Narra Ayelen
Estábamos sumidos en un beso apasionado, nuestros labios buscándose con ansias, cuando de repente siento su mano deslizándose lentamente por mis brazos, hasta llegar a uno de los tirantes de mi blusa blanca. Sin dejar de besarme, lo baja con suavidad, revelando un poco más de mi piel.
- Lo siento, me dejé llevar - dice él, con una expresión de disculpa en su rostro.
- No te preocupes - le sonrío, transmitiéndole confianza.
Mientras continúo besándolo, mis manos encuentran los botones de su camisa y los desabrocho uno a uno, sintiendo la calidez de su piel bajo mis dedos.
Tomas rodea mi cintura con sus brazos, apretándome contra él con ternura y deseo.
- ¿Estás segura? - me pregunta, su voz llena de preocupación.
En ese momento, me quedo bloqueada, sintiendo una mezcla de emociones y pensamientos confusos.
- ¿Segura? - repito, tratando de encontrar una respuesta clara dentro de mí.
- Estoy lista - respondo, dejando que mi sonrojo revele mi nerviosismo y excitación.
Tomas me carga en sus brazos con facilidad, y yo rodeo su cadera con mis piernas, sintiendo la fuerza y seguridad de su abrazo. Nos dirigimos hacia la habitación, nuestros labios aún unidos en un beso apasionado. Mientras avanzamos, jugueteo con su cabello, despeinándolo ligeramente, sin poder evitar sonreír ante la sensación de complicidad y deseo compartido.
Una vez en la habitación, apenas tengo tiempo de notar la tenue luz que ilumina el lugar y la suave fragancia que impregna el aire. Me recuesta con delicadeza sobre la cama, sintiendo cómo su cuerpo se posa sobre el mío con la misma delicadeza y cuidado.
- ¿Estás lista? - pregunta, mirándome a los ojos con intensidad.
Un escalofrío recorre mi espalda y él lo percibe de inmediato.
- ¿Segura de que quieres hacer esto? - pregunta, su voz llena de preocupación y respeto.
- Tengo un poco de miedo, es mi primera vez - confieso, sintiendo la necesidad de ser honesta - Pero sí quiero hacerlo.
- No te preocupes, amor - dice él, su voz suave y reconfortante - Te cuidaré y estaré contigo en cada momento.
- ¿Me va a doler? - pregunto, nerviosa por lo desconocido.
- Seré cuidadoso, ¡te lo prometo! - responde, acariciando suavemente mi mejilla.
- ¿Confío en ti? - digo, dejando escapar una sonrisa nerviosa pero llena de confianza en él.
Tomas desliza sus labios por mi cuello, dejando un rastro de besos que despiertan un cosquilleo en mi piel. Luego, continúa descendiendo por mi hombro, bajando lentamente por mi pecho y abdomen, deteniéndose en cada lugar con delicadeza.
- ¿Estás segura de que quieres que siga? - dice, mirándome a los ojos, buscando mi consentimiento en cada paso.
- Sí - respondo, asintiendo con la cabeza, sintiendo cómo mi respiración se vuelve más entrecortada.
Él continúa besándome, descendiendo aún más, hasta que se posiciona entre mis piernas, creando una sensación de anticipación y deseo que me envuelve por completo.
Mis manos se aferran suavemente a las sábanas mientras siento una mezcla de nervios y emoción recorriendo todo mi cuerpo. La mirada intensa de Tomas se encuentra con la mía, buscando una confirmación final antes de seguir adelante.
- Confío en ti, Tomas - susurro con determinación, sintiendo cómo mi corazón late con fuerza en mi pecho.
Él me sonríe con ternura y suavidad, transmitiéndome una sensación de seguridad y amor incondicional. Sus manos acarician suavemente mis muslos, dejando un rastro de electricidad en su camino. Cierro los ojos y me dejo llevar por las sensaciones, confiando en que él cuidará de mí en este momento tan especial.
Con cada caricia y cada beso, el mundo a nuestro alrededor se desvanece, dejando solo espacio para nosotros dos. El tiempo se ralentiza mientras nos entregamos el uno al otro, explorando nuestros cuerpos y nuestras almas en una danza íntima y apasionada.
Cada movimiento es cuidadoso y gentil, como si Tomas quisiera grabar en su memoria cada detalle de este momento. Su ternura y consideración me hacen sentir amada y protegida, disipando cualquier temor o inseguridad que pueda haber tenido.
A medida que avanzamos, nuestras respiraciones se entrelazan en un ritmo sincronizado, creando una sinfonía de pasión y entrega. Cada gemido y susurro se convierte en una melodía que solo nosotros dos podemos escuchar, sumergiéndonos aún más en la profundidad de nuestra conexión.
El placer se intensifica y se entrelaza con el amor y la confianza que compartimos. Cada sensación es intensa y nueva, dejándonos sin aliento y anhelando más. Nos perdemos en el éxtasis del momento, dejando que nuestros cuerpos y emociones se fusionen en una experiencia única y transformadora.
Después de alcanzar el clímax juntos, nos quedamos abrazados, sintiendo el latido de nuestros corazones en perfecta armonía. El silencio se llena de un amor infinito y una complicidad que solo puede ser compartida entre dos almas que se han entregado por completo.
- Te amo, Ayelen - susurra Tomas, acariciando mi cabello con dulzura.
- Y yo te amo a ti, Tomas - respondo, sintiendo cómo una sonrisa radiante se dibuja en mi rostro.
Nos quedamos así, enredados en un abrazo cálido y reconfortante, disfrutando de la paz y la plenitud que nos brinda este momento tan especial. Sabemos que este es solo el comienzo de nuestro viaje juntos, lleno de amor, crecimiento y aventuras compartidas.
Y así, en ese momento de intimidad y conexión profunda, siento que hemos dado un paso importante en nuestra relación, construyendo un lazo aún más fuerte y duradero. Estoy emocionada por lo que el futuro nos depara y agradecida por haber compartido este momento tan especial con la persona que amo.