“La vida sigue—dicen—, pero no siempre es verdad, a veces la vida no sigue, a veces solo pasan los días”
—Pablo Neruda
HANNAH
Sigo sin poder creer todo lo que paso ayer, nunca pensé que el tan solo hablar con mi madre terminaría así, pero hay que ver el lado bueno ¿no?
Digo, mi hermana por fin se ha quitado esa venda de los ojos y ahora sabe todo lo que esta pasando, ahora entiendo que no solo soy yo, se que con eso tal vez me odie aun más, pero piénsenlo ¿qué puede ser peor que todo esto?
Supongo que el día de hoy habrá más tensión de la que comúnmente existía, pero nada que no pueda manejar, que no me e vuelto experta y tampoco espero serlo nunca, además tendré que enfrentarlo, no me puedo quedar encerrada todo el día en mi habitación evitandolos, contando que no tengo de otra ya que no puedo faltar mas a clases.
Después de unos cuantos minutos transcurridos pensando en si salir o no, decido por fin abrir la puerta de mi habitación para dirijirme a la entrada de la casa, para poder ir a la escuela y acabar ya con este día.
Se que es algo estúpido decirlo porque se que el día acaba de comenzar, pero como se sabe, para mi los días ya no tienen un significado, todos son lo mismo, todas las mañanas suelo levantarme haciéndome las mismas preguntas, ¿Por qué sigo aquí?, ¿Qué valor tiene seguir aquí?, pero para olvidar esos pensamientos suelo decir que mi razón es mi papá y el vínculo que estoy intentado crear con él, así que es mi razón por la que intento luchar cada día diciéndome que puedo con un día mas y así es todo el tiempo, al igual que con la máscara de todas las mañanas, me refiero a aquella que suelo ponerme, aquella en la que finjo que me encuentro un poco bien, pues digamos que se ha quebrado un poco aquella máscara y ya no oculta muy bien el como me siento en realidad, así que si suelo mostrar algo del como estoy, pero también me ha ayudado a evitar que la gente hable o llegase a preguntar, que estoy segura que es algo que no les importa, pero mejor prevenir.
Cuando ya estoy a punto de salir me encuentro a Jessie sentada en la sala, viendo hacia la ventana, como si estuviera resolviendo algo en sus pensamientos, no lo sé, eso parece; decido hablarle, supongo que no se ha dado cuenta de la hora que es.
—Jessie ¿no vienes? —pregunto algo desconfiada, se que en estos momentos no ha de estar muy contenta conmigo, o bueno, hoy menos de lo habitual, para ser exacta.
—No quiero ir a la escuela—dice enojada
—Esta bien, entonces me voy—prefiero no discutir y dejarla sola, al parecer es algo que le hace falta.
Decido seguir y tomar la manija de la puerta para poder salir, pero antes de poder girar la manija para abrir la puerta Jessie vuelve hablar.
—Sabes, esta vez no, no más—dice levantándose del sillón dirigiéndose hacia mi.
—No se a que te refieres, si pudieras ser más clara te lo agradecería—mi ironía no podía faltar y suelto la manija para escuchar lo que dirá.
—Que ya no dejaré que hagas esto Hannah, que arruines todo y después finjas que nada paso
—Para empezar yo no arruine nada, mi plan nunca fue que tu escucharas lo que le decía a nuestra madre. Por si no te diste cuenta, ninguna se lo esperaba
—No es solo eso, tal vez si sea cierto eso de que no era tu plan que yo escuchara, pero si era tu plan echar en cara todo, como si fueras la única con problemas en esta ¡maldita familia!—termina deciendo muy enojada
—Se que no soy la única con problemas, no soy estúpida Jessie
—Pues pareciera que si, porque para ser la mayor, eres más inmadura que yo
—No quiero discutir Jessie, te recomiendo que te calles y me dejes en paz
—O si no ¿Qué? No te tengo miedo Hannah, al contrario, lo único que te tengo es desprecio, para mi tu nunca podrás ser mi hermana.
—Pará serte honesta no me sorprende y la verdad tampoco me importa mucho, se que estas mal por enterarte de todo, pero ya por fin lo sabes y dejas de cargar con esa maldita venda en los ojos
—Por si no lo sabes es tu culpa que yo me enterará
—Por favor Jessie, lo ibas a saber tarde o temprano, digo, al final con el hombre que se acuesta mamá es con el padre de una de tus mejores amigas, no es algo que se pudiera ocultar para toda la vida.
—Eres una... —no dejo que termine, pues la corto inmediatamente.
—¿Soy una maldita? ¿Una egoísta?, dime algo que no sepa Jessie, que te juro que eso es algo que me sueles repetir todo el tiempo. Lo tengo bien grabado, creeme—digo girando los ojos y alargando la última palabra con pereza.
Inmediatamente siento como mi mejilla comienza a arder, me a soltado una bofetada, vaya que si fue con todo el odio, realmente me dolió.
—Al parecer esta de moda eso de golpearme—digo con algo de sarcasmo mientras me sobó la mejilla—no planeo pelear contigo Jessie, estoy cansada de todo esto.
—¿Cansada de qué realmente? Porque yo lo estoy de ti, no puedo mas contigo, tu eres la culpable de todos nuestros problemas, es tu culpa el porque hemos llegado hasta aquí.
—Creeme que no soy solo yo, ¿Acaso se te ha olvidado todo lo que han hecho nuestros padres? Deja de ser tan incrédula Jessie, nosotros nunca hemos sido la familia feliz que tanto deseas, ya superalo y por fin acepta la vida que te toco, porque es algo que no podrás cambiar, esa es la realidad.
—Lo que tu tienes son celos, eso es, pues ambas sabemos que mi madre jamás te ha querido, siempre me ha preferido a mí, eso lo sabes muy bien, en el fondo sabes que nadie de esta familia te quiere, supongo que tampoco a ti te sorprende escucharlo, pues como tu dices, acepta la realidad, está vida fue la que te tocó, una donde no tienes amor y donde siempre desearas tener ese vínculo de madre e hija que yo si logre obtener.
Sigo sin acostumbrarme a todas esas cosas hirientes que suele decirme, no puedo, sigue doliendo de la misma forma que la primera vez, de la nada comienzo a sentir como las lágrimas recorren mis mejillas, me ha dolido lo que ha dicho, esa es la verdad y no puedo evitar demostrarlo.