Si los ultimos dias habian sido una tortuta, la ultima hora definitivamnete era su infierno personal. Finnley se encontrba limpiando la ropa de los caballeros mientras estos se encontrbaan comiendo al rededor del fuego entre risas. Jamas se habia sentido tan fuera de lugar en toda su vida. Sentía como sino fuera mas que basura nacida para servir. Como si por el hecho de ser un sirviente, lo convertía en una cosa sin sentimientos. Odia vivir asi. Ser considerado una segunda clase.
— Jamas pense ver a un perro revelde servir a guerreros de la corona con tanto fervor — comento Zorus saliendo entre los arboles. Su presencia era poderosa. Finnley al igual que el resto de los machos no podia evitar sentir una profunda admiración por él. No por su personalidad. Sino por ser un espécimen tan perfecto. Con cabellos perfectamente recortados, garras y afiladas, ojos grandes perfectos para cazar y colmillos puntiagudos —. Pensaba que todos ustedes no eran mas que vagos seguidores de Nairhe.
De repente todo el cuerpo del joven se contrajo al escuchar esas palabras proveniendtes de el. Si bien el resto de los guerreros solian llamarlo asi a modo de broma ningnuo lo decia encerio. A difernecia de Zorus, quien se encontraba completamente serio.
— No soy un perro revelde — nego Finnley bajando la vista.
Lo siguieinte eque sintio fue ocmo una espada era puesta en su cuello. Zorus respiraba desde su espalda al mismo tiempo que su corazaon comenzaba a latir con furia.
— Recuerda que no somos humanos — advirtio con desprecio en un susurro — . Nuestro honor depende de nuestra palabra. No debes engañar.
Temiendo por su reaccion Finnley asintio sin saber que decir. Quedansoe quierto espero a que Zorus se alejara de el, pero no lo hizo. Pareciera casi como si quisiera que el resto de sus compañeros no notaran que se encotnraba alli.
— Yo no miento — aseguro Finnley.
— Puedo oler a alguien como tu a cien metros de distancia — se jacto con arrogancia —. Creeme que se lo que eres. En tus ojos se nota.
Resignado no pudo evitar lanzar un gruñido por lo bajo.
— ¿Les diras? — cuestiono doblando la cabeza lo sufiente como para ver su rostro.
— No me incumbe a mi — comento restándole importancia —. Tal vez hace unos años a tras... ¡Pero supongo que ya no! — alzo la voz entre risas — Mi trabajo actualemnte es encontrar el cuerpo del príncipe. Lo que piensen algunos perros de los barrios bajos, no me afecta. Ni afectara al imperio.
— ¿Por qué dices que el cuerpo de Eider es lo que buscas?
Finnley no pudo evitar sentir furia formandose en su interior, tan profunda, al ver la sonrisa de obviedad expresada con una mirada de superioridad. Levantando sus hombres el guerrero intento darle a enterder una idea bastante clara de lo que esperaba encontrar.
— Vamos... — suspiro mirando de reojo a sus compañeros percatándose de que ninguno se hallara cerca — Aun que nadie quiera aceptarlo, el príncipe esta condenado. No hay forma de que logre sobrevivir por su cuenta.
— Me niego a creer eso — negó Finn volviendo su vista, incapaz de seguir mirando al macho.
— Pues no deberías. Al salir del palacio sin escoltas, ni guerreros se busco su fin.
— No deberías hablar así de Eider — advirtio el joven fera —. El no sabia nada sobre la situación fuera de nuestra tierra. Aunque debia saberlo.
"Si lo hubiera sabido, el príncipe jamás hubiera puesto una pata fuera del castillo", pensó Finnley para sus adentros. Sintiendo una gran furia hacia su monarca.
— No creo que sea tu culpa, si te sientes de tal forma. Es solo que no sabes las cosas que están sucediendo fuera de las tierras de Nimue — señalo el Zoru con pesar—. Ni tampoco deberías. No eres un guerrero, eres solo un sirvinente. Alguien... reemplazable, lo entiendes, ¿no?
Sin poder soportarlo más, Finnley saco su lado salvaje y con poco impulso derribo al macho. Un forcejeo animal comenzó en medio del bosque. Ninguno de los dos queria perder. Zorus era fuerte, pero el joven tenia algo por lo que pelear. Sin poder creerlo el general quedo bajo el dominio del sirviente. Sus garras se posisionaron a cada lado de su rostro, casi rozándolo. Finnley noto como los ojos del fera se encontraban imprecionados.
— No me importa lo que pase dentro o fuera de los confines del mundo — rugió tomando la camisa del guerrero entre sus garras —. Eider es el fera mas fuerte, noble y valiente que conozco. ¡Esta destinado a ser el mejor rey que nuestra tierra haya visto! Ni tu ni nadie puede atreverse a dudar del honor de nuestro príncipe, y mucho menos alguien que sirve al monarca.
Al terminar espero muchas posibles respuestas por parte de Zorus, pero el macho simplemente se quedo en el suelo mientras lo observaba.
— ¿Por que defiendes a alguien al que no le importas? — cuestiono con molestia — Él no moriría por ti. No dejaría de vivir por ti. En cambio, aqui estas. Pudiste escapar cuando él se fue, pero decidiste arruinar tu vida, ¿y por qué?
Finnley decidio separarse de el. Se levanto y miro las copas de lo arboles. Como bailaban con el viento. Le recordaban a los arboles que habia cerca de la granja donde conocio a Eider. Hace casi quince años. Con la respiración aun errática observo el general. Parecía ido, como si su mente no se encontrara allí.
— ¿No es lo mismo que hacen todos? — murmuro con asco — Tu darias tu vida por un hombre para el que solo eres un numero, alguien reemplazable. Para el monarca solo somos cosas. No somos feras. Cada habitante daria su vida por el, pero a Menelik... — carcajeo con amargura — Ese hombre no de te daria un baso de agua aun si te estuvieras muriendo de sed.
— Lo que estas diciendo es traicion, y lo sabes bien — bufo mirando el cielo estrellado —. Podrian cortarte todos los dedos por esas tontas palabras.
— Eider... es diferente — señalo con una sonrisa —. El es nuestro futuro. Con el siendo monarca todo sera diferente. Lo se.
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Editado: 18.08.2024