19 | ¿Qué es lo correcto?

Los pasos hacían eco por todo el pasillo. En cuanto pasaba el comandante, los soldados que hacían guardia se erguían en seguida y saludaban con firmeza. El comandante Acomodó su ropa y ajustó su cinturón un poco, justo antes de llegar a las escaleras y bajar... Llegó a la entrada del calabozo, y el guardia le dejó entrar sin siquiera pedirle alguna identificación.

Continuó su camino, y descendió un piso más. A partir de este punto las celdas ya no tenían barras de metal, sino puertas gruesas de hierro. Un soldado a cargo del área lo guio a la celda que buscaba y abrió la ventanilla para que el comandante se asomara a ver el recluso que buscaba. Dentro había un chico encadenado al suelo y la pared, con grilletes en los tobillos y las muñecas. Estaba sentado en una cama, apoyando su espalda en el muro. Su cabeza estaba caída y no se movía en lo absoluto.

—Me dijiste que estaba despierto —dijo el Sargento Primero.

—Lo está mi sargento... es solo que está bastante cansado por la poción de curación.

—¿Puede escucharme? —El soldado asintió, y el comandante meditó en lo que haría a continuación—... Muy bien, abre la puerta.

El carcelero sacó las llaves y abrió la celda, y el Sargento entró. En seguida, el carcelero accionó una palanca y las cadenas de las manos de Charlie levantaron sus brazos como peso muerto, restringiéndole la movilidad casi por completo, aunque por lo que veía el Sargento, no tenía muchas ganas de moverse. Luego, se sentó en una silla que el guardia le alcanzó desde afuera y observó el cuerpo inerte del muchacho.

—No esperaba tardar tanto en arrestarte. Debo admitir que lo pusiste difícil —dijo el Sargento, pero como ya se esperaba, no consiguió ninguna respuesta. Sentía como si le hablara al muro—. Dime dónde está el ojo Charlie, y prometo que te dejaré libre cuando todo esto termine.

Como era de esperarse, el chico no movió un músculo siquiera, y el Sargento suspiró resignado. Sin decir nada, comenzó a rascar su barbilla, y miró a las paredes como tratando de leer en ellas una solución a sus problemas.

—Charlie, yo conocí a tu hermano —. El preso al instante levantó la cabeza y miró al comandante—. Leo Hawk... un soldado excelente. Fui su sargento segundo un tiempo; antes del incidente... Lamento eso.

Charlie trató de olvidar los recuerdos que el comandante le había traído de vuelta, pero desde el incidente no había visto a alguien que conociera a su hermano. Sin querer, recordó el momento en que vio a su hermano entre los escombros, lleno de sangre y con un agujero en su pecho.

El Sargento acercó su silla a Charlie, y le ordenó al soldado que le bajara las manos. El soldado titubeó, protestando que eso estaba en contra del protocolo; sin embargo, el sargento lo amenazó con la mirada, y el soldado no se hizo esperar en obedecer.

—Charlie, tú y yo queremos lo mismo, solo que hubo un grave malentendido ¿Huiste con Clara porque no querían que el ojo fuera mal utilizado no es cierto? Eso lo comprendo totalmente. Si estuviera en el lugar de ustedes dos habría hecho exactamente lo mismo, pero no me haz dado tiempo de charlar contigo —. Charlie no le miraba directamente, pero el sargento percibió que había conseguido su atención—. Me imagino que a este punto ya sabes para que sirve el ojo, pero para aclarar dudas, sirve para activar el portal a la dimensión del fin, y entiendo tu preocupación por eso.

—Me preocuparía si no lo entendieras —añadió Charlie.

—Sí, yo también —repuso riendo con ligereza—. Pero no abriremos el portal por la razón que tú supones. No planeamos dominar el mundo con un ejercito de endermans, eso está totalmente fuera de nuestros objetivos y del sentido común, pero entiendo que pueda malinterpretarse de esa manera en un principio. Nosotros buscamos hacer algo bueno por el reino, un cambio para bien... Es difícil entenderlo sin contexto, así que te pido que me permitas explicarte lo que está pasando en el reino actualmente...

»Hace unos años, desde que el rey Zelliodas fue asesinado públicamente por sus pésimas decisiones, el Rey George subió al trono y ha estado tratando de recuperar la estabilidad, pero cuando lo consiguió, se le subió el poder a la cabeza, y ahora quiere conquistar todo lo que se le cruce en el camino.

—No soy un iletrado. Sé algo de historia.

—Muy bien, seré más conciso entonces: La gente está bastante irritada por la guerra. La mayoría lo ve como una guerra innecesaria. Yo lo veo así, y me imagino que tú también. Nuestro superior pensó lo mismo... pero fue el único que tuvo las agallas de hacer algo al respecto: Fundó una organización e introdujo una gran cantidad de infiltrados en la guardia real, y todo solo para poner las cosas en su lugar, dar un golpe de estado usando a esos asquerosos monstruos y patear al rey del pedestal en el que se encuentra... Es cierto que usar monstruos como herramienta para la mejoría de nuestra nación es indignante y poco ético. Sé que nos han quitado mucho... yo mismo he sido víctima de la maldición de su presencia en esta dimensión, pero es el último recurso que tenemos para salir de la miseria en la que esta guerra nos ha metido...

»Por la expresión en tu rostro puedo deducir que no tenías ni idea. No tienes por qué sentirte tonto por eso, es un secreto muy bien guardado. Comúnmente, si supieses esto, ya estarías muerto ahora mismo, pero debido a las circunstancias, me veo obligado a confiar en tu buen juicio. Solo tú sabes donde está el ojo, lo puedo ver en tu mirada, en tus manos inquietas...

Charlie se sintió incómodo por el análisis que había hecho el comandante en él, se sentía como un libro abierto frente a sus ojos, pero a pesar de eso, lo que decía tenía mucho sentido. Respiró hondo, tratando de procesar esta nueva perspectiva. Jamás creyó que podría entender el motivo de sus enemigos ¿Acaso era algún tipo de engaño?¿Una verdad a medias? Todo sonaba tan convincente...