El reflejo del asesino escarlata | Libro I

Capítulo 3: Incluso en la muerte

"Give me a reason to believe that you're gone
I see your shadow so I know they're all wrong"

 

 

 

 

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Por los últimos días, sentía que algo nuevo sucedía, estaba renovada, animada, dormía plácidamente luego de aquel ritual que surgió la noche que empezó el ensayo para Tpress & co. ¿Se arrepentía? Sinceramente no... definitivamente no. La moral había abandonado la casa hacía tiempo y Valerian, se sentía liviana.

Quince era el número de personas que Alexander había matado, al menos eran hasta el momento las que tenía anotadas en base a su confesión descarada de las cintas. Todas con un motivo según él. Las fotos nunca dejaron de llegar a su puerta, pero en lugar de verlas, solo corría a quemarlas en el mismo lugar donde incineró la primer caja, donde los árboles absorben la luz del sol y nadie sabe de ello.

Estaba aprendiendo a callar a Betty, esa maldita vocecita que estuvo atormentándola por el último mes y medio, era estúpido continuar en un constante estado de alerta, mucho más cuando el mundo continúo su curso natural y olvido las atrocidades que suelen suceder.

«Un paso a la vez Hansen»

La única voz que no podía callar era la de Frances, quien estuvo acosándola en llamadas desde su visita, las evitaba tanto como le era posible, pero era persistente y le resultaba hasta gracioso verlo tan desesperado por el 15% de las acciones que representaba. Richard Melvick había estado cancelando las reuniones cada que podía y en ese sentido la pelirroja lo agradecía, le daba tiempo y espacio a no regresar.

"Atiende el maldito teléfono Ivy, es importante"; claro... siempre era importante, el sentido de urgencia ¡se lo enseñe ella misma! Pero quería tomar el desayuno en paz, lo dejaría en espera por un rato.

El borrador iba consigo a donde fuera, siempre podía corregir o agregar alguna nota «obsesión, obsesión»

— ¿Qué te ha hecho el papel que lo miras así? — bromeo Logan, tomando asiento junto a ella, como solía hacerlo cada vez que se encontraban

Instantáneamente cerró el cuaderno, no quería ni debía compartir lo que estaba escribiendo, a la vieja escuela.

— Oficial que bueno verlo —sonrió jocosa al ver como bufaba por como lo llamaba, sin embargo no emitió nada al respecto

— Llevas tiempo desaparecida Val

Alerta de confianza excesiva, no le molesto en absoluto, sonaba agradable cuando lo decía así, muy familiar.

— La vida adulta y sus ocupaciones — y en parte era verdad, aunque la otra parte fuera «me obsesione con el asesino escarlata y escribo sobre él» nada que una incómoda mueca no cubriera.

Allí estaba otra vez, su histriónica risa, era vibrante, segura y... ya estaba mirándolo por mucho tiempo «detente, ¡vamos amiga deja de mirarlo!, ahí está otra vez, ¡desvía la mirada ahora!» no fue la mejor idea que tuvo, porque la televisión estaba a punto de abofetearla con mucha fuerza

"Autopsia determina que el joven hallado en el río Hudson era Jeremy Melvick, hijo del magnate banquero Richard Melvick y la estilista Debora Someyovk"

Dejó de prestarle atención al resto del entorno al momento que se ahogó con el café que estaba tomando, todo su cuerpo entró en pánico y ya nada quedaba más que unas manos temblorosas y como si fuera costumbre, Logan estaba allí para salvarla, aunque quisiera gritarle que la dejara morir así.

El moreno estaba diciéndole algo que no lograba comprender, sentía que su garganta se cerraba cada vez más y no podía controlar su cuerpo. Al notarlo, Logan se acuclillo frente a ella y tomó su rostro para que lo mirase. No era la primera vez que la veía reaccionando así, eso llamaba su atención notablemente, algo que en cierto modo le generaba un nudo de angustia, podía ver el temor en esos ojos eternamente azules, temor que quería borrar.

Llevó varios minutos que la chica recobrara la poca cordura que le quedaba, bajo la mirada inquisitiva y llena de sospecha de Logan, se excuso diciendo que debía irse, sin dar mucha explicación sobre lo ocurrido.

Su cabeza daba vueltas, no quería regresar a la casa, no sabiendo que allí estaría completamente sola, no confiaba en sí misma, caminó lo más rápido que sus pies le permitieron hasta llegar al parque central del pueblo, con una sola idea presente, debía hablar con Dante, marcó reiteradas veces el número sintiendo como su agarre se intensificaba, casi rindiéndose en el intento, logró escuchar la voz del italiano del otro lado

—Necesitamos vernos lo antes posible — dijo casi al instante que él la saludo, la pelirroja notó que su voz perdía un poco de potencia

—Es peligroso Val

La calma con la que hablaba llego a molestarla tanto que soltó un gimoteo caprichoso y desesperado, eso hizo que Dante cediera

— Te contactaré cuando llegue ¿de acuerdo? mantén tu cordura a raya Hansen, te harán muchas preguntas que debes responder con coherencia

— ¿Preguntas? Dante esto es una maldita locura, no puedo... estoy a un cigarrillo de que me de un colapso ¿no puedes arreglarlo?

Oyó el suspiro que su amigo dejó salir, no había reparado en siquiera preguntar si algo más había ocurrido, estaba tan sumida en sus problemas pantanosos que lo pasó por alto, con ese leve instante de salud mental se recompuso.

— Val...

Antes de continuar con su desmedida charla, reconoció la voz a sus espaldas y temía que Logan escuchara algo, aunque solo parecieran divagues, cortó sin despedirse e internamente insulto a todo el infierno por tener que aparentar nuevamente

—¿Se te perdió algo oficial? — dijo sonriéndole, solo que, esa sonrisa nunca llegó a sus ojos y Logan supo, que no solo estaba fingiendo, estaba sufriendo.




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