Narra Ayelén
Tomas y yo nos abrazamos en silencio, sumidos en nuestros pensamientos.
- Salio negativo - rompí el silencio, anunciando el resultado de la prueba.
- Creo que me hubiera gustado que salga positivo - dijo sonriendo - Te amo - me besó - Perdóname por haber sido tan egoísta, lamento mucho haberte lastimado - dijo con sinceridad.
- No te preocupes, solo estabas pensando en mi bienestar - respondí con una sonrisa, sintiendo un alivio en mi corazón.
- Sin importar lo que suceda, siempre estaré contigo porque te amo - declaró, transmitiendo su amor incondicional.
- Yo también te amo - dije, y nuestros labios se unieron en un beso cargado de amor y esperanza.
- Y en el futuro, esa prueba dará positivo y formaremos una hermosa familia juntos - dijo con convicción - ¿Entonces, a qué se debió tu mareo? - preguntó, curioso por saber la causa de mi malestar.
- No he estado comiendo bien desde que terminamos - confesé, reconociendo mi descuido en cuidar mi alimentación.
- Amor, debes alimentarte adecuadamente, incluso si no tienes hambre. Quiero que comas algo, aunque sean unas galletitas. ¿Está bien? - propuso, mostrando su preocupación por mi bienestar.
- ¿En serio? - pregunté, sonriendo ante su gesto de amor y cuidado.
- Entonces, ¿quieres que te lleve a tu casa o prefieres quedarte con el futuro padre de tus hijos? - preguntó, con una sonrisa pícara en su rostro.
- Mmm... - fingí pensar, jugando con él - Creo que prefiero irme.
- ¿Por qué eres así? - preguntó, haciendo un puchero adorable.
- Es broma - dije riendo - Claro que quiero quedarme con el hombre que amo - lo besé tiernamente - Estoy de vuelta con el amor de mi vida, no me separaré de ti tan fácilmente.
- Entonces... Ayelén Valencia, ¿me harías el honor de ser mi novia nuevamente? - preguntó, acariciando mi cabello con ternura.
- Sí... sí quiero - respondí con una sonrisa radiante, sintiendo una oleada de felicidad invadir mi ser.
- ¿Y también podrías perdonar las estupideces que hizo este chico? - preguntó, buscando mi perdón sincero.
- Claro que te perdono - afirmé, mirándolo a los ojos con amor y comprensión.
- Nunca dejaré de amarte - dijo, con una sinceridad conmovedora.
- Ni yo a ti - afirmé, sintiendo cómo nuestro amor se fortalecía con cada palabra compartida.
Mientras disfrutábamos de nuestro amor recién reencontrado, escuchamos un golpe en la puerta. Nos miramos confundidos, sin esperar a nadie más en ese momento. Tomas se levantó y fue a abrir, revelando a Cintia parada frente a nosotros, con una expresión de rabia en su rostro.
- ¿Qué haces aquí, Cintia? - preguntó Tomas, tratando de mantener la calma.
- No puedes terminar conmigo, Tomas. Eres mío y de nadie más - dijo Cintia, con voz amenazante.
Valiente y decidida, saqué mi teléfono y comencé a grabar discretamente la escena sin que Cintia se diera cuenta. Sabía que necesitábamos pruebas para poner fin a esta situación de una vez por todas.
- Cintia, esto se acabó. No tienes ningún derecho sobre mí ni sobre Ayelén. Te pedimos que te vayas y nos dejes en paz - dijo Tomas, firme en su decisión.
Cintia se enfureció aún más y se acercó amenazante hacia mí. Fue en ese momento que decidí revelar mi as bajo la manga.
- Detente, Cintia. Tengo algo que deberías ver - dije, mostrándole el video que acababa de grabar.
Cintia se quedó sin palabras al ver su propia amenaza registrada en video. Finalmente, entendió que sus acciones tenían consecuencias y que no podría seguir manipulando a Tomas ni a mí.
- Esto... esto no puede ser verdad - balbuceó Cintia, sintiendo cómo se le escapaba el control de la situación.
- Lo siento, Cintia, pero hemos decidido tomar medidas legales. No permitiremos que sigas amenazándonos ni haciéndonos daño. La policía ya está al tanto de todo esto - dije, con determinación en mi voz.
Cintia se quedó en shock mientras Tomas y yo llamábamos a la policía para denunciar las amenazas y mostrarles el video como evidencia. Poco después, la policía llegó y se llevó a Cintia bajo custodia.
Con Cintia fuera de nuestras vidas, con Tomas finalmente pudimos respirar aliviados. Decidimos celebrar nuestra libertad y el comienzo de una nueva etapa en nuestra relación. Organizamos una cita especial, llena de risas, complicidad y amor, disfrutando de la compañía del otro y dejando atrás las sombras del pasado.
El amor triunfó sobre la adversidad y Tomas y yo nos prometimos estar juntos en cada paso del camino, superando cualquier obstáculo que se interponga en nuestra felicidad.
¡Y así, nuestra historia de amor continuó, más fuerte que nunca!