13 | El Apellido

Tobi trataba de aguantar la respiración lo más que su cuerpo le permitía, evitando emitir el más mínimo sonido. Su corazón no paraba de bombear sangre con ferocidad alrededor de todo su cuerpo, casi podía jurar que sus latidos resonaban en las paredes del casillero.

Estaba empapado de sudor, lo cual hacía de su escondite mucho más desagradable e incómodo de lo que ya era. De repente escuchó un fuerte golpe metálico a su lado y se cubrió la boca para esconder su grito, pero era muy tarde, él mismo había exhibido su ubicación. Fácilmente pudo haber muerto ahí de un ataque al corazón, aunque probablemente eso sería mucho mejor que su inminente destino.

A pesar de todas sus suplicas y rezos al cielo, la puerta del casillero se abrió con brusquedad, y una sonrisa perversa se dibujó en el rostro mojado del chico que lo había estado buscando.

—Escogiste el peor lugar para esconderte Bluelight ¿No te parece un poco trillado? —le dijo antes de agarrarlo con brusquedad del cuello de la camisa y sacarlo del casillero como si fuera una simple bolsa de basura, para luego empujarlo contra la pared.

—Alan, razona un poco antes de actuar pre...

—Deja de hablarme como si fuera estúpido. Sé que tu fuiste el que tiró la cubeta de agua. Gael te vio tirándola por la ventana.

Tobi sintió un escalofrío recorrer su espalda. Había sido descubierto por completo. Pensó en librarse del brazo de Alan, pero era inútil luchar contra él.

—Ay florecita —dijo con irónica compasión—. Pudiste haberme tirado esa cubeta en mi cara, pero no, tenías que hacerlo desde el segundo piso. Siempre has sido un cobarde —dijo con desprecio antes de levantar su puño, pero fue interrumpido al sentir como alguien tocaba su hombro, y se dio la vuelta solo para descubrir que quien estaba detrás de él, era una pequeña chica pelirroja, y quedó totalmente helado.

—¿Qué haces en el vestidor de los chicos? —le preguntó el matón tratando de encubrir su evidente temor hacia ella.

—En realidad, ustedes dos están en el vestidor de las chicas —dijo sin ningún tipo de emoción o enojo en su voz—. Par de pervertidos.

Toby y Alan miraron a su alrededor, dándose cuenta de que lo que ella decía era cierto, y ambos se ruborizaron ligeramente.

—Y ese es mi casillero —dijo mientras señalaba el casillero en el que se había escondido Tobi.

"Eso explica por qué olía tan bien" pensó Tobi.

—Mira... no quiero problemas —dijo Alan claramente preocupado mientras soltaba a Tobi y se escabullía del vestidor, rodeando lo más que podía a la chica que le miraba con ojos muertos, y en cuanto estuvo al lado de la puerta, salió corriendo por el pasillo.

Sin ningún atisbo de enojo en su rostro, se dio la vuelta para ver a Tobi y se acercó a él. Tobi pensó que le daría una bofetada o una patada en su parte privada, pero para su sorpresa, solo le pidió que se hiciera a un lado, y después de que Tobi se apartó de su camino, la chica sacó de su casillero un par de cosas antes de cerrarlo (esta vez con llave) y caminar hacia la salida. Ahora entendía por qué había tantos rumores sobre ella.

Clara estaba sentada en el pórtico de la casa al lado de Tobi, esperando el momento en que Charlie y Antony guardaran todo y borraran su rastro para continuar con el viaje hacia Faroth. Tobi había tardado cinco horas en curarse después de que sus poderes lo destrozaran por completo, pero gracias a los malos chistes de Antony, el tiempo había pasado muy rápido para ambos; sin embargo, el silencio que había entre él y Clara en ese momento era toda una tortura.

—Y... ¿cómo estás? —le preguntó ella sin mirarlo, tratando de aligerar el ambiente, pero rápidamente notó que había generado el efecto contrario.

Tobi pensó por un largo rato su respuesta; tal vez algo inteligente y espontáneo, pero luego se dio cuenta de que era demasiado tarde para hacer eso, y respondió lo de siempre.

—Bien —dijo mientras pensaba en que si la veía a los ojos en ese momento sería demasiado incómodo, y prefirió seguir viendo su cetro— ¿Te sientes mejor? —preguntó con el mismo tono monótono y tenso. No había pasado ni un minuto y la charla ya se había vuelto forzada y hasta cierto punto molesta para ambos.

—Sí... —repuso la arquera sin muchas ganas.

Por suerte, Tom apareció de repente y se subió de un salto al regazo de Clara, y a pesar de estar inquieto, se dejaba acariciar, disfrutando de las suaves manos de la muchacha. Cuando Tobi vio al pequeño zorro disfrutando de las caricias de Clara, no pudo evitar sonreír.

—Me da gusto oír eso... —dijo Tobi mientras comenzaba a entretener sus manos inquietas con la gema de su cetro, haciéndola girar y rebotar dentro de la fuerza invisible que la mantenía en su lugar.

A pesar de que el ambiente se había vuelto mucho más agradable, el silencio seguía liderando en la pequeña conversación. Ambos entreabrían la boca, pero rápidamente se arrepentían cerrándola de nuevo, no querían repetir la conversación que habían tenido hace pocos minutos. Entonces, cuando tuvieron las agallas para hablar, lo hicieron al mismo tiempo, y ninguno de los dos entendió lo que el otro quiso decir, y el silencio regresó, más incómodo que nunca.

—Yo solo... —dijo Clara con la voz un poco entrecortada—, quería darte las gracias por haberme salvado... y pedir perdón por haberte causado tantos problemas con lo de tus poderes y eso...