El reflejo del asesino escarlata | Libro I

Capítulo 4: Tu estrella

"All my fears turn to rage
And I'm alone now
Me and all I stood for
We're wandering now"

 

 

 

 

 

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El humo interfería entre ella y el teléfono que se encendía como árbol de navidad, poco le importaba estar ensuciando la isla con las cenizas, de vez en vez, sus ojos se perdían en la caída.

No era la primera vez que la llamaban e incluso toda su familia lo había hecho, podría haber esperado eso de los gemelos, ellos eran por naturaleza unos metidos, de Tristan obvio, expresando su preocupación, su madre... bueno era una sorpresa pero no dejaba de ser esa mujer que muchas veces la protegió. Pero ¿Robert Hansen? jamás había actuado con benevolencia, mucho menos en torno a Valerian, cosa que en cierto punto llenaba de rechazo a su hija menor. El desinterés que el patriarca demostró en algunos mensajes, los había desencriptado sin mucha vuelta, quería sacar ventaja de algo.

Ella lo sabía a la perfección, por la última semana, desde que vio esa noticia, pasó sus noches revisando todo tipo de información en línea, conocía bien el número de la policía de Manhattan, eso, incrementaba sobremanera el nerviosismo.

Volvió su cuerpo hacía donde estaba su pequeño amigo, él si era un ser desinteresado y muy pomposo, el único en el que no desconfiaba.

—¿Quieres comer algo?- preguntó tomándolo suavemente -Debería buscar a tu familia... ¿Qué crees tú? — como si la hubiera entendido, hundió su cara debajo de su pata, haciendo que por primera vez en días riera libremente.

«Genial... ahora también robas gatos Ivy, buen trabajo» bramó la vocecita de Betty

Podía sentir como la delgada línea de colapso se difuminaba, todo esto era mucho para una sola cabeza. Por unos instantes debatió cuál sería su próximo movimiento.

Sus opciones se reducían a terminar de mirar la cinta, que denominó cómo "rompecorazones" o huir al pueblo por un par de horas, con el frío que estaba cayendo fuera, seguramente dejaría una desoladas calles. Es decir ¿Quién en su sano juicio saldría a vagar entre la nieve?

—Yo definitivamente — una risa socarrona tomó lugar en sus labios; cerrando bien cada puerta y ventana de la casa, le dejo a Redrum un tazón con leche y salió. La cinta podía esperar un poco más

Se dirigió casi de forma inconsciente al lugar donde Logan la había llevado en esa «muy extraña» cita, su intención ni siquiera se acercaba a regresar, sin embargo, su cuerpo solo continuó su paso hasta dar con el sonido del arroyo. Ese sonido que le hacía sentir una alegría renovadora. Una vez allí lo contemplo como si fuese una película dramática, ¿o tal vez, una muy mala secuela de terror?

Continuó hasta dar con ese precario altar, o al menos eso creía que era, para verlo un poco más a detalle, cualquiera que tocara esta parte de la tierra sentiría el dolor de todas las familias, algo en el aire se volvía denso, tan oscuro que seguramente haría lagrimas caer. Cada pequeña parte estaba cubierta con un nombre seguido de un número, seguido de aquella tan tajante inscripción, una mueca de incomodidad se coló en el rostro de Valerian, entendía, por supuesto que lo hacía, todas esas familias desoladas.

Pero también sabia, que Alexander tenia muchas cosas que nublaban su juicio, recordando la primera parte de la cinta, su corazón se contrajo «siempre viéndole lo positivo a lo decadente» últimamente, la vocecita que la atormentaba parecía volverse más fuerte, se sentó cerca de donde estaban las iniciales de Moore y después de un rato pasó su mano lentamente sobre estas. Estaba desgastado por el clima. El sonido de su celular, la saco de aquel tranque que por un momento la absorbió, aun con la mirada perdida, atendió, cosa que lamento apenas oyó esa voz

—Hasta que atiendes Valerian ¿Qué carajos ocurre contigo? —la recibió la chillona voz de su hermana

—Se habrá congelado el infierno si América Hansen está llamando — le dijo con una sonrisita

—No creas que me agrada esto querida, pero no podía dejar que Frances volviera a fracasar — agregó con un a autoridad petulante y de fondo, su hermano gemelo lanzó algunos improperios que cesaron cuando posó sus ojos en él — te habrás enterado de que tu guapo noviecito murió

Valerian alzó sus cejas en una genuina sorpresa, esa chica no tenía en absoluto algo de tacto para hablar «¡eres demasiado hipócrita rojita!»

— Vaya... eres toda una considerada, me enteré por el noticiario ¿para que nombras a Jeremy? — atacó, su voz salió gélida y punzante, algo que la tomó desprevenida incluso a ella, podría malinterpretar incomodidad con defensa y eso fue lo que creyó América

— La policía está buscándote — soltó sin más, su hermana menor se sujetó de la primer cosa que sintió cerca suyo, en un disimulado movimiento — eres la última persona que creen lo vio vivo, de todas formas... esa parte no me es relevante, quiero que firmes la transferencia de acciones o...

— ¿O qué? — desafió la pelirroja

— Puede que se enteren de donde vives, esa información puedo sacársela a Frances, cree que puede tener ventaja y no ha dicho nada — rodo sus ojos en fastidio e internamente Valerian le agradeció a la pequeña astucia de su hermano

— Bueno... ¿me rio ahora o espero a ver como todo te sale mal?— ironizó — mira hermana, ya se lo dije a tu sombra, no intenten intimidarme, eso es algo penoso ¿por qué crees tú cabecita, que les cedería mis acciones?

— Simplemente porque no tienes el derecho de poseerlas, ahora que tu fuente de ingresos se esfumó nada puede defender tu puesto en la compañía, solo hazme caso Poison, no te conviene

Una risa exagerada e histérica salió de Valerian, «¡no te conviene! Ivy, esto es demasiado» hasta a Betty le había causado gracia, a duras penas y podía mantener un cabello en su lugar y ahora amenazaba libremente a su hermana menor, vaya que si estaba desesperada




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