El nacer del guerrero

Capítulo 1: El despertar

El guerrero posaba la espada entre sus manos, el grueso mango de hierro ardiente sujetado por sus manos desnudas sin ningún guante de armadura que lo proteja, no se veía asustado o impaciente por atacar, esperaba el primer movimiento de su enemigo que lo superaba en tamaño, fuerza, furia, pero no en su sed de sangre.

El dragón expulsaba el humo negro contenido en su camara de ignición interna producido por las llamaradas cargadas en su pecho que poco a poco se inflaba como el de un rana al croar. Retrocedió levantando ambas patas delanteras, sin paciencia o piedad se abalanzó sobre el guerrero posado en el borde de la colina, pero éste fue más rápido, más ágil, más astuto y dejó al dragón sorprendido y con el vapor aridendo entre sus afilados colmillos. El caballero dió un salto digno de un saltamontes, pero con la precisión más justa que pudo calcular en menos de un segundo del cruce de miradas frías y mortales que tuvo con el dragón. La bestia cubierta de escamas negras manchadas de los residuos de la montaña en la que se escondía finalmente soltó su tan esperada bola de fuego, era inmensa, tan grande como la luna, o eso pensó en caballero cuando tuvo el calor del sol sacado de las fauces de la bestia directo en su frente. Pero el caballero no era ningún simple guerrero más que se presentaba frente a la bestia que dormía pacíficamente en su cueva de la soledad, era un astuto espadachín, no solo con la espada, también era un sabio en el arte del engaño.

El fuego se disperso en llamas cegadoras y el humo blanco no tardó en aparecer, el dragón esperó ver el cuerpo carbonizado, pero no lo consiguió. Ahí estaba el caballero, parado como si ningún ataque lo hubiera afectado, no estaba cansado, apenas mostraba signos de miedo, la debilidad era desconocida para él.

Finalmente, el caballero alzó la vos después del corto combate.

–"No eres tan fuerte"– Gritó el caballero.

El dragón dejó salir humo por su largo hocico y retrocedió preparando su segunda embestida.

El caballero bajó la guardia y dejó su pecho cubierto por la pechera plateada que brillaba por las brasas ardientes de su alrededor, le pedía al dragón que lo matara o solo buscaba enojarlo más.

El dragón no se dejó torear y corrió contra el caballero. Como si de un rayo se tratara, el caballero desapareció y volvió a aparecer a un lado de la boca de dragón como si de un salto en el aire se tratara. Con su espada desenvainada cortó todo el labio izquierdo del dragón el cual soltó un rugido de dolor seguido de un choque directo contra la ladera de las montañas que lo rodeaban.

El caballero rodó en el suelo y volvió a ponerse de pie esperando más ataques como si el dolor fuera su adicción, pero el dragón reveló su verdadera forma.

–"Solo demuestras ser una leyenda, una mentira, no eres tan fuerte como cantan en los pueblos"– Presumió el caballero confiado de su victoria.

El dragón se puso de pie, de repente, sus garras se volvieron dedos, sus colmillos se volvieron dientes, sus escamas se volvieron una larga capa que cubría al ser maligno, más maligno que la muerte misma, tal vez ese ser era la muerte misma. Tenía piel oscura como la noche y escamas cubriendo su piel visible para el caballero, una lengua larga con dos cuerpos saliendo de su cabeza cubierta de una melena en llamas que poco a poco se apagaban para dejar ver dos ojos rojos como la sangre que hervía en el interior del guerrero.

–Finalmente muestras tu verdadera forma, ¡Da la cara sucio animal!– Exclamó el caballero al ver como su oponente no mostraba su rostro.

El dragón ya convertido en un ser alto, casi del tamaño de un arbol de los valles, y plagado de un aura maligna se dejó ver a la luz del día, dijo con la voz más oscura que el caballero haya podido escuchar.

–"Nadie antes había podido dañarme"– Exclamó la figura cubierta de oscuridad mientras probaba el sabor de la sangre de su boca cortada.

Su larga lengua como la de una bestia de sangre fría dejó asqueado al caballero quesostenía su espada esperando algún ataque de su oponente.

–"Eres un asco, hoy te toca morir"– Dijo el caballero.

Al mismo momento que ambos cruzaron la mirada del guerrero, una sangre fría que corría en sus ojos, deseando guerra y la muerte de su oponente, ambos saltaron uno contra el otro en un cruce mortal como dos lobos salvajes.

El caballero preparó su espada.

Su pie frente a su cuerpo y preparado para la estocada decisiva.

Un suspiro de sus últimas fuerzas en ese ataque.

–"¡TOMA ESTO!"–

Un parpadeo y la oscuridad lo cegó.

El caballero despertó de su sueño.

(...)

Un prisionero se levantó de su cama agitado y sin aire. Respiraba como lo hubiera ahogado todo un océano en sus pulmones. Miro sus manos y vió que no cargaba los guantes de hierro o la gran espada. Cerró los puños y golpeó la pared de piedra gruesa que lo separaba del inmenso valle de trigo y libertad. La pared se sacudió y el viejo de techo de concreto soltó una pequeña nuve de polvo que cayó como la nieve del invierno en el piso humedo de la celda. El prisionero miró por la ventana para ver la luz de la luna iluminando su prisión a través de los barrotes de acero que evitaban su escape.

–"Otra noche más sin poder soñar en paz"– El caballero volvió a cubrirse con el manto sucio y rezó por tratar de evitar los malos sueños que seguían atormentandolo. –"Papá, juro que lograré, seré el caballero más fuerte del reino más fuerte. Solo le pido a dios su compasión psra salir de esta prisión"–

La noche siguió hasta que el gallo cantó el sol que nacía al horizonte y los guardias levantaron a los prisioneros para su tarde de trabajo.

FIN DEL CAPÍTULO 1



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En el texto hay: guerras y conquistas, reinosmagicos, el elegido

Editado: 23.06.2025

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