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Capítulo 23. Recapacitando.

Kaz

Salí sin dudarlo de la casa, no quería permanecer un segundo más con ese muchacho, ningún humano me había hecho enojar tanto antes... Por ahora solo quiero caminar un rato para calmarme, por fortuna hay un parque no muy lejos el cual es muy tranquilo.

Ese muchacho no entiende nada, aunque diga que no es como los demás no le puedo creer, muchos me han dicho lo mismo y terminan siendo como su raza los describe, los humanos nada más ven a este mundo y a sus animales como fuente de materia prima para sus actividades.

Recuerdo un día cuando era niño, mi familia tenía de vecina una pareja de humanos con su hijo y su mascota, recuerdo que era un aralu como el que tiene al maestra Kayiri, para ese entonces juagaba con el hijo de la pareja y su mascota pero un día sucedió algo... el aralu de familia había muerto... a pesar de que cremaron el cuerpo me dejo impactado el hecho de que ningún miembro de la familia, ni siquiera el hijo, reaccionara con la muerte de la mascota; ambos estaban como si nada porque según ellos era algo inevitable pero aun así no me explico porque no lloraron por la muerte del animal se supone una mascota es miembro de la familia así que ¿¡cómo es posible no llorar por la muerte de un ser querido?!

Hubo otra ocasión, fue justo a los pocos días de convertirme en guardián, me mandaron a eliminar una quimera que asechaba por las cercanías de un poblado, para ese entonces estaba acompañado por tres humanos, cuando dimos con la criatura tuvimos la desgracia que uno de nuestros caballos muriera mientras la perseguíamos, uno esperaría lamentar la muerte del animal que te estaba acompañando pero lo que hicieron esos humanos jamás se me olvidara, en lugar de enterrarlo o respectar su muerte comenzaron a descuartizarlo con la excusa de "preservar sus bienes", y desde ese día esa raza dejo de agradarme por completo, a pesar de que lo tolero para cumplir con mi deber no termino de aceptar su manera de pensar. Y el hecho de que ahora tenga que vivir junto a un humano me molesta en verdad... ¿Pero qué demonios tiene Zoren en la cabeza?

Mientras estaba de camino al parque no se me quitaba de la cabeza las palabras del muchacho, cuando dijo que se preocupaba por mí, no me lo podía creer pero sus ojos... los ojos que tenía en ese momento eran los de una persona que decía la verdad desde el corazón, eso me sorprendió pero aun así no termino de creérmelo, aunque diga que no es como los demás de su raza no hay certeza que no se convierta en uno en el futuro.

El día estaba algo frio después de todo estaba comenzando el otoño uno podía ver como las hojas de los árboles estaban comenzando a tornarse de los característicos colores. Después de caminar unos minutos llegué al parque, mientras lo atravesaba podía escuchar como las hojas estaban siendo arrastradas por el viento, lo cual me tranquilizaba, veía a las personas pasando por el lugar, algunas estaban acompañadas o solas y otras trotando por los caminos. Después de caminar un rato decido sentarme en un banco que no estaba muy lejos, me quedaba en silencio mientras escuchaba los sonidos del viento y algunos animales de la zona, era algo muy agradable si eres del tipo que le gustan estas cosas, este lugar me relajaba y me ayudaba a olvidar todo, no por nada lo visito con frecuencia. Había escogido un agradable lugar, estaba rodeado por varios árboles cuyas ramas llegaban al otro lado del camino y el banco estaba justo a un lado de este por lo que podía ver como las personas recorrían el lugar.

En eso veo algo que llama mi atención por mi izquierda había una pequeña ardilla muy adorable sobre uno de los árboles que tenía cerca, parece que estaba buscando comida para hibernar, una de las cosas que siempre he disfrutado de este parque es que si tienes paciencia puedes llegar a ver varios animales y esa era una de las razones por la que frecuentaba el lugar. Me quedé un rato viendo a la ardilla, era lindo ver como corría por las ramas para ir de entre árbol a árbol, pero sin previo aviso la ardilla por alguna razón tropieza haciéndola caer de la rama, algo debía andar mal, no es normal que esos animales se caigan así si más, comencé a ver todo en cámara lenta yo por mi parte trato de lanzarme para atrapar al animal que caía, pero alguien se me había adelantado, sin entender que pasaba una persona se lanzó al suelo y atrapo a la ardilla en sus manos antes de que esta tocara el suelo.

Cuando ese extraño se levantó me sorprendí a ver de quien se trataba, era un humano y como si fuera poco se trataba de Kitaro, no entendía que hacía aquí y mucho menos por qué se abalanzo para atrapar a esa ardilla esa acción me dejo completamente confundido.

—Ya, ya, ya pequeñita no tienes por qué temer no te hare daño —le decía dulcemente al animalito entre sus manos.

—¿Qué haces aquí?

—Buscándote ¿no es obvio?

—Te había dicho que no me siguieras —dije molesto.

—En teoría no lo hice, cuando salí de la casa habías desaparecido.

—¿Y cómo sabias que estaba aquí?

—Zoren me comento que frecuentas este lugar.

—Ese lobo... —gruñí.

—No te enojes con él, como te vi molesto pensé que vendrías aquí para relajarte y entiendo porque —sonríe mirando a los alrededores—, este lugar es muy agradable si quieres despejar la mente.

La sonrisa de ese chico por alguna razón me agrado, se veía contento como si el lugar le hiciera sentir bien, en eso veo que aun sostenía a la ardilla mientras esta se acurrucaba en el pecho del chico.

—N-no comprendo... ¿Por qué te lanzaste para atrapar a esa ardilla?

—¿Y por qué no lo haría? Por como vi tú también estabas por lanzarte para atraparla así que es obvio.

Se me olvido que este chico es capaz de comprender varias cosas con solo ver unas simples acciones.

—L-lo que digas... Deberías regresarla al árbol.

—¿Eso crees? No creo que esté en condiciones, nada más ver como se cayó me hace pensar que pasa algo con ella.




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