El Reflejo de tu Mirada

Temporada 2: Capítulo 23

La tensión en la habitación del motel era palpable. Alejandra y Adrián se mantenían en silencio, sus corazones latiendo con fuerza mientras el tiempo parecía alargarse. Cada sonido exterior, desde el crujido de las ramas hasta el murmullo del viento, se sentía como una amenaza latente, como si en cualquier momento alguien pudiera irrumpir por la puerta y acabar con todo.

El teléfono de Adrián vibró, rompiendo el tenso silencio. Ambos se sobresaltaron, pero Adrián lo tomó rápidamente y vio que era un mensaje de Marcos: "Cambio de planes. Me reuniré con ustedes. No salgan de la habitación."

Alejandra lo miró con preocupación. "¿Qué crees que significa eso?"

Adrián sacudió la cabeza, su mente trabajando a toda velocidad. "No lo sé, pero si Marcos dice que no salgamos, debemos quedarnos aquí."

Pasaron los minutos y luego las horas. La oscuridad de la noche se profundizó, y la ansiedad creció en la habitación. Finalmente, justo cuando Alejandra estaba a punto de decir algo, escucharon un suave golpe en la puerta. Adrián y Alejandra intercambiaron miradas nerviosas antes de que Adrián se acercara lentamente a la puerta.

"¿Quién es?" preguntó, su voz baja pero firme.

"Marcos," respondió una voz familiar desde el otro lado. "Soy yo."

Adrián entreabrió la puerta con cautela, permitiendo que Marcos entrara rápidamente antes de cerrar de nuevo. La expresión de Marcos era grave, su usual confianza parecía haberse desvanecido un poco.

"Tenemos problemas," dijo, sin rodeos.

Alejandra se acercó, la preocupación evidente en su rostro. "¿Qué ha pasado?"

"Hubo una filtración en mi equipo," explicó Marcos. "Alguien le informó a Mendoza sobre nuestros planes. Están más cerca de lo que pensamos."

Adrián maldijo en voz baja, pasando una mano por su cabello. "¿Cuánto tiempo tenemos?"

"Tal vez unas horas, si tenemos suerte," respondió Marcos. "He hecho todo lo posible para cubrir nuestros rastros, pero Mendoza es un enemigo formidable. Tenemos que movernos ya, y esta vez no hay un plan B."

"¿A dónde vamos?" preguntó Alejandra, sintiendo que su corazón se aceleraba.

"Hay un lugar, fuera de la ciudad," dijo Marcos. "Es una cabaña que se utiliza para operaciones encubiertas. Nadie la conoce, ni siquiera mis contactos más cercanos. Estaremos seguros allí, pero debemos irnos ahora mismo."

Sin perder más tiempo, recogieron sus pertenencias y siguieron a Marcos fuera del motel. El aire de la noche era frío, y las sombras parecían moverse con vida propia mientras caminaban hacia el auto que Marcos había estacionado discretamente a un lado del edificio.

El viaje hacia la cabaña fue largo y tenso. Las carreteras secundarias que tomaron estaban desiertas, y cada vez que veían las luces de otro vehículo a lo lejos, sentían un nudo en el estómago, temiendo que fueran los hombres de Mendoza.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, llegaron a la cabaña, situada en un denso bosque, alejada de cualquier rastro de civilización. Era un lugar pequeño pero sólido, diseñado para ser completamente autosuficiente y seguro.

Marcos los guió dentro, cerrando la puerta detrás de ellos y activando las medidas de seguridad. "Aquí estaremos bien por ahora. Pero esto no es una solución a largo plazo. Necesitamos una estrategia definitiva para acabar con Mendoza antes de que nos encuentre."

"¿Qué propones?" preguntó Adrián, sintiendo que su propia paciencia estaba al límite.

Marcos los miró con una seriedad que hizo que ambos se dieran cuenta de la gravedad de la situación. "Necesitamos un golpe final, algo que Mendoza no pueda anticipar ni contrarrestar. Un movimiento que lo obligue a salir de las sombras y a cometer un error."

Alejandra frunció el ceño. "¿Cómo hacemos eso?"

Marcos esbozó una sonrisa que no alcanzó sus ojos. "Con información falsa. Vamos a crear un señuelo que Mendoza no pueda ignorar, algo que lo haga venir hacia nosotros, donde lo esperaremos preparados."

Adrián y Alejandra intercambiaron miradas. Sabían que era un plan desesperado, pero también sabían que no tenían otra opción.

"Está bien," dijo Adrián finalmente. "Hagámoslo."

Mientras comenzaban a planificar los detalles, el viento afuera aullaba entre los árboles, como un presagio de la tormenta que estaba por venir. Sabían que el próximo paso sería el más peligroso de todos, pero también el más crucial. En la oscuridad de la cabaña, prepararon la trampa que podría significar su salvación o su condena.



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Editado: 15.08.2024

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