El Nerd es el Chico del Tinder

Capítulo 8: Amarte es mi pecado mujer

Capítulo 8: Amarte es mi pecado mujer

 

Sus labios eran un dulce mortal para un diabético, pero tan adictivo. Quiero más de él, quiero perderme en ellos, quiero aferrarme a ellos y no salir nunca. Sus manos se enredan en mi cabello profundizando mas el beso, incluso siento como una, de sus manos bajan por mi espalda y me aferra más a su pecho. Si esto era el infierno, mira que estaba dispuesta a contarlos uno por uno si eso me garantizaba que me quedaría aquí, con él.

 

Me despegué a él cuando sentí como mis pulmones dolían exigiéndome aire «¿Es que no podían aguantar un chin más?» me reclamé a mí misma cautivada con aquel beso, ambos nos quedamos mirándonos con ganas de seguir… Ni siquiera dijimos nada cuando nos volvimos a besar con tanta pasión que mis pensamientos se nublaron totalmente.

 

¡Me encanta!

 

Jaylen

 

Ahora si me volveré loco, no se como demonios explicar esto. La odio, vaya que la odio con todas mis fuerzas, no le perdono todo lo que me ha hecho, la forma en que jodio mi vida solo por gusto. Pero de lo único que estaba completamente seguro es que no quería dejar de besarla. Desee por una vez que esto fuera real, que realmente si estábamos en una cita normal como dos chicos jóvenes deseosos de comerse el mundo en un segundo. Pero la verdad estaba mucho más cerca de la realidad.

 

Simone me atraía y eso era un problema.

Uno que tengo que arreglar.

 

Me alejo de ella notando como esta desorientada pero no ganas de seguir en lo que estábamos, y vaya que la entendía.

 

Ya es tarde – mencione notando sus dulces labios hinchados, mas rojos de lo normal resaltando la belleza de tal mujer.

Pero… mañana domingo hay mucho tiempo para descansar – menciono dándome un beso en él cuello, poniéndome mas nervioso de lo que ya me encontraba.

 

«Alto ahí vaquera, vas muy rápido» pensé notando sus intenciones que no me disgustaban en lo absoluto, pero aun no quiero llegar a ese momento.

 

No con Simone.

 

De verdad nos tenemos que ir – dije nuevamente notando como hacia un puchero para así mismo asentir y subirse a la moto para así dejarla en su casa sana y salva. En cambio, yo no dejaba de ver su ventana a lo lejos.

Ay, Hugo estas tan jodido – dije pensando en lo había pensado hace unos segundos.

 

~*~

Camino decidida hacia la puerta de Jordán junto a una caja de pizza, gomitas de ositos y tiburón, como también unas palomitas y una botella de soda dietética como signo de paz. Toco la puerta de su casa y después de varios minutos ella abre la puerta quedándose sorprendida.

 

Se que a veces la cago, y que soy una perra, pero Jordán lo siento mucho, te extraño, eres mi única mejor amiga, eres mi media mitad – hablo tan rápido ocasionado que rompiera en carcajadas.

¿Eso era buena señal no?

 

Tranquila lo arreglaste con la pizza y con lo que eres una perra – dijo sonriendo, relajando mis nervios – anda pasa – dijo ella invitándome a la cosa donde muchas veces me he quedado. Subimos a la habitación y nos sentamos ambas en su cama.

¿Como has estado? – pregunto tomando una revenada de pizza. – Jordán de verdad lo siento.

Bien y lo sé, estamos bien – responde. – Y en realidad no es conmigo con quien te tienes que disculpar menciona observando la ventana. Me asomo y noto que es la mamá de Hugo quien esta sacando unas cajas de su casa. Joder, ¿se va a mudar? De momento siento una opresión en el pecho que me agobia, dejo la rebanada y bajo deprisa las escaleras llegando hasta donde ella.

Hola Señora Flores – saludo nerviosa sintiéndome intimidada por la belleza de tal mujer. ¡Que bueno genes tiene! – Soy Simone J…

Se perfectamente quién eres, ¿qué quieres?

Disculparme con usted, nosotros solo hicimos una pequeña broma, yo de verdad lo siento.

¿De verdad lo sientes? Si realmente hubiera sido así se hubieran detenido la primera vez, porque no lo sentiste cuando bañaron a mi hijo con cosas podridas, no lo sintieron cuando lo golpearon, ni mucho menos lo sintieron cuando hicieron una fiesta y lo humillaron en frente de todos… mi hijo llegaba llorando, sintiéndose mal consigo mismo porque solo quería que lo dejaran tranquilo. Y no entendía, porque no lo hacían, intente miles de veces sacarlo de esa escuela, pero él no quiso diciéndome que un día todo cambiaria, pero no fue así. Así que mejor largarte con tus disculpas falsas antes de que te llame la policía – dijo dejándome totalmente fría. Guardo sus cosas en su carro y se largó dejando la casa vacía.




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