—¿Necesita algo? —inquirió Andy (el portero)
Negué con la cabeza. Él asintió y se dio la vuelta, salió del apartamento y le echó seguro a la puerta, solté un suspiro y dejé las bolsas encima de la barra de granito de la cocina, para luego empezar a ordenar todo. Después de hablar con Ellen nos quedamos mirando a los niños jugar, después tomé un taxi y fui al apartamento. El silencio habitaba el lugar, pero ya no me molestaba, no lo hacía; una parte de mí se había acostumbrado, aunque a veces me sentía paranoica y creía escuchar cosas. Estuve arreglando el apartamento durante el resto de la tarde, intentando ocupar mi cabeza en algo o iba a terminar en un manicomio, aunque eso no era lo peor que me podía pasar, ya que no tenía mi libertad.
La encontró en la bañera del apartamento de su novio con las venas cortadas.
Las palabras de Ellen llegaron a mis oídos y mi cuerpo se tensó, dejé el trapo con el cual estaba limpiando la mesa que estaba cerca de la entrada del apartamento, y mis ojos se movieron de manera instantánea hacía el pasillo. En el apartamento había dos baños, el que estaba en el cuarto principal, y el del pasillo. Sin darme cuenta ya estaba dentro del baño que se encontraba en el pasillo, aunque hay no había una bañera, salí de allí y me adentré en el cuarto principal, mis pasos eran cautelosos, como si tuviera miedo de que alguien me descubriera.
Tomé entre mis manos la perrilla de la puerta del cuarto de baño y la abrí, encendí la luz y me adentré en el, mi corazón latía desenfrenado, mi respiración estaba agitada, sin olvidar que mis manos y piernas temblaban como si fueran de gelatina. Me quedé mirando la bañera sin moverme del lado de la puerta, mi cabeza imaginaba como había sido, pero también se cuestionaba.
¿Por qué lo hizo?
Ya no estaba segura de la historia de Arthur, ya no le creía pero; si Emily no se había suicidado por Derek, entonces… ¿por qué? Caminé hasta la bañera y me senté en el suelo, atraje mis piernas hasta mi pecho y las rodeé con mis brazos, apoyando la cabeza en mis rodillas y observando la cerámica blanca.
Toda la comunicación que había entre nosotros desapareció, nadie sabía dónde vivía, si comía o no lo hacía, no sabíamos nada.
Los hilos poco a poco se iban uniendo, lo que me ocurría en mi vida era parecido a la historia de Emily. La comunicación con mis padres era buena, pero Arthur apareció y se fue al demonio todo, ella se había ido de casa y yo lo había hecho, ella había perdido su felicidad, y yo estaba perdiendo la mía. Como si tuviera un resorte en mis piernas me levanté de un brinco, mi corazón martillaba dentro de mi pecho rápido, mi respiración estaba agitada y un nudo se había creado en mi garganta.
—No, no, no —repetí como un disco rayado—, solo es coincidencia, una maldita coincidencia.
¿Y si no lo es?
Caminé hasta el lavabo y abrí la llave, tomé agua entre mis manos y me mojé el rostro varias veces, después cerré la llave y me quedé mirando mi reflejo en el espejo. Debajo de mis ojos había ojeras bastante notorias, mi clavícula se marcaba, mi piel no tenía brillo y era porque no tenía mucho contacto con la luz del sol.
Derek decía que Arthur tenía la culpa de la muerte de ella, que era el culpable…
Cerré mis ojos con fuerza y aferré mis manos a los costados del lavabo.
…la muerte de Emily comenzó a hundirlo, llegó al punto ir a la policía y colocar una denuncia contra Arthur, no sabía sobre qué era pero no fue tomada en cuenta ya que no tenía pruebas sobre lo que decía.
Denuncia, una denuncia. ¿De qué era la denuncia?
El novio de mi hija es un delincuente, vendedor de drogas, múltiples arrestos por participar en carreras ilegales y peleas clandestinas, y una denuncia por…
Las palabras de mi madre resonaron en mi mente y me maldije por no haberla dejado terminar, estaba viviendo con alguien que no conocía realmente, tenía las manos y las piernas amarradas, en conjunto con los ojos vendados, literalmente. Emily Wilkes se había suicidado, su hermano decía que era culpa de Arthur, lo había denunciado pero no la tomaron en cuenta por falta de pruebas.
—¡Oh por Dios! —exclamé cuando una idea cruzó por mi mente.
Mis ojos se llenaron de lágrimas y me estaba costando respirar, di un paso hacia atrás y choqué con la puerta del baño. Homicidio, Arthur podía haber asesinado a Emily. Temblando salí del cuarto de baño, él había intentado matar a Derek, ¿por qué no asesinar a Emily? No sabía los motivos, todavía no sabía nada a ciencia cierta, pero era lo que creía. La habitación me empezó a parecer pequeña, el aire no llegaba a mis pulmones y todo me daba vueltas.
Mi cuerpo me pesaba y la misma palabra se repetía en mi cabeza:
Homicidio, homicidio, homicidio…
Quería echarme a llorar, hacerme un ovillo en la cama y llorar. Salí de la habitación, mis pasos eran lentos y débiles, todo seguía dándome vueltas, con las palmas de mis manos me sostenía de las paredes, necesitaba salir de allí, tenía que salir de allí; recorrí el pasillo (el cual se me hizo eterno), crucé la sala y solo estaba a unos pasos de distancia de la puerta principal, pero antes de llegar esta se abrió. Me paralicé al verlo y la sangre que corría por mis venas cayó a mis pies.