turnia, y ella no podía salir de donde sea que estuviera. Debía ser un sirviente, por lo tanto, este ser estaba mezclado entre los habitantes de la villa y el palacio.

—¿Y usted que piensa alteza?

Pregunto el elfo con la expresión llena de preocupación. Tolfian se mantuvo en silencio un momento, el mantenía el brazo sobre la mesa de madera mientras sostenía en su mano un abre cartas.

—Hay un traidor entre nosotros, alguien dejo entrar a esa hechicera.

—Eso pensé... debemos poner al tanto al Rey.

—Quisiera manejarlo sólo entre nosotros, Lord Ivar —Tolfian mantuvo la mirada en el elfo mayor. Sabía que el jefe de la guardia tenía razón en dar parte al rey, quizá podía manejarlo él.

—Está bien Alteza, me pondré a trabajar enseguida en la guardia. Me sacaré algo de la manga para cubrir tanta vigilancia.

—Gracias, Lord Ivar.

—Cuente conmigo, príncipe.

El elfo hizo una reverencia de despedida y salió del despacho del príncipe con mejor expresión, mientras ahora pensaba en algún plan para desplegar guardias por todos los pasillos.

Tolfian salió poco después, debía ir con el mayordomo necesitaba revisar las listas como perfiles de todo el personal del servicio, además de revisar cada puerta, cada ventanal y cada huella por todo el palacio. Cuando encontró al mayordomo fue cerca de las cocinas dando orden al personal, el elfo de aspecto bastante amable desde que le conocía, le reverencio con respeto al verlo. Este escucho cada palabra de Tolfian en cuanto a  los sirvientes de palacio y funciones, exigiendo un informe detallado del personal e incluso si alguien necesitaba remedios en esos días.

—Tendrá ese informe lo más pronto en su escritorio, Alteza.

—Gracias y por favor, sea discreto.

—También usted, su Alteza.

Tolfian mostró una ligera reacción de confusión en su rostro. El elfo miro cuidadosamente a todos lados antes de hablar.

—Usted disculpe mi atrevimiento, se de su romance con la joven humana.

Tolfian enseguida dejó ver la línea recta en sus labios y la seriedad en sus ojos.

—No le diré a nadie, debe tener cuidado de Lord Arlius, lo está espiando. Cuide sus actos a ojos espías. Sabe que cuenta con mi silencio.

—Espero ese informe pronto y gracias, Ossian.

Tolfian se retiró de ese pasillo, no sabía si agradecer o lamentarse, Arlius seguía espiándolo, ahora debía cuidar más sus espaldas debido a un elfo impertinente faltando a sus funciones.




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