El Poker de la Muerte

La muerte de Connor

 

La lluvia se tornaba insufrible. Podía afirmar que había casi un huracán afuera, o, como mínimo, una tormenta tropical. Sin embargo, Connor no se preocupaba por ello, ya que estaba disfrutando del horror y la desesperación que infundía en todos nosotros.

– Vaya… –exclamó Connor–. No había necesidad de llegar a esos extremos… Soy una persona razonable –chasqueó dos dedos–. Llévense ese fiambre de aquí –señaló el cuerpo de Ben. Entre tres de sus subalternos retiraron el cuerpo–. Ahora, mis amigos, me gustaría que se acerquen, la mesa es amplia y estamos muy separados, así que por favor sentémonos todos un poco más cerca, ¿les parece? –encuestó, como si nos hubiera dado otra opción a escoger.

Escoltados por los maestresalas armados, nos afianzamos más cerca de su lado, dejando un cuadro de sillas vacías en el otro extremo y colocándonos, los 13 que quedábamos incluyendo a Connor, más cerca unos de otros.

– ¡Muy bien! –Connor aplaudió de manera burlista –. Ahora, un juego más, ¿no están…?

– ¿Acaso no tienes ya suficiente, Connor? –lo encaré.

Connor me miró e inclinó la cabeza, en manera de duda.

– Travis, ¿cómo sigue tu pierna? –se burló–. ¿Necesitas ayuda con eso? Aquí tenemos varios doctores que…

– ¡Ya basta! –lo afronté–. ¡Estoy bien! Continúa, a ver si apresuramos mi turno de morir.

Connor observó, indignado.

– Veo tienes ansias de terminar. En ese caso, ¿qué te parece si apresuramos el juego? Vamos a agregar unas reglas más del Blackjack.

Entonces, comprendí lo que significaban sus palabras, y le devolví una expresión de enojo. «Al fin y al cabo, todos vamos a ser liquidados –fue mi único consuelo–. No hay ninguna diferencia entre finar en este turno o en el siguiente.»

– Si me permiten –prosiguió–, creo que ya todos conocen los lineamientos del Blackjack, y, sino, pues qué pena, porque no pienso explicarlos –carraspeó–. Sólo diré que yo también voy a «comer». Así que, si me paso –formó la silueta de una pistola con su mano, cerrando dos dedos, y apuntó con el índice y el medio su cabeza–, ¡PUM! –hizo ademán de disparar–. Yo también muero –todos, incluso yo, nos extrañamos, desconfiando en si sería capaz de ordenar su propia ejecución–. Entonces, comencemos.

Clyde repartió las cartas. Puso una boca abajo y otra boca arriba en cada campo, y empezó el recorrido habitual de izquierda a derecha. Por último, colocó las cartas en el lado de Connor.

Mark tenía el primer turno. Sus cartas sumaban 12. Pidió otra: Rey de diamantes. Una bala se incrustó en su cabeza, tan sonoramente que incluso me hizo saltar del asiento. Nataly sollozó.

Clyde pasó por tres campos más y, por suerte, ninguno de ellos fue eliminado. Richard era el quinto. Murió de un balazo en la cabeza cuando sus cartas sumaron 23.

Llegó mi turno. Tenía 12. Solicité, temblando, otro cartón; apenas podía sostenerme en mi sitio. Un 9 de trébol me dio la suma de 21. Me había salvado, al menos en esa tanda. Pasaron los demás, sin que ningún otro fuera eliminado, hasta que Clyde llegó al campo de Connor.

Connor tenía un 5 de corazones y un 4 de espadas, que sumaban en total 9. Observó los naipes de los demás. Tania tenía la cifra más baja, 14 puntos en total. Los demás teníamos 18 o más. Connor pidió una carta y obtuvo un 8 de diamantes. El rostro de Tania palideció. Tania se giró hacia atrás y recibió el disparo en la frente.

– ¡Demonios! –golpeé la mesa.

– Oye, tranquilízate Travis –se mofó Connor–. Tal como dijiste, pronto llegará tu turno de morir.

Sólo quedábamos 10, y Connor ordenó iniciar una nueva partida. Los dos naipes inaugurales iban cayendo sobre nuestros campos, permitiéndonos apreciar la suma de nuestras cartas. Oteé hacia el campo de Connor y fue cuando me percaté de que él tenía un As descubierto y la otra carta sin revelar.

– ¡Pido asegurar! –grité. Clyde apenas acababa de repartir las fichas. Connor se sorprendió y pude ver el desconcierto en su alma.

– ¿Cómo dices? –espetó.

– Aseguro tus cartas.

– ¿Y tu apuesta?



#12051 en Thriller
#2625 en Terror

En el texto hay: asesinato, poker, muerte

Editado: 31.10.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.