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Capítulo 15. Una forma de agradecer.

Zoren

Ya nos habíamos retirado del salón de los maestros y nos encontramos en la entrada de la torre. Justo cuando terminé de bajar las escaleras noto que Kitaro dejo de seguirme, cuando me volteo hacia el veo que estaba mirando al suelo pensativo.

—¿Qué sucede Kitaro?

—Veras...

En eso levanta la mirada hacia el cielo, ya estaba comenzado a oscurecer, estamos en esa etapa del día en donde todo estaba cubierto por una luz azulada del atardecer en la cual suele soplar una agradable brisa.

—He estado pensando y creo que ya has hecho suficiente por mi Zoren.

—¿De que estas hablando? —lo miré confundido.

—Quiero decir que ya no te debes preocupar por lo que voy hacer ahora, ya has hecho suficiente y te agradezco, pero creo que será mejor que vea como me las apaño yo solo.

Esto me dejo desconcertado ¿qué bicho le pico? No hice más que levantar mi mirada al cielo contemplando las nubes.

—¿Me estás diciendo que ya no quieres que te acompañe?

—¡Para nada! Me agrada tu compañía y en verdad disfruto pasar el rato contigo.

—Entonces… —bajo la mirada y lo veo fijo a los ojos —¿por qué dices eso?

—Veras... y-yo...

—Sigues preocupado porque no has hecho nada por mi desde que te salve ¿verdad?

—Así es... —contesto mirando al suelo.

—… —suspiré— Ya me estoy cansando de decirte que no es necesario.

—¡Pero, aun así, no me parece correcto! Siempre he sido alguien que debe agradecer de alguna manera lo que los demás hacen por uno, y después de todo lo que me has ayudado no me parece justo contigo si me quedo así sin hacer nada.

Rayos... Es una molestia, no me gusta que me insistan tanto con un tema tan trivial, pero es evidente que los principios del muchacho no se lo iban a permitir.

—Bueno... Puedes comenzar con decirme toda la verdad.

—¿Perdona?

—La razón que le diste a los maestros de por qué querías ser guardián, ambos sabemos que no has dicho todos los detalles, entonces... ¿Qué te parece si comenzamos con eso?

—Je... Debí saber que ya te lo esperabas... Está bien... Lo único que no comente fue la segunda razón por la que quiero ser guardián...

—¿Y cuál es esa razón?

—Es para agradecerte...

—Otra vez con eso... —gruñí algo irritado.

—Déjame terminar por favor... sé que te iba a irritar por eso no lo dije, la otra razón porque quiero ser guardián es para agradecerte, te preguntaras cómo es eso... estaba pensado que si me convertía en guardián sería capaz de ayudarte en tus tareas de proteger esta tierra, pensé que si logro hacer lo que tú puedes podría ayudarte a traer paz y alegría a las demás personas algo que no me era posible en mi mundo, y eso es lo que te quiero dar Zoren, sonrisas, risas, cosas que te hagan pensar que vale la pena lo que estás haciendo por todos —sonríe—, esto es lo mejor que se me ocurrió para agradecerte por todo lo que me has ayudado.

Esas palabras me dejaron mudo, jamás me imagine que este chico fuera capaz de pensar en algo así, es evidente que tiene un buen corazón y eso me alegra, pero dios... ¿no podía decir algo menos embarazoso? Este chico en verdad... Jamás alguien me ha hecho pasar por algo como esto antes.

—Con que era eso... —desvié la mirada a un lado— No sé qué decir al respecto...

—Lamento si te molesta —habló apenado.

—Para nada, de hecho, me parece muy dulce de tu parte que quieras llegar a tanto, me alegra ver que tienes tan buenas intenciones.

—Gracias Zoren.

—En fin... Será mejor que no perdamos el tiempo así que sígueme.

—¿Eh? Espera te acabo de decir que...

—¿Acaso tienes donde quedarte a dormir esta noche? —le interrumpí.

El chico se quedó mudo y comenzó a ponerse rojo como tomate, admito que es astuto e inteligente, pero incluso personas como él se les olvidan pequeños detalles como en donde quedarse a dormir.

—¡Pffff... JAJAJAJAJAJAJA!

—¡DEJA DE REIRTE!

—Perdona, pero... Pfff... Debes verte la cara, estas tan rojo como un tomate ja, ja, ja... Me es increíble que después de todo lo que me dijiste no pensaras en algo como en donde dormir.

—C-cállate ¿quieres? Sí, lo admito... Se me olvido por completo...

—Es por eso que me parece bobo lo que me contaste al comienzo, apenas tienes unas semanas desde que llegaste y es insólito que decidas valerte por tu cuenta si no tienes la mínima idea de cómo son las cosas aquí para ganarse la vida.

—Ya lo sé... No tienes que restregármelo...

—Es por eso que te guste o no, te vas a quedar a vivir conmigo al menos hasta que te puedas valer por tu cuenta.

—¿Estás hablando en serio? —preguntó algo sorprendido.

—Muy en serio.

—¡¿Pero por qué?! Ni que fuera esclavo tuyo.

—Oye... Eso suena un poco denigrante, además no lo decidí yo, fueron los maestros.

—Me tienes que estar tomando el pelo.

—En realidad, es cierto lo que dice Zoren.

Tras escuchar la voz Kitaro se dio la vuelta y vimos que se trataba de la maestra Annilea la cual estaba parada en las escaleras por encima de nosotros mirándonos con una sonrisa en su rostro.

—M-maestra Annilea...

—Sabía que aun estarían aquí así que decidí venir.

—¿Pero por qué?

—Digamos que un pajarito me conto que aun te sentías dudoso en algo, y después de escuchar su conversación estaba más que claro.

Dicho eso la Maestra comenzó a bajar las escaleras hasta quedar a la altura de Kitaro.

—Entonces ustedes...

—Así es... le dimos la tarea a Zoren de cuidarte por un tiempo hasta que te adaptes a nuestras costumbres, ya después puedes decidir si seguir con él o no.

—Sigo sin comprenderlo, no tienen que tomarse tantas molestias conmigo.

—Kitaro —La maestra junta sus manos con las del muchacho—, sé que eres una persona que no le gusta que los demás se preocupen por ti, eso es debido a por todo lo que has pasado...




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