El principe y la Hechicera

8. QUE DEBO HACER

Echado en la cama, las palabras de Eleodora le retumbaban en su mente repitiendose una y otra vez, aquello le habia hecho sentirse tan mal, que el dolor en su pecho seguia hay, ademas aquella mirada de odio y resentimientos que tenia le horrorizo y lo peor es que aquel odio iba dirigido hacia el, para ella solo habia un camino, que el muriera y sufriera igual que su padre, y en su mente solo habia una cosa, que debia hacer, que camino tenia que tomar para solucionar todo esto, pero en su estado no podia hacer nada y parecia que ya nadie le buscaba o que nadie le habia buscado desde un principio, eran tan prescindible que a nadie le importaba si desaparecia o moria, se levanto de la cama, no conciliaba el sueño, le era imposible, su mente estaba tan llena de cosas, asi que para calmarse y poder dormir, salio a dar un paseo por la ciudad, nada mas bajar se encontro a los hombres todos dormidos y a Eleodora echada durmiendo, sin pensarlo se acerco a ella y se puso a poco metros de su rostro, aun tan magullada y sucia veia su bello rostro, ojos pequeños pero vivos, labios carnosos y un rostro redondo hichado por una mejillas rechonchas que le hacia tan adorable e inocente y sobre todo miro sus labios, en aquel momento tuvo un impuldo irrefrenable de besarla y sin darse cuenta su rostro fue poco a poco acercandose al de ella, hasta que ya casi pudo rozar sus labios, pero Edgar recordo su ira y su odio hacia el y se alejo bruscamente de ella, se dio la vuelta y se marcho, fuera respiro como si le faltara el aire sintio ahogo y se puso a pasear nerviosamente por la entrada, empezo a insultarse a pegarse y hablar consigo mismo.

-Estupido, estupido, pero estas loco, ella te quiere muerto y tu la quieres besar, nunca tendras nada con ella, es mejor que lo olvides.

despues de un rato, miro de frente a la ciudad y se fue a dar ese paseo, sentir el aire fresco y puro de la calle le sento bien, necesitaba pensar en un ambiente mas relajado, paseo y paseo sin rumbo alguno y de repente se encontro con que en el horizonte ya empezaba a ver el sol aparecer, se detuvo para verlo y nunca antes se habia dado cuenta de lo hermoso que era, en aquella llanura y subido en las murralas, pudo ver como los primero rayos de sol anarajados se asomaban por el horizonte, se quedo alli prendado por la hermosa vista y como poco a poco el solo iba alzandose, hasta que la vista ya no podia admirarlo, se giro y tras el las gentes del pueblo ya se movilizaban para trabajar y ganarse el pan de cada dia, otros sentados en las calles pedian su limosna, Edgar harto de mirarlos, saco su bolsa de dinero, todo lo que habia ahorrado por su cuenta, empezo a darlo a los pobres, todos y cada uno de ellos se lo agradecia y el en aquel momento, se sentia satisfecho lleno de orgullo y alegria, cuando la bolsa quedo vacia vio a dos niños palidos y demacrados, moribundos, que miraban a los que por alli pasaban con ojos llorosos y las palmas de la manos abiertas pidiendo algo de dinero, Edgar debia hacer algo, asi que fue a la posada, estaba abierta, la posadera le vio entrar sin decir nada, cogio algo tras la despensa y salio con pan y alimentos para tres personas, se fue a la calle y se dirigio a los niños, les entrego la comida y les dijo.

-Tomad todo esto, es para vosotros, repartirlos si quereis entre los que podais, ahora mismo no puedo daros mas que esto.

Los dos niños le miraron y Edgar pudo ver que en sus rotros se dibujaba una enorme sonrisa de alegria y felicidad, que en aquel momento le lleno el corazon, la posadera le miro y no se enfado, solo se sintio molesta, asi que le espero en la entrada y cuando llego, esta le reprendio.

-por que lo has hecho, por que das comida gratis, no ves que todo esto lo tengo que pagar yo despues de mi bolsillo, si vuelves hacer algo asi, primero dimelo. 

Edgar agacho la cabeza avergonzado y con una sonrisa entro dentro de la posada, Eleodora lo habia visto todo desde una de las ventanas y le miro, notaba que en el habia cambiado algo, pero no sabria decir concerteza en el que, aun asi sentia un profundo odio hacia el y dejo de mirarle y prepcuparse por el, se marcho sin decir nada y la posada quedo vacia, la posadera suspiro preocupada.

-Esa muchacha algun dia morira, no sabe que el reino no puede salvarse, su cruzada sera su muerte.

Edgar vio como la posadera miraba con preocupacion y desesperacion y entendio que debia hacer algo, necesitaba volver a ser el rey Edgar, queria volver a ser el, para arreglar las cosas, pero aun no podia y no sabia como hacer para volver a ser el mismo de antes, ese dia paso mas tranquilo de lo habitual, la clientela habitual no fue ese dia a la posada y aquella tarde tan tranquila, decidio volver a su habitacion, estaba agotado y con sueño, anoche no durmio, por lo que era un buen momento para domir, se subio a su cuarto, se hecho en la cama y no tardo en conciliar el sueño, pero de repente desperto y nada mas abrir los ojos reconocio el lugar y vio a la bruja tendiendo la ropa le miro y sonrio Edgar no estaba de humor y se levanto de golpe y se fue hacia ella.

-Oye, estoy harto de esto, dime que debo hacer para volver a ser el yo de antes, todo esto de que debo aprender una valiosa leccion ya ha llegado muy lejos, devuelveme a mi forma normal, ahora.

La bruja inalterable y tranquila, seguia tendiendo la ropa tarareando una cancion que Edgar conocia, pero no le presto atencion, ella em cambio mientras tendia le respondio.

-Querido, ya te dije que yo no puedo devolverte a tu forma anterior, quien debo hacerlo eres tu y solo tu, como ya te dije, hasta que no aprendas ese algo valioso, no podras volver a ser tu mismo. 

Edgar no queria seguir con este juego, debia salvar dos reinos y evitar que un tercero cayera en malas manos y esas eran las suyas, pero estando en esa forma no podia hacerlo y asqueado se lo hizo saber a la bruja.



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En el texto hay: fantasia, amor, magia

Editado: 10.03.2019

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