Narra Ayelén
Al despertar a la mañana siguiente, me encontré envuelta en los brazos de Tomás. Sentí una repentina vergüenza al verme desnuda, así que rápidamente me tapé.
- ¿Qué sucede, cariño? - preguntó él, besando mi frente.
- Es que me siento avergonzada - dije tímidamente.
- No deberías avergonzarte - respondió con ternura.
- ¿Qué hora es? - pregunté.
- Son las 10:50 am - dijo.
- ¡Es tarde! Dijimos que estaríamos de vuelta a las 8:30 am - exclamé.
- Algo me dice que tendré problemas con mi suegro - dijo él.
- No digas tonterías en un momento como este - le reproché, golpeándolo en el brazo.
- Si sigues haciendo eso, no me quedará brazo - se rió.
- ¡Tenemos que arreglarnos rápido! - dije apresurada.
- ¡Sí! - respondió él.
- Espera un momento - dije, cerrando los ojos - Ahora sí.
- ¿Por qué cierras los ojos si anoche fuimos uno solo? - preguntó.
- Aún siento mucha vergüenza - dije tímidamente, tapándome con las sábanas.
- Voy a ir a la habitación que está al fondo para que puedas cambiarte aquí, ¿está bien? - dijo Tomás.
- Sí, está bien - respondí.
Luego vi cómo Tomás salió de la habitación.
Anoche fue maravilloso, nunca me arrepentiré de lo que sucedió. Amar a alguien con tanta intensidad, ser suya.
¿Será que mi padre me mate cuando llegue a casa? Mejor me apresuro - pensé. Luego me duché y me cambié.
Mientras me vestía, mi mente se llenó de pensamientos y emociones encontradas. Sentía una mezcla de felicidad, por haber compartido ese momento íntimo con Tomás, y de preocupación, por las posibles consecuencias que podrían enfrentar. Pero a pesar de todo, no podía negar la intensidad de lo que sentía por él.
Una vez lista, salí de la habitación y me encontré con Tomás, quien me esperaba con una sonrisa en el rostro.
- Estás hermosa - dijo él, acercándose para darme un beso en la mejilla.
- Gracias - respondí, sintiéndome un poco más tranquila.
Nos dirigimos hacia la puerta, listos para enfrentar lo que viniera. Sabíamos que no sería fácil, pero estábamos dispuestos a luchar por nuestro amor. Juntos, caminamos hacia el futuro, sin importar los obstáculos que se interpusieran en nuestro camino.
Narra Tomás
Mientras salía de la habitación, mi mente se llenaba de pensamientos y emociones encontradas. Anoche fue una experiencia increíble, nunca había sentido una conexión tan profunda con alguien. Amar a Ayelén con tanta intensidad me asusta un poco, pero también me llena de felicidad. No me arrepiento de lo que sucedió entre nosotros, pero sé que enfrentaremos desafíos difíciles. ¿Qué pensará su padre de todo esto? ¿Cómo lidiaremos con las posibles consecuencias? A pesar de las preocupaciones, no puedo negar que estoy dispuesto a luchar por nuestro amor. Ayelén es especial, y quiero estar a su lado sin importar lo que suceda. Juntos, enfrentaremos lo que venga y construiremos nuestro propio futuro.
Ponemos todo lo que trajimos en el coche y nos subimos, listos para regresar.
- ¿Tomás? - dice Ayelén.
- Dime - contesto.
- ¿De quién es esta cabaña? - pregunta.
- Es tuya - digo sonriendo.
- ¿En serio es tuya? - pregunta sorprendida.
- Sí, la compré después de nuestra primera semana de citas - digo. - Pensé que necesitábamos un lugar para nosotros... si quieres, podemos venir aquí después de casarnos.
- Me encantaría - dice.
Nos besamos apasionadamente.
- ¿Vamos? - pregunto.
- ¡Sí! - exclama.
Y nos dirigimos a la casa de Ayelén.
- ¿Papá? - dice ella. - Ya llegamos.
- Parece que no hay nadie - digo.
Mientras caminamos hacia la puerta, siento una mezcla de nervios y emoción. Aunque el padre de Ayelén ya sabe de nuestra relación, todavía no sabe que hemos tenido intimidad. No sé cómo reaccionará cuando se entere de lo que ha sucedido entre nosotros. Pero estoy dispuesto a enfrentar cualquier desafío por estar con ella. Juntos, nos apoyaremos mutuamente y construiremos nuestro propio camino. Estoy ansioso por ver cómo se desarrollarán las cosas y qué nos deparará el futuro.