El reflejo del asesino escarlata | Libro I

Capítulo 29 (final) : El juego ha terminado

"Make me something I believe in
change me so I don't have to pretend "

 

 

 

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El dolor comenzó a extenderse desde sus muñecas al resto del cuerpo, Valerian sentía entumecida cada extremidad e inconscientemente se removió para quitarlo. La cabeza le punzaba tanto que tardo varios minutos en abrir los ojos, mentalmente estaba regañándose por haber tomado tanto, como era costumbre, pero luego recordó que no había sido así. Poco a poco su visión fue colmada por un espacio que no reconoció, algo que automáticamente la puso alerta haciendo que se levantara de golpe 

— ¿Dónde mierda estoy? — susurro para sí misma viendo esa habitación completamente de madera, miro sus manos atadas al igual que sus pies, estaba en una cama que no era la suya, el pánico se apodero de su cuerpo y la respiración se aceleró con rapidez. No había mirado las suficientes películas de terror como para saber qué demonios debía hacer en un momento así. Así que solamente dejo que su miedo actuara y se sacudió con violencia en un fallido intento por soltarse. 

Las ataduras de los pies estaba significativamente floja, lo bastante separado como para que pudiera caminar, aun llevaba puesto su pijama, como pudo se acercó a la única ventana del lugar y se asomó queriendo descifrar en donde se hallaba; puro bosque y colinas rodeaban lo que intuyo que era una especie de cabaña, desde allí noto el reflejo que hicieron las luces de un auto que acababa de estacionar y luego los ruidos se trasladaron dentro acercándose cada vez más a la puerta negra que la separaba del exterior. De prisa regreso a la cama con las rodillas casi pegadas al pecho, estaba controlándose para dejar de temblar, barrio su alrededor con una mirada en busca de algo que le sirviera de arma, solo hallo un bolígrafo viejo sobre la pequeña mesa de luz a su derecha, así que lo tomo y oculto entre su ropa. Los pasos se sintieron cada vez más y más cerca hasta que la puerta cedió ante el empuje abriéndose de par en par. Su respiración se estancó un segundo al verlo y con ello un enojo que aumentaba al mismo tiempo que su temor 

— ¿Qué carajos es todo esto? — Pregunto punzante, pero no obtuvo respuestas, así que gateo hasta quedarse cerca del final de la cama, a unos pasos del chico que estaba volteado dejando cosas sobre la cómoda vieja en una esquina — ¡Alexander responde maldita sea! ¿Qué mierda crees que haces? 

El ojigris volteo con la expresión más neutra jamás vista, paseando sus ojos por todo su cuerpo, tenía la mandíbula tensa y los hombros erguidos. Valerian se quejó con fastidio por el silencio

«Es muy inteligente de tu parte, insúltalo, grítale, de todas maneras puedes escapar sin problemas estúpida» le grito Betty internamente en un pico desesperado 

Alexander camino hasta ella con lentitud, dejando caer sus pies de forma pesada haciendo que un continuo “toc” sonara en el suelo de madera. Valerian estaba completamente aterrada pero aun así, orgullosa como era y con el instinto de supervivencia a flor de piel, mantuvo un semblante fuerte y serio. 

—Debía ser yo— dijo casi inaudible antes de bajar unos centímetros y besarla. La pelirroja abrió sus ojos ante el cambio de brusquedad a suavidad y como acto reflejo lo empujo lejos con una gran incógnita en su rostro — ¡Yo debía ser a quien amaras, no él! — grito furioso 

Valerian tiro su cuerpo hacia atrás entendiendo que, esa sensación de ser vigilada no era una fantasía y que, para su mala suerte, Moore había oído todo con claridad. 

—No puedes tenerme aquí, es secuestro — atacó — debes dejarme ir ahora — el negó sin mirarla y eso desesperó a Valerian — ¡Alexander! suéltame ya — pero él volvió a negar yendo hacia la puerta — No… no te atrevas a salir, diablos ¿qué demonios ocurre contigo? Alex… Alexander maldito hijo de perra vuelve aquí — grito con ira cuando el moreno cerró la puerta de un tirón. 

La joven Hansen quería golpear, romper e insultar todo lo que se atravesara en su camino, estaba enojada hasta la medula y odiada por todo lo negativo que estaba naciendo en ella, sus amigas llegaron a su mente y allí una vez más se sintió presa del pánico ¿que había pasado con ellas? sin darle entidad al dolor en su cuerpo se fue directamente hasta la puerta para forzar su picaporte, en tanto soltaba tantos improperios no dignos a oírse 

—Dime que están bien por favor — sollozo contra la gruesa madera — Alex… dime que no les hiciste daño — había pasado cerca de cinco minutos golpeando la puerta y solo el silencio era lo que se encontraba del otro lado — ¡Ah bastardo de la mierda! ¡No puedes hacerme esto! — bramó antes de regresar a la cama y llorar, se sentía tonta por hacerlo pero la impotencia estaba ganando la batalla y de aguantarse solo la ansiedad podría consumirla. 

 

De alguna forma en algún momento de aquella tarde cayo rendido al cansancio, había oído como el auto se ponía en marcha alejándose, antes de eso, había llorado tanto que sus ojos estaban demasiado hinchados. Cuando volvió a despertar noto la manta que la cubría y sintió como sus extremidades estaban libres de ataduras. La puerta seguía cerrada pero podía oír bullicio detrás de esta, la tv o un estéreo quizá. 

La noche ya había caído y dado el frio que estaba sintiendo supo que probablemente estaría en altura. Oyó como se acercaba a ella nuevamente pero no se movió de su lugar, rebusco sutilmente el bolígrafo y se aferró cerrando sus ojos simulando estar dormida. Sintió como acariciaba su cabello en tanto soltaba un suspiro entre cortado

—No quiero hacerte daño mi pequeña Leri, no tuve más remedio que esto — dijo excusándose 

Entonces volteo para encontrarse con una oscura mirada, ella se incorporó quedando muy cerca de Moore y sin pensarlo comenzó a llorar 




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