Capítulo 4:
El funeral.
Aria.
Imagina lo difícil que debe ser nacer como el único hijo de un matrimonio millonario el cual toda responsabilidad, en algún momento, terminará cayendo sobre ti.
Imagina que eres un niño, que tu única responsabilidad es escribir correctamente "mamá y papá se aman". Que, por más que lo intentes, no puedes entender el peso que cargan sobre sus hombros.
Que tus padres tengan una de las empresas millonarias más grandes e importantes del país y tú seas el único heredero.
Imagina tener seis años y con tus propios ojos presenciar la muerte de la mujer que te dio la vida. Escuchar cómo los médicos cada día decían que "estaba mejorando" pero ella solo decaía.
Con siete años y ves a tu empresario y millonario padre caerle toda la responsabilidad de una enorme empresa que, gracias a estar acostumbrado a la mano ayudante de su colega esposa, no tenga ni idea de qué hacer. Y por las noches encontrarlo borracho en su habitación con una imagen de la mujer quien le dio un hijo en su mano, tomándola como si fuera lo más preciado del mundo.
Ahora tienes diez años y ves cómo la empresa que tanto trabajo les había costado a tus padres sacar adelante, ahora está cayendo con el paso de los días. Que el hombre al que tú veías como un ídolo solo vive buscando bebidas alcohólicas, sin fuerzas para seguir adelante y tú solo ocultarte tras la mesa del escritorio para que no note tu presencia y verlo llorar por lo que fue alguna vez.
Llegas a los doce años y ves cómo la reputación de tu padre cada vez se vuelve peor. Aguantar malos comentarios en la escuela sobre tu "poco padre", y venirte abajo con el paso del tiempo.
Un día, con toda la valentía del mundo, buscar ayuda externa por no aguantar más la situación, hablar con una de las personas a las que más le tienes confianza sobre tu padre, que necesita ayuda, que no sabes que hacer. Tener tan corta edad pero haber crecido lo suficiente mentalmente como para buscar una solución.
Imagina ahora tener quince años, ver cómo esa ayuda que tanto quisiste y anhelaste se vuelve una realidad y tu padre es tratado en programas de ayuda psicológica, salud mental y rehabilitación.
Que ahora la empresa que estaba a nada de irse a la quiebra hubiera dado un enorme crecimiento. Ver a tu padre como el ídolo al cual imaginabas a cargo de todos los avances del lugar, mostrando el verdadero líder que de verdad era.
Vivir el resto de los años con tu padre, mientras te enseña trucos para el momento en que dirigieras el lugar, dándote maniobras de todo un líder y cada día querer ser como él.
Y, con tan solo diecinueve años, un día cualquiera, recibir la noticia de que tu padre había sido internado inmediatamente a urgencias por un paro cardíaco.
Y que sin tiempo de buscar una cura, algún remedio. A las pocas horas recibir la noticia de su muerte.
La muerte de la persona que estuvo para ti en el momento en que pudo encontrarse él. De esa persona que se convirtió en más que un padre. Una mano amiga, un compañero de vida.
—Hoy, 22 de enero, nos encargamos de despedir a Willam Hexter, un padre, hijo, amigo, socio, compañero...
Mientras el padre sigue hablando frente a la tumba de el señor Willam, yo rodeo a Gael con mis brazos mientras él tiene el suyo montado sobre mis hombros.
Por más que trate de ocultarlo, lo conozco perfectamente bien, sé que esto le ha afectado demasiado como para aceptarlo tan fácil. Tiene los ojos vidriosos y la nariz roja, se nota que ha estado llorando.
Hace dos noches, al recibir su llamada, su voz se escuchó entrecortada, no pudo ni siquiera pronunciar una frase coherente luego de informar lo de su padre, solo decía monosílabos y su voz pasó de ser gruesa e impotente a chillona y frágil.
En el mismo momento en que me enteré corrí a su residencia —fui en mi auto, aclaro—, y me quedé con él por el resto de la noche, estaba intranquilo. Por más que me dijo que sí, sé que no durmió en toda la noche.
Y ahora le mostraba que estaba para él, para lo que necesitara en ese momento. Es mi mejor amigo, por ninguna razón pienso dejarlo solo en esto.
El señor Hexter fue un segundo padre para mí, era una persona con muchas virtudes y con la sangre de un líder. Se que se comportó como un padre ejemplar. Se cuánto Gael lo quería.
Y quisiera decir que entiendo su dolor, que sé por lo que está pasando, consolarlo con que esto pasará y pronto estaremos riendo, contando anécdotas divertidas de lo que fue estar con su padre.
Pero la verdad es que la muerte de un ser tan querido nunca a cruzado mi puerta, y sé que tengo que estar agradecida. Pero, por desgracia, Gael no ha tenido la misma suerte, ahora es huérfano con toda una responsabilidad sobre sus hombros. Una responsabilidad que, por más triste que esté justo ahora, estoy segura que ha estado pensando mucho al respecto.
Chase tambien se encuentra aquí, está al otro lado de mi amigo observando fijamente a la caja de madera en donde está el honrado empresario, con las manos en sus bolsillos y su expresión sería.
Y por primera vez en mi vida, no tengo idea de lo que pasa por su mente.
Chase trabaja en Hexworth Company, la empresa familiar que Willam Hexter fundó junto a su difunta esposa Aurora Wilworth. Por lo que tuvo de jefe al señor Willam. Y lo poco que supe fue que se llevaban muy bien, así que no sé con exactitud descifrar qué piensa, pero estoy segura que no es nada bueno.
A las palabras del padre le continuan una lluvia de "Amén" seguidos de "paz a su alma" del mismo. Es ahí cuando noto cómo Gael cierra sus ojos para así no ver cómo entierran la tumba con el cuerpo de su padre, así que me aferro un poco más a él, a lo que me corresponde abrazándome por completo, agarrándome con fuerza.
Gael me suelta un poco al escuchar cómo una persona se le acerca para darle el pésame, y así una tras otra. Muchas personas —entre ellos trabajadores de la empresa—, han asistido al funeral dl señor Hexter. Él era una de esas personas a las que le agarrabas cariño en cuanto lo conocías, era muy querido por todos en su empresa, y por los exteriores.