Volví al día siguiente.
Temprano.
Antes de que el sol quemara del todo la niebla.
Necesitaba hablar con él.
Con el hombre del día anterior.
El que me había dicho que “cuando el alma despierta, el
cuerpo sufre”.
Pero él no estaba.
En su lugar, una mujer joven acomodaba libros en silencio.
No lo había visto nunca.
Y al parecer, ella tampoco a mí.
—¿El hombre que trabaja aquí? Alto, delgado, cabello
gris… —pregunté, intentando sonar casual.
—¿Aquí? —frunció el ceño—. En este piso solo estoy yo
desde hace meses.
Quise insistir.
Decir que lo había visto, que había hablado con él.
Pero algo me detuvo.
Tal vez su expresión.
Tal vez el miedo a que me dijera lo que ya temía: que nadie
más lo había visto.
Me fui sin decir nada.
Bajé las escaleras con una sensación parecida al abandono.
Y entonces pensé en él.
En el hombre de mis sueños.
En esa tristeza creciente.
En ese lugar robado.
En la frase: “el cuerpo sufre por lo que ya no puede ignorar”
¿Qué significaba todo esto?
¿Y por qué dolía tanto no tener respuestas?
Fui a la universidad.
Necesitaba una mirada externa.
Un adulto que me dijera que todo esto tenía sentido.
O que no lo tenía, pero que al menos había un camino.
Entré al despacho del profesor Hadriel.
Era uno de esos hombres que creen saberlo todo, pero
que al menos te dejan hablar antes de negarlo.
—¿Cree que los sueños pueden decirnos algo
real? —pregunté sin rodeos.
Él levantó la vista de su escritorio, con una ceja arqueada.
—¿A qué te refieres con "real", Etha?
—A… lugares que no existen, pero se sienten conocidos.
Personas que no conozco, pero me hacen falta.
Sueños que… duelen.
Él me observó un segundo. Luego se inclinó hacia
adelante.
—Mira… Los sueños pueden ser poderosos. Sí. Pero
también son solo eso: representaciones del subconsciente.
Frases sin orden.
Deseos. Miedos.
Fantasías.
—Pero si se repiten. Si cada vez se sienten más reales…
—Lo real es lo que puedes ver, tocar, comprobar. Todo lo demás… puede llevarte a perderte.
Me quedé en silencio.
No porque creyera en lo que decía.
Sino porque entendí que él nunca iba a entenderme.
—A veces perderse es la única forma de encontrarse —dije
al salir.
No miré atrás.
💌 Carta 7: “No quieren que crea en ti”
A ti, el que está al otro lado…
Hoy busqué respuestas en un lugar que creí sabio.
Pero todo lo que encontré fue negación.
Me dijeron que los sueños no son reales.
Que no hay sentido en lo que siento.
Que no debo creer.
Pero tú sabes lo que sé:
esto es más que imágenes nocturnas.
Es dolor.
Es vacío.
Es una llamada.
Si me están intentando hacer olvidar…
prometo que recordaré aún más fuerte.
Y si tú también sientes que te están alejando de mí,
resiste.
Porque yo ya elegí:
No voy a volver a dormirme.
Etha
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Editado: 13.07.2025