El Narcotraficante

Capítulo 3

Mi móvil suena cuando estoy preparando el desayuno, corro a contestar la llamada imaginando que podría ser Lucas.

Que por cierto…No llegó nunca anoche.

Pero no, es papá. Su vuelo debe estar por salir.

—Hola, manzanita—Sonreí apagando la estufa, ya que me estoy haciendo unos huevos.

—Hola, papá ¿Cómo va el día?

—Pues, comenzando. Estoy en el aeropuerto con Nelly, te envía saludos—Yo reí.

— ¿Estás ansioso?

Papá siempre se emociona al viajar, cuando vinimos a España a vivir el miedo a lo desconocido fue desechado por la emoción de viajar.

—Muchísimo. ¿Y tú hermano? ¿Ya se fue a trabajar?

¿Y ahora qué le digo?

—Ehh, sí. Se fue hace un rato—No quería preocuparlo, está muy ansioso.

—Iré a desayunar con Nelly en una tienda de aquí, te enviaré un mensaje cuando llegue a la casa de la familia de Nelly. Cuídate, manzanita.

—Está bien.

En el preciso momento en el que colgué la llamada entra mi hermano menor por la puerta de mi piso.

— ¡Joder, Lucas! ¡Estaba preocupada! —Reprimí mis quejas al ver a su jefe entrar también por la puerta. —Usted dijo que lo traería…

—Eso hice, lo traje—Lo señaló con un tono irónico que no me agrada nada.

Observé a Lucas que tenía la mirada perdida en la habitación.

—Lucas…—Murmuré captando su atención—Te lo suplico, no vuelvas a hacerme algo así. Estoy agotada, tengo muchas cosas que hacer y el tener que sumarle lo mucho que me preocupas no ayuda en nada.

Me acerqué a mi hermano que me observaba atento.

—Estoy bien…—Susurró bajando la mirada a sus zapatos.

Lo abracé sin pensarlo dos veces, él se tensó ante mi afecto, pero finalmente me devolvió el abrazo.

—No estás solo…—Plantó un beso en mi frente acariciando mi espalda—Debo irme a trabajar, llegaré tarde.

Me separé de sus brazos y Zack seguía ahí, observándonos…

—Puedo llevarla como muestra de disculpa por traerlo al día siguiente de lo acordado—Se ofreció el jefe de Lucas antes de que mi hermano se negara a su ofrecimiento.

—No, pero gracias. Yo tengo auto—Él asintió al escucharme pero continuó insistiendo.

—Igual debo pasar por la tienda donde labora, necesito unas corbatas.

—Debe ir cuando la tienda se abra, aun es muy temprano—Ese hombre no me daba buena espina, quiero saber por qué tanta insistencia con mi hermano, además… ¿Qué hicieron la noche anterior para llegar a la mañana siguiente? ¡Todo es muy extraño!

—Pues…La veré allá, señorita García.

Sus ojos grises me miraban con cautela.

—Bien—Lucas lo llevó hasta la puerta mientras yo servía mi desayuno para irme luego a mi trabajo.

Se supone que mis días libre son los sábados y domingos, pero mi amiga Mónica tiene que visitar a su madre en Madrid y me pidió que le supliera el sábado.

Cuando Lucas cerró la puerta me dispuse a preguntar.

— ¿Dónde conociste a ese hombre? —Pregunté sentándome en la mesa de madera de la cocina.

—Ya te dije, Laura… Es mi jefe.

Se sentó al frente de mí después de agarrar la jarra de jugo de naranja.

— ¿En dónde trabajas? —Sus ojos me miraron con suma seriedad.

—Trabajo para su familia, él es empresario…Cuando necesitan algo relacionado con su empresa yo estoy ahí para ofrecer mis servicios, la paga es buena, no lo arruines…—Esto no tiene sentido, pero su enojo empezaba a hacerse presente, así que decidiré no comentar mas al respecto…Por ahora.

—Hablé con papá hace unos minutos, está en el aeropuerto con Nelly—Él asintió dándole un sorbo al jugo de su vaso.

—Lo se, me envió un mensaje—Asentí  terminando de comer.

Al terminar tomé los trastes y los lavé, Lucas me ayudó secándolos inundados en un silencio.



#45817 en Novela romántica
#7377 en Chick lit

En el texto hay: amor, suspensoyacción

Editado: 25.08.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.