Capítulo 17
La hora se había pasado, Stefano tuvo que bajar las escaleras a grandes saltos para poder hacerle el desayuno a Stefany qué debe comer puntualmente, o si no, Gloria y Manuel lo regañarían.
—Es tarde.—Stefany apareció como un fantasma en la cocina.
—Disculpa, ya preparo algo.—
Stefano en el proceso comenzó a amar el cocinar para su hermana. Solía pedirle cierta cantidad de dinero a sus padres para ir al supermercado y comprar demasiados alimentos y refrigerios. Practicaba recetas nuevas de chefs que seguía en instagram, pero nunca recibía un «Gracias» de parte de su hermana, ya que para ella era su deber como hermano mayor.
Ellos se llevaban dos años de diferencia, no era mucha. Pero sus padres la exageraban, dejaban siempre de un lado a Stefano. Solían darle los mejores regalos a Stefany, Mejor ropa e incluso estudiaba en una mejor escuela secundaria.
Stefano por su parte lo notaba, pero pretendía estar de acuerdo con eso. No le pedía nada a sus padres, ni una bicicleta, ni una moto para poder transportarse con mayor comodidad a la escuela como lo hacían los demás chicos de último año.
A veces se sentaba en su cuarto a pensar y analizar sobre «Él» Miraba a su pececito dorado preguntándose llamada «Kitty» ¿Soy insuficientemente? ¿Me falta algo? y su respuesta siempre era «Creo que sí».
Hace unos días, tuvo una gran discusión a través de gritos y regaños, por no haber acompañado a su hermana a casa de su amiga Susie (Ella se escapó), pero sus padres lo malinterpretaron y lo señalaron como «Ni para cuidar a tu hermana sirves»
Por una parte sus padres llegaban cansados, agotados de la Clínica, y más si tenían guardia. Stefano era aquel que compraba comida, cocinaba, limpiaba la casa a la vez que tenía que estar a cargo de Stefany, y en su tiempo libre aprendía idiomas en el rincón de su habitación escuchando «The weekend».
Stefano estaba orgulloso de los idiomas que aprendía, a veces le parecía inaudito cómo llegó a parar allí. Él podía estar haciendo el desayuno, ir al colegio, comprar comida en el supermercado, cuidar la casa y a su hermana, estudiar Inglés, o conversar en mandarín con sus amistades de china. Después de analizar y autoevaluarse, creó un lema:
«Cambio de posiciones por mí».
Le satisfacía el simple hecho de sobre exigirse en todas las áreas. Pues, se sentía y en efecto era superior a la mayoría de sus compañeros del colegio. Lo cual lo motivaba a seguir perfeccionándose cada día más.
—Se te olvidó comprar avena.—Stefany abrió la puerta de la habitación.
—Más tardecito voy, estoy ocupado en este momento.—Stefano tenía esa frase aprendida. Era lo que le decía a Stefany cada vez que ella lo buscaba en su momento de aprendizaje.
Stefano pasaba horas, hasta el amanecer y recapacitaba con Té y un Croissant. Era su medicina para matar sus ansias cuando se acababan los quehaceres de la casa.
—It’s too late, go to sleep//Es muy tarde, anda a dormir.—Lian le avisaba cuando el reloj marcaba las tres de la madrugada y este obedecía a diestra y siniestra, o como consecuencia Lian se molestaría con él.
Lian era su amigo de infancia, pero se mudó a Estados Unidos cuando tenía seis años. Los padres de ambos eran muy amigos y solían ir a visitarlos a su casa en Boston, cosa de no perder su amistad. A medida que fueron creciendo ellos seguían conversando, hacían videollamadas hasta un punto donde Stefano se sentía raro porque no entendía a Lían.
Las únicas veces que Lían hablaba español era cuando conversaba con Stefano, quizás una vez a la semana. Este no se sentía muy cómodo al hablar español ya que no era inglés qué es el idioma en que está acostumbrado desde los seis.
Stefano vió como se distanciaba poco a poco de él a partir de los trece, ya cuando iba a visitarlo, no podían entenderse muy bien y requerían a los papás de Lían o el traductor para interactuar. Stefano tomó acción, un día lo sorprendió con un gran saludo en inglés americano, junto a un acento muy marcado (después de tanto ensayar). Desde ese día cuando obtuvo una buena impresión por parte de Lían, este comenzó a aprender inglés por su cuenta, ya que en la escuela secundaria no era suficiente.
Fue inteligente. Usaba a Lian para practicar lo aprendido. Pero este nunca le mencionó. Solo hablaban de su día a día, veían series, se contaban anécdotas o problemas que tenían con las chicas que andaban, hasta la actualidad.
Mientras todo esto acontecía, algo interesante pasaba.Stefano lo sabía a la perfección, pero no le daba suficiente importancia aunque le dolía. Sus padres no creían que él sabía Inglés. Se lo tomaban a juego ya que ellos pensaban que mientras el pasaba tiempo en su habitación, era holgazaneando o durmiendo; cosa muy lejos de la realidad.
—Hablé con el señor Disantis.—Gloria con su carácter imponente abrió la puerta.—Después de una charla accedió a darme tu cupo para que estudies en la universidad Central.—
—Ummm, no quiero estudiar medicina.—
Esas palabras se quedaron en el aire de la habitación, deslizándose en el pleno silencio. Para Gloria esto era una aberración. La familia estaba conformada de solo médicos. Sería una deshonra y falta de respeto no seguir el legado familiar.
Se le dilataron las pupilas al oír lo que nunca se imaginó, antes de que su presión arterial decayera, golpeó la puerta dejándola con un agujero. Stefano estaba impresionado porque no esperaba esa reacción, esperaba aceptación.
—Como te atreves.—
Stefano le tenía cierto miedo, conocía a su mamá por su manera drástica de afrontar los problemas, a pesar que no lo golpeaba o le pegaba, no le quitaba lo violenta que podía llegaba a ser. Lo que sí hacía era restregarle las miles de cosas que sus sobrinos hacían como médicos.
Esa noche nadie durmió en la casa. Stefano se sentía culpable y reprimía su sueño de ser profesor de idiomas, o de viajar alrededor del mundo en busca de conocer personas mediante su estadía como traductor hecho y derecho. Gloria apretaba las cobijas de su cama con rabia, se estremecía junto a Miguel la cual este trataba de calmarla.