El suave pitido de las máquinas del hospital acompañaban la pequeña respiración tranquila de Samuel.
Abrió sus ojos lentamente, aún confundido por la luz blanca de aquel hospital. Sus manos envueltas en vendas, descansaban inmóvil sobre las sábanas de su cama.
Instintivamente las movió. Sintió que algo le faltaba pero también algo más.
Una vibración muy leve y un cosquilleo medio raro, al igual que un eco adormecido. Un pequeño pedacito de carne ahí donde antes estuvo su sexto dedo de ambas manos fue lo que quedó después de dicha operación. Unos pedacitos de carne a lo que él le llamaría "tronquito" en su lugar.
No le dolía.
Pero en el fondo de su pecho, allá donde las palabras no llegaban, algo lloraba, algo había cambiado y el podía sentirlo.
La madre al verlo despertar, sonrió con alivio, acercándose a besarle la frente.
— Ya pasó mi amor. — Susurró con ternura mientras una lágrima silenciosa le resbalaba por la mejilla derecha. — Eres muy valiente mi cielo.
El pequeño Samuel no habló, estaba medio adormecido, no prestó mucha atención a las palabras de su madre. Se quedó mirando el techo, aún con el sedante recorriendo por sus venas, miraba alrededor de su cuarto mientras levemente pestañeaba como si estuviera entre sueños, pero aún despierto veía borrosas figuras.
Ya no eran tan claras, ni mucho menos tan cercanas como solían estar. Pero aún se podía ver como seguían ahí — o eso parecía, ya el volteó a ver a su madre y luego regresó la mirada donde estaba la figura y ya no estaban ahí.
Excepto aquella presencia invisible, aquella que nadie podía ver, seguía allí en la otra esquina. Silenciosa, paciente e inmutable. Solo observaba.
Samuel nunca ha logrado percibir a esa cuarta figura, las demás figuras tampoco lo hacían. Solo pasaba desapercibida, no interfieria, no se daba a notar, solo observaba. A pesar de no ser notada, siempre ha estado allí.
Par de días transcurrieron después de la operación, él aún en el hospital porque los médicos decidieron que se quedara la noche, asi podían monitorearlo mientras el sedante salía de su sistema.
La madre siempre al costado de su cama, observando a su pequeño mientras las horas pasaban, el padre por igual ya sea en el sofa de la habitación o buscandole alimento a su esposa, siempre estuvo mientras esperaba que los doctores le dieran de alta.
La cuarta figura también esperaba, como si estuviera esperando algo más.
#213 en Paranormal
#982 en Thriller
#467 en Misterio
mundo espiritual, figuras observando desde la oscuridad, leyenda urbana latam
Editado: 18.07.2025