Narra Ifigenia
Mis pensamientos me tenían tan absorta que no me di cuenta de que James me estaba hablando.
- Ifigenia, ¿qué pasa? Dime por qué estás así - me preguntó con preocupación. La verdad es que no sabía qué responder.
- Estoy muy confundida, James - dije con tristeza en mi voz.
- Pero, ¿por qué estás así? ¿Acaso lo de anoche no significó nada para ti? ¿Fue solo una apuesta con tus amigas para ver quién "se acuesta con su profesor"? - dijo con incredulidad. Sus palabras dolieron, pero no podía decirle que lo amaba, tenía miedo de que no sintiera lo mismo y me dejara con el corazón roto.
- Sí, James, esto solo fue una apuesta que hice con Samuel para demostrarle que yo también podía "acostarme con mi profesor" - solté esas palabras con un dolor profundo en mi corazón.
- ¡¿ENTONCES?! ¡¿Toda esta farsa?! - gritó enojado. - Pensé que eras diferente, pensé que lo de anoche era especial. Pero soy un estúpido por confiar en una alumna, todas resultan ser unas... - no pude soportar escuchar esas palabras. Me dolió tanto verlo así. Él no merecía eso. Sabía que tenía que alejarme y dejarlo ir.
Me acerqué a él, quería abrazarlo por última vez.
- Déjame, las alumnas no pueden acercarse a su profesor de esta manera. Vete de mi casa - dijo con la voz más seria y dolorosa del mundo.
Asentí y me alejé de su lado. Bajé las escaleras y él se quedó sentado en el sillón, con lágrimas en los ojos. No entendía por qué me había tratado así. Claro, fui una estúpida al decirle que todo fue una apuesta. Bajé hasta la puerta principal y nos miramos por última vez.
- Adiós, James. Algún día me agradecerás esto. Cuídate, nos vemos en la escuela - dije con dolor y una tristeza inexplicable.
- Solo lárgate, Ifigenia. No me busques, tú y yo no somos nada y aquí no ha pasado nada. Vete - dijo con rabia y dolor. Sus palabras me destrozaron el corazón.
Pero yo había causado eso y no podía cambiarlo. Lo amaba y por eso tenía que irme. Esas palabras resonaban en mi cabeza.
Salí del departamento de mi profesor con el alma rota. Tenía que hacerlo, él lo iba a perder todo si seguía conmigo.
Arruiné todo.
Caminé por las calles y al llegar a mi casa, me quité la ropa y me metí a la ducha, llorando desconsoladamente. No sabía qué hacer. ¿Será que lo amo? No, claro que no. Solo es aprecio, atracción. Solo es un juego, nada más. Cuando salí de la ducha, revisé mi celular y vi un mensaje de Samuel y de Heidi.
Ambos me invitaban a una supuesta fiesta. Solo pensé, ¿por qué no ir? Estoy sola y quiero olvidarme de todo un poco.
En ese momento, sonó mi celular.
- Hola, Ifigenia - dijo Samuel del otro lado.
- Hola, Samuel. ¿Cómo estás?
- Bien, Ifigenia. Te llamaba para preguntarte si quieres ir conmigo a la fiesta.
- Sí, claro, Samuel - respondí sin decir más.
- Bueno, paso por ti a las 8 - dijo con alegría en su voz.
- Bien, Samuel. Aquí te espero - dije antes de colgar.
Había aceptado ir a la fiesta con Samuel, pero por dentro estaba destrozada. Lo único en lo que podía pensar era en James, quería estar con él, quería estar solo con él.
Empecé a buscar entre mi ropa qué ponerme para la fiesta. Pero mientras recordaba los hermosos momentos de la noche anterior, las dulces palabras, las caricias, los besos, su cuerpo, no pude evitar llorar de nuevo. Me sentía como una zorra. No podía creer lo que había hecho, lo que me había hecho a mí misma. Él ahora me odia, me verá con asco. ¿Por qué le dije que todo fue una apuesta si lo amo desde que tenía 13 años?
Narra James
Me encontraba en mi casa totalmente destrozado, no podía creer lo que había pasado. Cómo Ifigenia fue capaz de decirme eso. Pensé que me amaba, pensé que lo que habíamos pasado era real. Bueno, para mí sí lo fue.
Tomé una ducha con agua fría tres veces, como si eso pudiera relajarme, pero no dejaba de pensar en ella.
Una parte de mí sentía que ella estaba mintiendo, podía sentirlo, pero soy tan cobarde que no quise comprobarlo.
Tenía miedo de que me confirmara que todo había sido una apuesta y no sé si podría soportar escuchar eso de nuevo.
Esto me pasa por enamorarme de una chica de 15 años que no sabe lo que quiere. Obviamente, está confundida con respecto a sus sentimientos.
Sonó tan sincera cuando me dijo que me amaba desde los 13 años, pero fue muy doloroso cuando me dijo que todo fue una apuesta.
Estoy en una lucha interna conmigo mismo.
¿Qué se supone que debo hacer?