El músico y la cantante

PRÓLOGO

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EL MÚSICO Y LA CANTANTE

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Allí se encontraba ella, ajustando su cabello frente al espejo. Para Chloe, la apariencia física era un aspecto de suma importancia. Con gracia y destreza, tomó una liga y recogió su larga melena rubia en una coleta alta, asegurándose de que todo luciera perfecto.

Desde la sala, su madre la llamó con voz firme: —Chloe, ¡es hora de desayunar!

—¡Ya bajo! —respondió Chloe, mientras terminaba de retocar su maquillaje con precisión.

Se aseguró de que su atuendo estuviera en orden, verificando cada detalle. Luego, tomó su bolso y se encaminó hacia el comedor de su casa, donde su madre y su padre la esperaban.

—¡Buenos días, mamá y papá! —saludó con una brillante sonrisa al sentarse en su lugar habitual en la mesa. En ese momento, una empleada de la casa entró con el desayuno y lo sirvió cuidadosamente en la mesa.

—¡Buenos días, querida! —respondió su padre con una sonrisa—. Hoy te ves realmente hermosa. ¿Estás ansiosa?

La joven, con unos brillantes ojos azules, asintió levemente, mostrando una mezcla de emociones en su rostro.

—Esroy emocionada y un poco nerviosa. ¡Mi audición es hoy! — exclamó, dejando entrever su ilusión y la ansiedad que la invadía en ese momento.

—Recuerda, Chloe, eres la mejor cantante; nadie podrá competir contigo mi niña —dijo su madre con un tono lleno de ternura y cariño.

¡Obvio, mamá! —respondió Chloe con una sonrisa en su rostro, segura de sí misma.

El padre de Chloe había sido alcalde de París durante varios años, llevando una carrera política destacada. A pesar de haber perdido las elecciones el año pasado, aún le quedaba una considerable herencia de dinero que le permitía vivir con comodidades. Eso le daba a Chloe la oportunidad de disfrutar de lujos y caprichos en su vida diaria. Por si fuera poco, su madre, Audrey, era una diseñadora de moda extremadamente famosa, renombrada en la industria por su talento y creatividad.

—Recuerda, Chloe, siempre contarás con nuestro apoyo. Necesito ir a Nueva York por una semana, pero estoy completamente segura de que cuando regrese, veré a mi hija dando sus primeros pasos en su carrera musical —dijo la madre con una sonrisa alentadora.

Las palabras de su madre generaron cierta presión en Chloe. —Sí, mamá, estoy convencida de que seré una estrella y haré que te sientas orgullosa... —respondió con determinación.

Después de terminar su desayuno, se despidió cariñosamente de sus padres, sintiendo una mezcla de emociones mientras se dirigía a la limusina que la llevaría al teatro. El corazón le latía con fuerza, anticipando la audición que la esperaba. Una vez acomodada en el lujoso vehículo, miró por la ventana, con la esperanza y el nerviosismo dibujándose en su rostro, mientras se alejaba de casa hacia la aventura que cambiaría su vida.

Sus pensamientos se elevaban en su mente, cargados de una profunda sensación de confianza. Tenía una fe absoluta en ella misma, en sus habilidades y en las decisiones que había tomado. Además, sentía una seguridad inquebrantable de que sus padres no experimentarían decepción alguna por su parte; creía firmemente que ellos estarían orgullosos de sus elecciones y de la persona en la que se estaba convirtiendo. Cada uno de esos pensamientos resonaba en su interior, alimentando su determinación y su optimismo hacia el futuro.

***

Allí se encontraba él, concentrado en afinar las cuerdas de su guitarra con delicadeza. Para él, la música significaba todo; era una pasión que llevaba en el corazón y en cada nota que tocaba. Anhelaba profundamente poder dedicarse a ella por completo, hacer de la música su forma de vida. Sin embargo, la realidad era diferente y se veía obligado a conformarse con un empleo en una tienda, relegando su amor por la música a un pasatiempo, un hobby en el que podía sumergirse en su tiempo libre.

—¡Luka, es hora de desayunar! —llamó su madre desde la cocina, rompiendo el silencio musical que lo envolvía.

—¡Ya voy! —respondió él, mientras se apresuraba a terminar de ajustar la última cuerda de su guitarra, deseando que la música pudiera ser su día a día y no solo un momento fugaz de placer.

Tomó su guitarra con cuidado y se encaminó hacia la cocina de su hogar, donde su madre y su hermana lo aguardaban para desayunar.

—¡Buenos días, mamá y hermana! —saludó con una sonrisa mientras se acomodaba en su asiento en la mesa.

—¡Buenos días, cariño! —respondió su madre con calidez—. ¿Vas a tocar en la calle otra vez?

El joven, de ojos azules, asintió con entusiasmo, dejando entrever su ilusión.

—Tal vez algún día me reconozcan como músico —comentó, con un toque de esperanza en su voz.

—Ya verás que sí, hermanito —dijo su hermana, apoyándolo con sinceridad —. Tienes muchísimo talento.

—Tu hermana tiene razón, cariño, tienes un talento excepcional.

—Ojalá algún día todos piensen lo mismo que ustedes y logre convertirme en un gran músico.

Después de terminar su desayuno, se despidió cariñosamente de su madre y de su hermana. Con delicadeza, tomó su guitarra, la cual ya se había vuelto casi una extensión de sí mismo, y salió con rumbo a una calle cercana a su casa, al igual que hacía cada día.

Mientras caminaba, sus pensamientos valaban alto; tenía una fe inquebrantable en sí mismo. Creía firmemente que, con dedicación y esfuerzo, algún día alcanzaría su sueño de convertirse en un gran músico.



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En el texto hay: musico, cantante, lukloe

Editado: 21.01.2025

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