Al partir su viaje a pie descalzo por la pradera, el hombre libre antes prisionero buscaba su reino al cual servir y talvez algo el cual poder comer después de degustar la sopa de tomates frescos de los campesinos agradecidos. Al ver el horizonte y notar el sol descendente se vió obligado a buscar un refugio para poder soportar el frío y peligro de la noche. Al mirar en el horizonte del sur, diviso las siluetas de pequeñas casas que se escondían en las sombras de la pradera, parecía ser la aldea que había escuchado en Greenland, un posible lugar seguro para esperar el amanecer, pero estaba demasiado lejos. Al mirar el norte, había una gran roca, de casi 6 metros de alto, pero una roca no le serviría de un refugio momentáneo antes del anochecer. Al mirar el oeste, finalmente, una refugio, parecía una fortaleza con todos sus pilares intactos, no se veía abandonado, pero tampoco se veía vacío. Sombras se movían en el exterior de los muros, guardias o bandidos desesperados al igual que él.
–"No está tan lejos"–
(...)
–"¿Cuántos refuerzos tenemos?"– Preguntó una mujer de cabello dorado y vestida con una armadura plateada con el símbolo de un gremio en su pechera.
–"Se nos informó de un ejército de 300 hombres que vienen en camino desde la academia y la fortaleza central. Los mejores guerreros que estuvieran disponibles, capitana Edith "– Respondió un guardia con armadura y el mismo símbolo que el de su capitana.
–"No somos suficientes para contrarrestar el ataque, necesitamos un ejército más grande"– Afirmó la capitana con un fuerte golpe de su puño sobre la mesa de la base central, sacudiendo fichas y pergaminos en el proceso de descargar su ira contenida. –"Ya van 3 años, Frederick, tres largos y tortuosos años de combate contra los enviados del malnacido del hermano del rey Arthur, juro por mi propia cabeza y la de mi madre que cuando logremos llegar a la fortaleza de ese bastardo le pediré al rey en persona que me dejé cortarle el cuello a su hermano"–
–"Capitana, creo que está olvidando algo importante, lo que importa no es el tamaño del ejército, sino su habilidad en la batalla. No necesitamos muchos guerreros si tenemos a los mejores del reino"–
–"Esas palabras de animo no sirven conmigo, Frederick, necesito un ejército para dentro de dos días y ya vamos uno. El tiempo no es nuestro amigo y menos nuestro aliado"–
Al analizar la situación la capitana puso en marcha su plan de defensa territorial ante las fuerzas enemigas del Tirano Gobernador Valthor y su ejército de guerreros de sangre pura. Esto le dejaba un mal sabor de boca y una gota de tensión que rebosaba sobre la orilla de la copa repleta de sangre del reino, una perdida le podría significar la baja de todo su ejército y la de los campesinos trabajadores de los nobles aliados al rey.
La paz existía por la palabra y mano honesta del rey Arthur, heredero de un trono sangriento que decidió cambiar el rumbo de su historia y linaje familiar por una tierra de paz y prosperidad, pero su hermano Valthor, segundo heredero de la tierra de su padre, no concebir la idea de dejar la mano de hierro pura forjada por sus antepasados, por la mano blanda y debil de su hermano amante de la paz y armonía, la guerra no se debía abandonar para buscar unir a la clases, la gente de la tierra fértil entrando a las casas de nobles que dirigian todo a la palabra de los monarcas, era impensable, una falta de respeto completa a la visión familiar. Los Magnus eran los señores de la guerra y su única profesión desde la creación de su nombre que cargaban con el orgullo de su corazón como la bandera de su pecho y emblema de sus espadas bañadas en sangre de criaturas siniestras.
La guerra inició con la toma de poder a la fuerza de las tierras pertenecientes a Arthur por parte de su hermano, Comandante del mayor batallón de guerreros unidos y entrenados por el mismo por largos años, él cual reclamó lo que en su palabra, "La tierra del verdadero rey".
Con la ola de pensamientos invadiendo su mente, la capitana Edith decidió tomar rumbo ella misma en huesos y carne hacía las bases centrales del reino en busca de la ayuda.
–"Escucha Frederick, partiré hacia las bases en busca del Comandante Rowan y lo obligaré a traer los refuerzos"– Dijo Edith ante su oficial de primer mando antes de levantar su cinturón con su espada y medallon de guerrero. Al salir de la carpa del fuerte de Blackwood.
–"¿El Comandante Rowan?... Capitana Edith, es imperdonable molestar a un oficial de tan alto rango como es el Comandante Rowan. ¿Qué pasa si la castigan por tal acto? Sin usted este fuerte caería en picada, sin usted estaríamos perdidos"– Balbuceó Frederick sin obtener respuestas a su favor por parte de la capitana.
–"Frederick, me iré y volveré antes del canto del siguiente gallo, prometo no tardar"– Respondió Edith al tomar las riendas de si caballo y mirar a su alrededor.
Habían más que guerreros en ese fuerte para ella, eran hermanos de armas y honor, no tenía la intención de abandonar la batalla, solo buscaba hacer que su mensaje de ayuda llegará lo más alto posible.
–"Capitana, somo el último fuerte disponible de la zona norte. El sur está en un combate a muerte contra las criaturas de los magos carmesí del Gobernador Valthor. El oeste sufre de una epidemia de enfermedades incurables hasta para los curanderos más avanzados. El este se desconoce su estado, llevamos meses sin escuchar algo de los fuertes o batallones de ese sector. Nosotros somos los últimos en pie del sector norte y ser abandonados por nuestra principal capitana es casi una condena"– La desesperación entró rápidamente en los nervios y miedo del oficial Frederick.
–"Frederick, no los estoy abandonado, solo iré por ayuda. El miedo atrae a los rapaces de pluma oscura así que no te desesperes"– Edith subió a su centauro y pidió la apertura de la puerta principal del batallón. –"¡Abran la entrada!"–
–"Abriendo la entrada"– Gritó el guardia de la puerta sobre una de las torres que cubría el lado derecho del fuerte.