El paraíso en sus ojos

Capítulo 11

Capítulo 11:
La mejor entre todas.

13 de mayo.

Chase.

¡¿Qué demonios pasó allá?!

—Me distraje. —dije segundos después.

—Sí, eso se vio claramente, Chase, ¿es que aún no lo entiendes? ¡Manten tu puta mente dentro del juego!

Él está cabreado, sé que así es.

—Anoté, papá, lo logré. Gané.

—Ganaste, sí. Pero no fuiste el mejor. —me toma bruscamente del hombro y me da una vuelta para quedar viendo una esquina de la cancha—. ¿Estás viendo a esos dos hombres de ahí? —asiento, cansado—. Son personas importantes, ellos te podrían dar una beca a una de las universidades más prestigiosas del país.

—¿Por jugar básquet? —pregunto, agotado—. Papá, te dije que no quería seguir con esto. No me gusta jugar básquet.

No le han gustado mis palabras, lo noto cuando veo su boca crisparse de la rabia.

—¿Que no te gusta? Pero niño, eres el capitán del equipo de básquet de la escuela mayor clasificada de la ciudad. ¿Te has vuelto loco?

—Ya te lo había dicho.

—Sí, y me importa una mierda. Mientras yo siga vivo tu seguirás en un maldito equipo de básquet. ¿Me entendiste?

No respondo, solo ruedo los ojos y observo al vacío, esperando que se vaya. Pero no lo hace.

—¡¿Entendiste?! —ahora su grito es mayor, casi me hace dar un brinco que, por suerte, puedo disimular.

—Entendí. —aunque no quiera, no me queda más remedio que contestarle.

Qué basura.

—Genial. No me defraudes, hijo.

Doy un pequeño salto en la cama al abrir los ojos. Es el mismo sueño de siempre, nada nuevo, pero que por alguna razón no deja de sorprenderme.

Tal vez sea porque, más que un sueño, es un jodido recuerdo, un recuerdo de mi padre obligándome a hacer algo, como siempre.

«Y se atreve a preguntar por qué lo hice, vaya idiota.»

Debo de admitir que lo único bueno de estar en secundaria lo tengo justo al lado.

Aria descansa junto a mí. Está dormida por lo que supongo que no sintió mi brinco repentino, y lo agradezco porque al observar el reloj noto como marcan las 5:21 a.m. La misma hora de todos los días.

Desde hace bastante, despierto de un lapso de 5:00 a.m. a 5:30 a.m. Es una absurda maña que he tomado con el tiempo. Así que, es hora de levantarme.

Tampoco es que tenga sueño, ya tengo como costumbre despertar a esta hora, hacer un poco de comida para despertar el apetito y salir a correr.

Y eso es lo que hago, estoy haciendo mis trotes diarios cuando recibo una llamada. Mis piernas se detienen un momento y camino a un lugar con un poco de sombra. Tomo el teléfono y observo de quién se trata.

Entonces veo el nombre de Nate aparecer en pantalla.

—¡Hermanito! —habla él desde el otro lado de la línea.

—¿Qué hay? —respondo a su saludo, mi voz suena un poco agitada por los trotes.

—¿Dónde estás?

—Dando mis recorridos diarios.

—¿Aún tienes esa costumbre de correr tan temprano? Joder, y yo que estoy que no quiero levantarme de cama. —escucho una risita, ¿de mujer? Claro, si no, no podía ser él—. Pero bien, a lo que llamaba. ¿Cuando vas a venir a visitarnos?

¿De verdad?

—¿Es en serio? —suspiro—. Fui hace tres meses, no puedo viajar a cada rato, mi trabajo no me lo permite, yo...

—Chase, no lo estoy diciendo por mí, lo estoy diciendo por mamá, todos los días pregunta por ti, que por qué no le has llamado, que si estás bien, que te extraña. ¿En serio no le has llamado desde la última vez que viniste?

Doy un suspiro cansino, otro.

—Te dije que tengo trabajo, no había tenido tiempo.

No es del todo verdad, pero tampoco es todo mentira. Porque, sí he estado bastante ocupado, no solo con el trabajo.

—No me importa, mamá quiere verte, hermano. —abro la boca para decir algo pero me interrumpe—: Tu cumpleaños es en unas semanas, ¿por qué no vienes para esas fechas? A mamá estoy seguro que le fascinaría cantarte cumpleaños aquí. —hace enfasis a la última palabra.

¿Cómo le digo que no tengo el valor para acercarme por allá?

En serio quiero ir pero, simplemente, no puedo... la última vez que estuve ahí fue todo desastroso, y no, no puedo volver.

—Yo... no pued...

—¡No! ¡No digas que no puedes, Chase! ¡De verdad estoy cansado! ¡Cansado de esta misma mierda! —se que realmente está cabreado cuando empieza a gritar—. ¿Cómo es que no puedes venir? ¡Me importa una grandísima mierda verte... o que me veas! Pero... mamá, en serio quiere verte. ¡Joder! ¿de verdad eres tan egoísta?

Recuesto mi cabeza un poco al árbol que me sostiene y cierro los ojos unos segundos. Sabía que tendríamos esta conversación en cualquier momento.

—Yo... escúchame, Nate, de verdad quisiera ir, saber de mamá, de ti... es solo que, no puedo volver a pisar esa casa. —digo casi en un susurro.

Hay un pequeño silencio al otro lado de la línea, en el cual solo se escucha el suspiro de quien supongo es mi hermano. Creo que ya entendió a qué me refiero.

—Pero él ya no está. —dice luego de varios segundos en silencio.

—Claro que está, solo que ya no en casa y... si se vuelve a aparecer yo...

—Chase, de verdad no está, es decir... ya no se puede acercar acá.

Estoy confundido, si estuviera frente a mí hermano mi expresión me delataría. Cuando pregunto de qué está hablando él se explica.

—Mamá por fin puso la orden de alejamiento.

De pronto siento el aire abandonar mi cuerpo.

—¿Estás hablando en serio? —mi sorpresa se puede distinguir a simple vista—. ¿Pe-pero cómo?

—Los padres de Aria —admite—. El señor Stuart ayudó a que mamá por fin consiguiera la orden de alejamiento, no se le puede acercar. Es libre.

Suspiro, pero esta vez con algo de calma. Felicidad.

Por fin mamá ya no tendrá que sufrir más gracias a él. A mi padre.



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En el texto hay: drama amor, actores de cine, pasado drama

Editado: 18.10.2024

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