El principe y la Hechicera

5. LOS REMORDIMIENTOS

Edgar se detuvo al reconocer la voz de una mujer, al girarse ve a Eleodora, ella esta repartiendo alimentos y el puede ver en su rostro el dolor, la pena y la angustia que conlleva ver esto cada día sin poder hacer mas, algunos niños tosían y otros estaban tan débiles que no podían ponerse en pie, Edgar quiso saber por que estaba así la ciudad, si no hace mucho fue conquistada por el, se acerco a Eleodora y esta cuando se gira y le ve, su rostro angustiado se tensa y furiosa le mira.

-Tu otra vez, es que me estas siguiendo. 

Edgar solo le pregunta.

-Solo quería saber por que el pueblo sufre, por que hay tanta pobreza, que pasa. 

Ella se gira y le contesta.

-El nuevo gobernante de estas tierras, el rey Edgar, nos ahoga con sus guerras y sus grandes fiestas y banquetes, no se preocupa por su pueblo ni por nadie, solo por el mismo, y estas son las consecuencias de sus egoístas actos, encerrado en su castillo cegado por la opulencia y la gran vida, no ve mas allá de sus muros.

Edgar agacho la cabeza avergonzado y arrepentido, era cierto que no veía mas allá de el mismo y de su castillo, todos esos asuntos se los dejaba a sus consejeros y administradores del tesoro, el no hacia mas que ordenar y poner normas a su antojo, sin pensar en las consecuencias que ello llevaba, ahora lo veía claro, su egoísmo le había llevado a todo esto y sin pensárselo salio corriendo, robo un caballo y galopo hasta Lefreya su reino, donde nació y creció, tardo varios días, pero cuando llego, vio la decadencia y la pobreza que allí imperaba, ya no solo en el interior de la ciudad, si no a plena vista, se detuvo, bajo del caballo y recordó la ciudad que sus padres llevaban con orgullo y que ahora estaba en un estado deplorable, no podía creer que todo eso lo hiciera el, camino por sus sucias calles, llenos de gente en un estado de hambruna que daba pena, en su memoria calles relucientes, niños jugando y barcos llegando de todas partes, mercados cada día llenando las calles y ahora es una ciudad muerta moribunda y sin vida, fue al castillo, pero no le dejaron pasar, grito que el era Edgar el rey legitimo, pero los guardias se reían y lo echaron a patadas, el solo volvió a las calles, cogió su caballo galopo de nuevo hasta Erundil, de nuevo varios días de vuelta, busco a Eleodora en su comunidad, pero al llegar se horrorizo al ver que todo esta destruido, no quedaba nada y entonces pensó en lo peor, fue a la ciudad de Erundil para ver los habían vuelto a capturar y por si veía algún cartel de ejecución o una señal de ellos, pero allí no había nada, fue a las celdas, y desde el exterior miro ventana por ventana, pero no lo encontró, extrañado y confuso volvió al bosque y todo seguía tal y como lo encontró, nada tenia sentido para Edgar, que no entendía que había pasado ahí, de repente escucho unas pisadas acercarse hacia donde estaba el venían del interior del bosque rápidamente corrió y se escondió tras un árbol cercano calcinado, se asomo tímidamente para observar a los que llegaban, y entre ellos reconoció a Eleodora, ahora si que se quedo perplejo, miro como rebuscaban entre las cosas quemadas algún objeto que hubiera sobrevivido, Edgar se movió un poco para observarlos mejor pero en ese movimiento piso una rama seca que crujió los demás lo escucharon y se pusieron alerta Edgar se escondió tras el árbol esperando que no fueran hacia el pero los pasos se escuchaban cada vez mas cerca hasta que vio a los cuatro frente a el furiosos y apuntadole con sus arcos y espadas Eleodora le miro con ira.

-Así que intentas volver a descubrir nuestro lugar secreto, que bajo has caído, pero esta vez no lo descubrirás, no lo pienso permitir, hemos tenido que destruir este para huir de los guardias, cada vez estaban mas cerca y era peligroso, ahora tenemos otro lugar y mejor escondido, y te recomiendo que te alejes de aquí y no vuelvas jamas. 

Edgar no quería delataros, ni hacerles nada malo, solo quería ayudarles.

-No quiero delatar vuestro nuevo lugar, solo ayudaros, dejadme ayudar, solo os pido eso.

Los demás hombres se pusieron mas cerca y pusieron sus armas tan cerca de Edgar, que este sentía las hojas de las espada, y sus puntas de flechas frias en el cuello.

-Ayudar dices, como la ultima vez, lo siento, pero esta vez no pienso confiar en ti, ya cometí ese error una vez y no pienso repetirlo, ahora lárgate sabandija, no quiero verte en lo que me queda de vida.

todos se apartaron de el y se alejaron, pero Edgar seguía en su lugar y varios metros después ellos se detuvieron al ver que los observaba, no querían que supiera la dirección en la que iban, para así no descubrir el nuevo lugar, Eleodora desde la distancia le grita.

-¡OYE TU, QUIERES ALEJARTE, VETE DE AQUÍ! 

Edgar sentía sus punzantes miradas desde la distancia y vio que estaba quietos, inmóviles mirándole, así que se marcho, empezó a caminar y mientras no estuviera fuera de visión, los otros no se movieron, Edgar miro hacia atrás, pero ya no los veía, llego a Erundil y ahora no sabia que hacer, arrepentido y lleno de remordimientos por todos sus errores, se echo en el suelo cansado y agotado, cerro los ojos y se durmió, poco despume los abrió y se encontró de nuevo en el bosque, donde estaba la bruja, esta le estaba observando de pie junto a el, Edgar se miro en un charco que tenia al lado, pero su aspecto seguía igual.



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En el texto hay: fantasia, amor, magia

Editado: 10.03.2019

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