El ocaso de arcadia

3. CAPITULO 8: INCENDIO

CAPÍTULO 8

CAPITULO 8: INCENDIO

Narrado por Dylan

Tiempo después

Todo ha pasado tan rápido ha pasado tan rápido, tres meses desde que estamos en el laboratorio de la Compañía C, la unidad especial. Aquí todos usan Equipo de protección personal (EPP) como batas blancas guantes, y una mascarillas especiales de color platino que les cubre todo la cabeza, algunos están totalmente cubiertos con trajes blancos, pero esos son los de otra zona del frente, en esta zona dónde estamos hay espacio como para siete personas, los cuales estamos en unas especies de jaulas transparentes, Cámaras los llaman los doctores, que a veces nos dejan ver le exterior cuando el Doctor lo requiere, la puerta tiene una abertura que cuando está abierta se puede escuchar sonidos del exterior y viceversa.

El Doctor Sullivan Mckencyee, un hombre medianamente mayor con de cabellera rubia de ojos marrones, no es tan malo como parece a diferencia de los otros que trabaja aquí él es más amable, aun así, en frente de los guardias o supervisores cundo vienen nos trata mal.

—Doctor que son esos gritos— pregunta Julieta, hace cinco minutos que los escucho. Julieta es la favorita del Doctor la trata mejor ella que a todos pues dice que le recuerda a su mujer que murió en un accidente tiempo atrás.

— Julieta, es Robinson, un chico del laboratorio contiguo a su sala experimental, intento escaparse y golpeo al doctor a su cargo y bueno al final no lo logro, lo atraparon y el como castigo le está dando una dosis de terapia de electrochoque para que se tranquilice

Pobre... —murmura Julieta, la cual está sedada con narcóticos al igual que todos, dentro de media hora nos aplicaran más sedantes, a mí ya se me está pasando el efecto, además de otros medicamentos.

— Intente hacerlo cambiar de opinión, pero ya ves no funciono, el Doctor Martínez es intransigente— de pronto las luces se comienzan a prender y apagar, el Doctor frunce el ceño algo no anda bien, su cara lo dice, la alarma de incendios comienza a sonar en cuestión de segundos

— Por favor se recomienda evacuar el edificio— dice una voz por el altoparlante

—Demonios, Martínez provoco una sobrecarga, salgan todos— dice a penar se lo escucha debido a la alarma de incendios aprieta un botón y las celdas de nuestra sala se abren —Salgan jóvenes— dice el doctor Mckencyee, todos lo hacen sin dudarlo, algunos gritan otros solo corren

Fui a ver Julieta, pero su celda no se abría por más que intenté abrirla se me hacía imposible.

—¡Doctor la celda de Julieta no se abre! —digo desesperado por sacarla pues el fuego avanza y no hay tiempo que perder el calor ha aumentado y el humo comienza a nublar mi visibilidad, miro alrededor y hay dos celdas más que no se abren de la siete que hay, intento abrirlas todas, pero solo una se abre y no es la de Julieta, el chico me agradece y se va, el otro implora ayuda pero está tan trabada como la de Julieta, intento abrir su celda con fuerza, pero no puedo, el panel ha hecho cortocircuito y está inservible, la celdas son de vidrio, solo la puerta es de metal las cuales tienes unas rejas por la cual me logro comunicar con ella

— Dylan, no sé qué pasa, todas se han abierto, pero esta no... —se baja la mascarilla que lo escuche —déjame intentarlo —el Doctor el cual al igual que yo se encuentra tosiendo, así que sube su mascarilla, y bañado en sudor.

—Dylan huye por favor… déjame… necesitas encontrar tu propia felicidad lejos de mí— me suplica Julieta, pero yo no quiero sigo intentándolo, verla tan asustada como yo, sería imposible que la abandone, no quiero

— No, no lo puedo hacer Julieta no, no quiero— exclamo, mientras mis lágrimas empapan mi rostro

— Vete déjame..., si no lo haces nunca te perdonare— sigo intentando abrirla hasta el doctor me intenta ayudar

Julieta, sin ti vivir  es imposible, te amo cómo tú me amas, amor —Julieta a través de las rejas toma mi cara y puedo ver sus hermosos ojos color plata cubierto de lagrima

Dylan, ya no hay tiempo, pero quisiera confesarte algo antes de qué todo acabe para mí… — intento detenerla porque eso no va a pasar no puede pasar, pero sus manos me lo impiden —No Dylan me toca hablar y serte sincera después de todo el amor que me has entregado —suspira —Dylan fuiste la luz en este lugar que me ayudo, que me hizo querer vivir cuando yo ya me había rendido… fuiste la luz a la que me aferre fuertemente para seguir viviendo, y te ame de verdad lo hice, pero… pero no de la forma que tú me amas

Estas mintiendo…

No, en verdad intenté amarte, enamorarme de la misma forma, pero mi corazón ya tenía dueño cuando te conocí… en verdad fuiste alguien muy especial para mí, desde siempre, aunque tu no me recuerdes ya me habías ayudado antes.

—No Julieta, cálmate todo va a pasar, no digas eso… Te amo

— Doctor sáquelo por favor, hágalo —le pide al Doctor

—Julieta, entonces morirás… — le advierte el Doctor

Doctor, después de todo, me lo debe — El Doctor la mira y asiente, no puedo creerlo —No me importa ayude a Dylan…. Dylan te amo— el doctor suelta unas lágrimas y me inyecta algo y me saca




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