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Capítulo 20. Nuevos compañeros.

Kitaro

Las semanas siguientes no fueron muy distintas, seguíamos con la meditación como lo hacíamos desde el primer día. Los entrenamientos en el patio no cambiaron en nada seguían siendo los mismos, ahora ya no me canso como la primera vez en parte es gracias al tiempo extra que he pasado con Nitasha lo que me ha ayudado a adaptar mi cuerpo con mayor rapidez, pero el maestro Daronde nos hizo comenzar a practicar el combate con los demás miembros esta última semana.

La Maestra Kayiri cada vez que la veíamos nos hacía practicar otros estilos de armas, la primera semana fue con espadas y lanzas, la segunda comenzamos a probar la arquería todo el día, y en la tercera el uso de armas pesadas como espadas largas y martillos, admito que me fue muy mal en estos últimos. Ya han pasado cuatro semanas desde que comencé a entrenar y he notado como mi cuerpo está cambiando, estoy comenzando a general masa muscular que no tenía antes y mi resistencia está aumentando considerablemente.

Algo me pareció raro, Zoren me comento que era posible que sus compañeros, los cuales viven con él, regresarían en una semana, pero me comento que les surgió un problema y posiblemente tardarían en regresar, a pesar de que tenían curiosidad por saber cómo eran creo que ya se están tardando mucho más de lo que me gustaría, en fin, ya llegara el momento en que los conozca en persona.

Ya era de mañana me había tomado mi tiempo de dormir todo lo que podía, era mi día libre después de todo, la maestra Kayiri nos hizo sudar más de la cuenta el día de ayer al practicar con dos mazas a la vez, aun me duelen los brazos por tener que agarrar en cada mano esas cosas tan pesadas, ya estoy claro que las armas contundentes no son lo mío.

Me había levantado para ir al baño y poder lavarme la cara para comenzar el día, una vez que termine me voy a ver que puedo desayunar, pero en eso escucho el sonido de agua corriendo proveniente de la cocina, pensé que se trataría de Zoren que ya se había levantado, pero cuando entro me llevo una grata sorpresa al saber que no se trataba del lobo el que estaba adentro en realidad.

Mi atención había sido tomada completamente al ver una larga cabellera plateada, la figura que estaba en la cocina era la de una mujer, estaba de espaldas a mí haciendo algo en el lavaplatos, cuando veo con más cuidado veo que tiene orejas puntiagudas y alargadas, en eso supe que se trataba de una elfa, parece que no se había percatado que me encontraba ahí, yo por mi parte no hice más que quedarme en mi sitio estaba impresionado con la boca abierta al ver semejante belleza con mis propios ojos.

—Parece que por fin despertaste Zoren —se gira—, me preguntaba por cuanto más ibas a...

Apenas me vio se quedó callada, noto que sus ojos eran de color morado oscuro al igual que la gema en su pecho, su piel era ligeramente morena, estaba vestida con un pantalón negro y una camiseta amarilla, no puedo negar que era muy hermosa, de seguro cualquiera en mi mundo caería enamorado con solo verla.

—Je... Hola.

—¡¡¡¡AHHHH!!!!

El grito de la elfa me sorprendió por completo, jamás me imaginé que reaccionaria así, trate de decir algo para calmarla pero ella tomo algo del lavaplatos y me lo arrojo, en eso escucho como algo se clavó al lado a pocos centímetros de mi cara, mi mirada se palideció cuando gire mis ojos para ver de qué se trataba, me había arrojado un cuchillo de cocina, justo cuando regreso la mirada veo que la elfa, la cual tenía una mirada de agresividad, se preparaba para lanzarme otra cosa. Corrí para escapar y alertar a Zoren pero siento que algo se cruza entre mis piernas haciéndome caer sobre las escaleras, cuando recuperé la razón tras la caída volteo a ver con que me tropecé, resulta que mis pies estaban atados por una especie de cuerda de agua que venían justo desde la cocina, supe al momento que era obra de esa mujer, poco después siento como me comienza a jalar arrastrándome por el suelo mientras hacia un esfuerzo por evitarlo al sujetarme de todo lo que podía pero fue inútil, unas vez que estuve en la cocina la elfa me elevo dejándome colgando de cabeza frente de ella mientras ella me apuntaba al rostro con un cuchillo.

—¡¿Quién eres y que haces en mi casa?! —reclamó, mirándome seriamente con los ojos entrecerrados.

—E-esto... Y-yo... —dije muy nervioso mientras seguía colgando.

—¡¿Qué está pasando aquí?!

Sentí un alivio a ver a Zoren, estaba parado en la puerta de la cocina mirando con sorpresa la escena que tenía enfrente.

—¡Zoren, por favor sálvame de esta loca!

—¡¿Loca?! ¡Eso es muy grosero de tu parte! ¿Zoren, acaso conoces a este humano?

—¡Sí! ¡Es el chico del que te conté por teléfono hace semanas!

—¡¿Qué?!

Tras escuchar las palabras de Zoren la elfa me libera de las cuerdas haciéndome caer boca arriba en el suelo, podría haber sido más gentil al hacerlo, me giro para recuperarme y una vez que estoy sombre mis rodillas comienzo a sobar al cabeza tratando de asimilar todo lo que había pasado.

—¡Lo siento mucho! —exclamó apenada— No debí ser tan brusca contigo.

—¿Qué rayos? —pensé mientras la miraba completamente confundido.

Cuando veo a la elfa a la cara su expresión había pasado a la de una de completa vergüenza, la mujer que por un momento se mostró agresiva con un rostro súper serio de la nada paso a tener una cara completamente diferente además de tener una actitud de pena absoluta, podía decir que incluso podía comenzar a llorar en cualquier momento ¿¡pero a que rayos ha venido ese cambio tan drástico de actitud!?

—Zoren… ¿me puedes explicar quién es ella? —pregunté mientras volteaba hacia el lobo.

—… —suspiró— Veras... ella es una de mis compañeros que vive aquí conmigo.

—¿¡Hablas en serio!?

—Muy en serio, te presento a Arethia.

—U-un placer, m-mi nombre es Arethia Luniara —se presentó manteniendo su actitud penosa—. L-lamento mucho como me comporte hace unos momentos al verte.




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