Cada 100 años dentro de los clanes superiores nace un cazador con habilidades especial, se dice que es uno de los cazadores originales forjado paradógicamente con la sangre de los vampiros, una misma alma que vive, muere y vuelve a renacer. Siempre elige a una familia de los dos clanes principales, si nace Yarel, la próxima vez será Strayer, lo que le ha dado a estos clanes una especie de status superior frente a los otros.
Cuando viene el elegido se encarga a una espiritista que indique cuando nacerá, y estos espiritistas no fallan en indicar cuando el elegido viene en camino. Un niño elegido bien guiado por sus padres empieza a mostrar sus habilidades en la infancia, tiene una resistencia y recuperación más rápida que otros cazadores, y una habilidad del mismo nivel que los vampiros superiores. Pero un elegido no nace para vivir para sí mismo, nace para vivir por los demás.
Katrina recordaba una y otra vez lo que significaba ser un elegido, el nacer para los demás, mientras escuchaba a su padre hablarle...
¿Qué probablemente existiría alguien que podría ser el elegido en vez de ella?
—Pero el director debe estar equivocado si piensa eso —agregó enseguida su madre—, no puede haber un elegido fuera de los clanes, eso no es posible..
—El director usualmente no se equivoca —fue la fría respuesta de Katrina.
Una serie de imágenes de su infancia, imágenes de Antonio Yarel, su amistad, el cariño y amor juvenil forjado en estos años; y su último encuentro en el pasillo de la escuela, donde lo rechazó con crueldad. Todo eso daba vuelta su cabeza, todo un camino creado pisando las piedras puntiagudas del destino del elegido. Haber aceptado la soledad, el sacrificio de vivir por los otros, y todo para que al final dudaran de que ella en realidad fuera el futuro líder de los cazadores.
Tragó saliva con amargura, entrecerró sus ojos, recordó como lloró cuando niña cuando sus padres le dijeron que debía alejarse del hijo de los Yarel, en su futuro no debía existir el amor, ni los sueños de una familia, solo existir para proteger a los clanes de cazadores, el mismo destino que había tenido cada elegido antes de ella.
Sintió un nudo en su garganta, quiso gritarle a sus padres, pero solo guardó silencio con expresión indiferente. Había aprendido desde hace mucho a ocultar sus emociones.
Nunca en su vida había hecho algo por su propia voluntad, solo por ser el elegido y que ahora le dijeran que probablemente habían cometido un error, entonces no valía nada todo el esfuerzo y el sacrificio.
—El murió por quien amaba –repitió Katrina repentinamente como si no escuchaba lo que sus padres trataban de decirle—. Lo único que pudo elegir durante toda su vida fue por quien morir... pero nadie sintió pena, sino rencor por sentir que quien debía vivir por ellos había elegido morir... odiando por siempre al ser por el cual él eligió salvar.
Sus padres guardaron silencio, sabían que se estaba refiriendo al anterior elegido, y a ese detestable demonio.
—Si pudo elegir donde nacer es entendible porque quiso nacer lejos de toda esta porquería —sonrió con tristeza—. Vivir y morir una y muchas veces una vida vacía como esta, tenía que llegar el momento de que no quisiera seguir más. Y si lo logró se ha burlado de todos nosotros, los supuestos Clanes superiores...
Su padre pensando que le estaba faltando el respeto, levantó su mano para abofetearla, pero su mujer lo detuvo mirando con tristeza a la joven de cabello castaño.
Las flores que rodeaban el jardín cercano a la oficina del director eran espléndidas, se notaba el buen cuidado del lugar, una pérgola enorme rodeada de flores y una mesa en el centro con una vista hacia los edificios de la escuela. El director tomaba té junto a Francisca, que casi no había tocado su taza y mantenía su cabeza fija en el contenido de esta.
—Entonces todo lo que me dijo Nicolás es cierto...
—Nicolás es impertinente y seguro, su curiosidad lo hizo hablar de más —respondió con jovialidad.
—Pero... aun así es difícil de creer y menos pensar que soy esa especie de elegido... si resulta que no lo soy, ¿puedo ir a casa?
—Es complicado, usualmente no deberías haberte enterado antes de asegurarnos de eso, sino que lo eras, pensaba trasladarte a una buena escuela cerca de tus padres y darte una beca por todas las molestias.
—Y mientras tanto debo permanecer en este lugar... — agregó temiendo escuchar que lo que acababa de decir fuera cierto.
El director sonrió ante la frase de la joven y luego de tomarse el tiempo de sorber té, fijo su atención en los oscuros ojos de aquella jovencita. Meses atrás, en un reconocimiento de un área en que se decía que había vampiros de clase baja deambulando, sintió la presencia de lo que parecía ser un vampiro. Sin embargo, algo distinto había en el aura que percibía, siguiendo aquella llegó a una plaza pequeña y observó a varios jóvenes que salían de una escuela cercana. No le fue difícil notar quién era la que emanaba esa aura, una chica delgada y menuda, con cabellos largos y oscuros, que caminaba cabizbaja y sola sin ser parte de los ruidosos grupos que estaban a su alrededor. Fue la primera vez que vio a Francisca.
—Pero no estarás sola —señaló haciendo que la fija mirada de la joven otra vez se perdiera en su taza de té.
Ante el silenció de la muchacha agregó
—Vanessa es una buena chica, le caes bien. Ella se encargará de tu seguridad.
Francisca no lo escuchó, la verdad que todo esto la atosiga de tal manera que no se siente segura, ni siquiera teniendo a Vanessa a su lado. Es como si su mismo cuerpo hubiera comenzado ahora a rechazar este lugar, provocándole una ansiedad incontrolable de querer huir.
—¿Puedo hablar con mis padres? —preguntó con un leve temblor en su voz.
El hombre se quedó mirándola unos segundo, notando la angustia en el rostro de la muchacha. Tensó su rostro. "Sé que querías huir de esto" pensó. Aun así sonrió intentando hacerla sentirse más cómoda.
#1370 en Fantasía
#786 en Personajes sobrenaturales
#1929 en Otros
#131 en Aventura
Editado: 02.07.2025