Capítulo 15
Apenas pude dormir cinco horas. El señor Matías me trajo a casa muy tarde. Esto es testimonio de que puedo escabullirme en la casa en plena madrugada y ellos ni se dan cuenta.
Veo el calendario en la laptop y me llevo la grata sorpresa que este lunes inicio la academia. No puedo creer que ya faltan dos días para que llegue el momento que más he anhelado en toda mi existencia.
Que emoción. Iré a comprarme ropa para no repetirla durante todo el semestre.
Bajo las escaleras luego de una cálida ducha y colocarme un outfit para salir. Iré al puente a preguntarle a Stefano y a Gemma como les fue ayer con el Señor Matías, espero haya salido increíble su acuerdo.
Mamá con papá están en la mesa cortando vegetales y golpeando el pollo para el almuerzo. Clavan sus miradas en mi cuando pisó el lugar.
—Buen día al callejero.—Mamá me saluda con una amplia sonrisa.
—Pensamos que estarías en la pijamada ¿Por qué dormiste aquí?.—
Abro los ojos de par en par, al darme cuenta que mentí y fui incapaz de acordarme. Solo quería llegar a dormir por la gran cantidad de arroz chino que comí.
—No, preferí solo pasar una noche con ellos…Nada como mi cama.—Sobrellevo la situación con una sonrisa fingida.
—Si quieres preparar algo para desayunar , hay cereal y leche en la nevera.—Me ve de arriba a abajo.—Antes de que salgas de nuevo.
—¿A dónde estabas ayer?.—Papá deja el cuchillo en la mesa para verme fijamente.
—Salí con Stefano y Gemma.—
—Eso ya lo sabemos, pero en dónde.—
—Centro comercial.—Me encojo de hombros.
—Carmen nos dijo otra cosa…—Mamá se ubica detrás de papá.
Ambos combinan sus miradas que me intimidan, siempre lo hacen cuando quieren que les diga la verdad, y funciona.
—¿Qué hacías en el ZAYME?.—
—Acompañando a Stefano.—Trago saliva.
—¿Ah sí? Pues Carmen me dijo que estabas solicitando pasaporte.—Sube algo el tono.
—Stefano, yo no. Si quieres revisas todas mi cosas, no hay nada.—«Obvio no hay nada porque no lo he ido a retirar» El sudor comienza a brotar de mi frente, ya me muestro nervioso y muy obvio.
—Cuidado si me ocultas algo, Doroteo Alchepol.—Papá da unos cuantos pasos hacia a mi.—Y te debo confesar que no te creo nada de lo que dices…Además, es ilógico que un vagabundo que vive bajo un puente solicité un pasaporte ¿Con que dinero? ¿Con qué razón? ¿Tú le diste dinero del que guardas?.—
—Ha trabajado durante años, sabe ahorrar.—
—JAJAJAJAJA. Te creí. Ahora dime la verdad.—
—Esa es la verdad, no sé qué quieres escuchar.—
Su mirada me escanea, como si pudiera ver mi mente y pensamientos. Lo tengo justo cara a cara con una distancia de apenas cinco centímetros.
—Bueno, confiaré en ti.—Cambia de expresión en un instante.
Exhalo profundamente al verlo tranquilizarse. Temía que me golpeara nuevamente, o peor…Descubrirme.
En silencio, camino hacia el refrigerador para preparar algo de Cereal. Debo tener energías para hoy.
Echo la leche casi congelada con los cereales algo pasados de fecha, pero no hay más nada. No pienso preparar un desayuno.
Tomo asiento en el sofá, justo en frente de la televisión para entretenerme mientras termino de comer. Dejo el botón del control pulsado, cambiando de canales hasta que oigo «Recompensa de cinco millones de dólares por la cabeza de El criollito»
Dejo el programa, bajando un poco de volumen para que mis padres no oigan. Dejo el cereal en mi boca sin pasarlo. Estoy muy concentrado ahora mismo en todo lo que dice este noticiero.
«José Rafael Guevara, dueño de una finca de ganadería, ubicada en el este de la ciudad.Fue asesinado ayer viernes en horas de la noche. Según Mateo Valbuena, un trabajador de allí. Confiesa que el lugar fue utilizado para lavado de dinero, lo que se puede llegar a una conclusión de su asesinato. Autoridades ya han tomado cartas en el asunto para una investigación profunda,Aunque han encontrado el nombre de Matías Lester Vergara por todos lados»
Dejo caer la cuchara en la taza. Me someto a pensar, quien fui yo quien lo asesinó, estuve en esa escena del crimen. Nunca pensé que un hecho que cometiera aparecería en un programa de noticias.
Apago la televisión fríamente. Respiro hondo viendo directamente a la taza con leche fría. Veo mi reflejo a través de ella «Viste que sus muertes tienen un porqué» Recuerdo lo que el señor Matías me dijo y se ha estado repitiendo siempre en mi mente.
—Es parte de mi trabajo, no estuvo mal.—Me digo a mi mismo.
Hago memoria de cuando le disparé en los genitales. Fue como un clímax emocional.En ese momento el miedo, ansiedad, pánico, fue reemplazado por una anestesia emocional. Una gran paz vacía vino sobre mí, no una paz feliz. Ahora el clic de la cámara y el de la pistola se parecen demasiado cuando consigo una justificación.
Ya tengo un acuerdo. No tener miedo a la violencia. Pero no alegrarme por ella.
—¿Ya comiste?.—Mamá pregunta.
—No.—Llevó la taza a mi boca para tomarme la leche faltante.—Ahora sí.—
Ella me quita la taza para llevarlo al fregadero. Me levanto del mueble para avisarles que voy a salir.
—Cuídate.—
Salgo por la puerta para llegar a la parada del bus. Donde tomaré un transporte para ir al puente.
Voy sentado en el bus con muchas personas. Planificando que haré hoy, pues lo primero será hablar con los chicos. Quiero saber cómo les fue ayer, ojalá el Señor Matías les haya asignado algo increíble a ambos. Stefano no se mostraba muy bien ayer, espero esté mejor.
El bus me deja en toda la entrada de la plaza. Hay algunos obreros limpiando las hojas caídas y basura regada por los caminos y césped.
Bajo la canal para para así, entrar al puente.
—Hola.—Huelo a pollo asado.
—Estaba a punto de llamarte, pero no quería desactivar el modo avión.—Stefano está sentado en el mueble con pijama puesta.