Capítulo 12
Jueves 7 de agosto
-¡Feliz Cumpleaños!.- Mi mamá y papá entran cantándome Feliz cumpleaños con un Desayuno y Globos.
Había olvidado completamente que es mi Cumpleaños...Para lo que me importa. Ahora ellos me despiertan de un tirón con esto.
Pero no estoy de humor alguno. Esto es un acto de pura hipocresía. Después de ignorarme y tenerme en baja estima vienen con una cara falsa sonriendo como si de verdad me amaran, pero ni son capaces de quererme.
-Ummm gracias por esto.- Me hago el sorprendido aceptando el desayuno con la sonrisa más actuada posible.
En estos últimos tres días no me he sentido nada bien. Mi cabeza últimamente da muchas vueltas por la madrugada, entrando en sueños densos y turbios. Los gritos de Elizabeth son los que me levantan junto a las imágenes de Gabriel atormentándome.
La noticia de que Gemma y Stefano serán padres es lo único que me ha tenido vivo hasta ahora.
Se que se me pasará esto.
-Disfruta.- Mamá me besa en el cachete .- Te esperamos abajo.- Salen de la habitación sonriendo ampliamente. Es como si intentaran redimirse luego del todo daño que me hicieron.
Dejo el desayuno de un lado y tomo mi celular, no quiero salir de mi habitación.
PI PI
Oigo una bocina que viene de afuera. -¿Quién será?- Me asomo por la ventana y mi primer pensamiento fue Ernesto.
-Feliz cumpleaños Tortolito.- Lucía , Connie y Juan están abajo con un peluche de oso panda enorme, y globos de color azul.
Jummm. Les sonrío levemente, No me lo esperaba ...Pero les agradezco.
-Pasen.- Les grito desde la ventana. Tomo mis pantuflas y bajo por las escaleras.
-¡FELÍZ CUMPLEAÑOS!.- Me felicitan explotando un confeti que cae por toda la sala como copos de nieve en el invierno.
-Gracias chicos.- Los abrazo.
En el momento que abrazo a papá siento el aura del señor Matías. Veo al Señor Matías en el , no sé porque. Esto debe ser un sueño.
Es como si me hubiese teletransportado al lugar del crimen, pero...Oigo todo , Veo todo, siento todo.
Volteo a ver mi alrededor. La sala cambia a ser la quinta de Elizabeth.Ya no hay globos, Es sangre desparramada de mis amigos...Juan,Connie y Lucía, Tirados en el piso, muertos.
-AHHHHHHH-Vuelvo a la realidad, Empujo a papá.Todos están mirándome con cara de asombro y confusión. Sus expresiones dicen miles de dudas.
-¿Qué te pasa?.- Papá susurra aterrado y desubicado.
Yo ruedo los ojos para ver las caras de terror de todos. Ni los globos, confeti , amigos y desayuno, pueden maquillar esta situación que no sé describir...No se lo que me sucede ¿Por qué no sale de mi cabeza todo lo que sucedió el domingo ?
Empiezo a llorar mientras ellos me observan. No es un nudo en mi garganta, Es un sentimiento en mi corazón sin explicación alguna.
-¿Llora de Felicidad?.- Lucía pregunta incoherentemente, tratando de conseguir una respuesta a lo que acaba de pasar. Pero esa pregunta queda suspendida en el silencio bruto.
-No me siento bien.- Aparto a Juan que está en la escalera y subo los escalones con respiraciones aceleradas.
Entro a mi habitación para recostarme a la puerta viendo hacia la ventana. No se lo que acaba de ocurrir, pero la cagué.
Observo mis manos como tiemblan. No siento miedo ¿Por qué lo hacen?
-Ahh.- Grito cuando el teléfono empieza a sonar y vibrar.
<Número desconocido>
Sujeto viendo al dichoso número desconocido y decido responder la llamada.
-Alo ¿Buenos días?.- Pregunto.
-Hijito.- El señor Matías me saluda.- Feliz cumpleaños ante todo.-
Yo sonrío al escuchar su voz y sujeto el teléfono con fuerza.-Buenos días Señor , Muchas gracias por acordarse.- Respondo algo avergonzado.
-Tranquilo...Recuerda que hoy me tienes que traer al muchacho que comentaste ¿Te acuerdas?.- Ese tal...Stefano.- El señor Matías pregunta.
-Si señor.- Afirmo.- Dígale a Ernesto que estaré allí a las una de la tarde.-
-Vale, Nos vemos.- Cuelga la llamada.
Inhalo para tomar algo de aire, planificando que haré hoy. Primero lo primero: Llevar a Stefano con el Señor Matías.
Al escucharlo he tenido un gran alivio, es como si su voz fuera una medicina para esta situación , aunque el la ocasione.
Todavía estoy analizando estas series de alucinaciones de Elizabeth y Gabriel. Es como si sus espíritus estuviesen molestos conmigo. Lo único que logra calmarme es el Señor Matías ¿Por qué?
Ya que dejé de temblar y mis lágrimas pararon, me levanto para abrir el clóset. Pienso en usar una prenda de ropa decente. Supongo que este mono blanco, camisa beige y zapatos deportivos irían bien. Quiero estar lo más cómodo posible.
Desvío mi atención cuando alguien toca la puerta para entrar.
—Doroteo ¿Qué fue eso?.—Papá se asoma con tono confundido.
Yo guardo silencio, no quiero dar una respuesta. Simplemente lo veo de reojo y sigo colocándome el mono.
—Responde ¡Coño!.—Cambia su tono a enfadado.
—No lo sé.—
—¿No lo sé?.—Ríe incrédulamente.—Me empujaste en pleno abrazo ¿Qué pasa en tu jodida cabeza? .—Golpea la pared lo cual desborda mi paciencia.
—¿Por qué no te largas?.—Le señalo a la puerta.
—¿Qué dijiste.—Me cachetea con fuerza.
Siento su mano pesada en mi rostro. Mi cuello no soporta tanta fuerza y caigo encima de la cama.
Me duele , no lo niego. Llevo mi mano a mi cachete golpeado mientras lo miro con rabia.
—¿QUÉ COÑO SUCEDE CONTIGO?.—Grita con locura señalando a su cabeza.
Yo trago saliva con lágrimas cayendo en la cama, viéndolo tener un ataque de ira...Me recuerda cuando solía golpearle a mamá cuando yo apenas tenía cinco años.
—DORO...—Mamá llega a la habitación después de escuchar los gritos y queda fría al verme llorando en la cama.
—RESPÓNDEME.—Grita desde lo más profundo de su ser, este grito debe escucharse a casas de aquí.