Él no es tan malo

Capítulo 1

Emma Adams

Caminé cabizbaja, abrazándome a mí misma. Es de noche, llueve y el ambiente me hace pensar que pronto alguien me violará hasta morir.

Okay, okay. Tal vez el dramatismo ya está empezando a afectar mi cabeza, pero son las once de la noche y me encuentro perdida en una ciudad que ni siquiera conozco, todo por querer tomar helado a media noche.

Un grito ahogado llamó mi atención; definitivamente querer hacer el último año de escuela con mi prima en Nueva York, no fue una gran idea, no si vivo sola siendo menor de edad.

Atemorizada miré al costado, donde provenía el sonido. Me estremecí al ver a dos chicos encapuchados golpeando a un hombre adulto.

Ellos al notar mi presencia, dejaron de golpearlo y se dispusieron a salir corriendo. Sin querer, uno dejó que viera su rostro; nose cómo describirlo pero un tatuaje al costado de su ojo izquierdo quedó grabado en mi memoria, era un ancla.

-¿Se encuentra bien?- me acerqué al hombre.

Le tendí la mano para que se levantase, le sangraba la nariz y el traje que llevaba estaba completamente sucio.

-Sí, no se preocupe-

-¿Quiere que llame una ambulancia?- propuse.

-No, vete a casa, niña. Yo estaré bien, vivo en frente- 

-¿Seguro?- volví a preguntar.

- Apresurate, a estas horas es muy peligroso-

Obedecí y caminé hasta llegar al edificio, subí a mi apartamento e intenté descansar.

--

Resistí las ganas de pegar un grito y huir; y seguí caminando por los alborotados pasillos de mi nuevo instituto.

Las cosas ahora eran distintas, ya no tenía a mamá para llevarme al colegio el primer día de clases.

-Fíjate- murmuró alguien a quién acabo de chocar.

No me detuve a pedir perdón, ¿para qué?. Luego de una lucha contra el poco tiempo y las grandes instalaciones de este institutos, por fin encontré el salón de literatura.

Por suerte, llegué antes de que el maestro entrara, hubiera sido una vergüenza mundial llegar tarde y tener que presentarme ante todos "como la nueva". Aunque las miradas hacían eso evidente, por lo que decidí sentarme en el fondo, en una esquina, sola.

La socialización y adaptación en lugares nuevos, nunca han sido lo mío. Y por más de que me vine a la ciudad con la idea de "una nueva vida", esto ya me estaba dando ganas de vomitar.

No tuve la oportunidad de inspeccionar el ambiente, ya que el maestro en cuanto llegó, rápidamente procedió a presentarse y dejar en claro las exigentes reglas que predominaban su clase.

-Sus compañeros de banco serán su pareja de trabajo- explicó él- Este año estaremos tratando sobre la aceptación y el compañerismo- añadió.

Excelente, ni siquiera tengo compañero de banco. Nueva y sin amigos, me parece un cuento conocido; para mi mala suerte mi prima Kate y yo sólo compartiremos dos clases, matemáticas y lengua extranjera.

Miré la ventana que se encontraba a mi lado, da vista directa al campo de fútbol, que en este mismo instante se encuentra vacío.

-Llega tarde, señor O'donnell- escuché la voz del profesor.

Llegar tarde el primer día, eso si que es un récord.

Mi vista fue directa al chico, la vista de todos, la curiosidad es bastante tentadora.

Mi corazón se detuvo por un microsegundo al verlo; en ese instante mi vida parecía una telenovela, las más cliché y mejor planeada, pero no exactamente una bonita, sino una de suspenso donde el asesino intenta atraparme y hacer que calle.

De no ser por el poco tiempo que pasó, habría olvidado su rostro. A la distancia sus ojos se veían de un simple negro, iba despeinado y un tatuaje de ancla resaltaba su rostro adormilado. 

Me obligué a mi misma a desviar la vista y me mantuve cabizbaja. Al corto rato, alguien tomó asiento a mi lado, ¿qué no habían más lugares?.

Giré la cabeza para confirmar que era él, así era, me penetró con sus pupilas dilatas hasta que decidí volver a girar mi cabeza.

-Su primer trabajo en parejas tratará sobre obras literarias de Miguel de Cervantes Saavedra- habló de nuevo el hombre- Elegirán una novela, la leerán y sacarán una conclusión mutua con sus parejas. El trabajo lo entregarán el próximo lunes. Ahora quiero que copien lo que está en el pizarron-

¿Quiere hacerme daño?, ¿me chantajeará para que no diga nada a la policía?. No estoy interesada en hablar con la policía, sería mi palabra contra la suya, y ni siquiera tengo pruebas.

Cuando saqué mi cuaderno y pluma de mi bolso, éste último cayó. Me agaché para levantarlo y en el acto lastimé mi frente con la mesa, solté un quejido.

-¿Te encuentras bien?- preguntó en un intento torpe de amabilidad.

-Ajá- me limité a sonar.

Copié lo que se hayaba escrito en la pizarra lo más rápido posible, mordí mi labio inferior hasta lograr que sangrara, muy bien Emma, ahora casi le atinas al cutting.

Cuando terminé, mantuve la vista en la ventana, rogando tener el valor de huir por allí.



#44693 en Novela romántica

En el texto hay: robo, amor odio, amor amistad juvenil

Editado: 29.05.2018

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