Narra Olaf:
Me encuentro fastidiado, mi madre me llamó esta tarde para que vuelva y cumpla mis deberes reales, logró que padre reconsiderara que vuelva al palacio. Necesito demostrar que puedo salir adelante sin su ayuda. Tengo muchos conocimientos, solo me falta una carrera universitaria. Siempre sentí que la medicina era lo mio, realicé varias preparaciones de primeros auxilios y algo más avanzado pero mis padres, decidieron que mejor lo dejara, me desviaba de mis obligaciones reales.
En la tarde lo puse en práctica, mi protegida tropezó y dobló su tobillo. Es muy terca y orgullosa, cree que puede hacer todo sola y yo estoy para cuidar de su bienestar. Antes de llegar al domicilio, nos dirigimos a una farmacia para comprar varios artículos que puedan detener el dolor de su tobillo. La subí a su cuarto en mis brazos, es muy delgada, sentí que podía romperla de apretar un poco más.
Ahora se encontraba recostada en su cuarto y puse a John en conocimiento de lo pasó, contestó que no era la primera vez, que la señorita tendía a ser un poco "torpe". Acepté y a partir de ahora, tendré más cuidado. Ella tiene una personalidad altanera pero si, también es algo descuidada. Confía y saluda a todo el mundo, no me gusta para nada ya que todos se acercan y buscan hablar con ella, no soy paranoico pero tengo en cuenta que quisieron secuestrarla hace apenas unas semanas. En mi caso, trato de mantenerme alerta y no deja que nadie piense que soy de fiar, mantengo mi carácter y no temo que alguien se sienta mal por mi trato. Soy un hombre jodido.
Estaba bebiendo agua, cuando la dama me llama desde la planta alta, tomé mi tiempo en subir las escaleras y toqué la puerta antes de entrar, ella estaba sentada en el borde de la cama y pareciera que el tobillo le duele más.
-me duele mucho. -dije y mira el tobillo rojo.
-es lógico, está lastimado.- Acoto con mucha tranquilidad, sabía que le dolería bastante.
-¿qué puedo hacer? -pregunta entre quejas.
-manten el hielo en el lugar y te pasará el dolor. -dije y luego di un sorbo de agua, ella me miraba impaciente. No soy un mago que desaparece el dolor. Apenas si soy príncipe de un país y, con las locuras que hago, ya es suficiente.
-mis amigas vendrán a verme, solo abre la puerta, ellas saben donde dirigirse. -dice y se recuesta, nuevamente, en la cama.
-está bien. -digo y salgo del cuarto, me dirigí a la cocina.
Luego de unos minutos de saborear una deliciosa manzana y pensar porque varias chicas vendrían a las 8 de la noche, sonó el timbre de entrada. Para este punto, ya estaba algo cómodo. Llevaba puesta una camiseta roja entallada, una bermuda negra y unas zapatillas deportivas. Génova mencionó que podía vestirme como quería, no le molestaba ya que viviría con ella.
Me dirijo a la puerta, al abrirla me encuentro con tres chicas, con edades muy similares a Génova, que me observaron de arriba a abajo.
-somos amigas de... -comenta una de ellas y antes de que pueda seguir, la interrumpo.
-lo se, está arriba. -digo y abro aún más la puerta, para que se adentraran. Las observé mientras subían las escaleras. Murmuraban y me observaban, típicas hormonas adolescente. No es por ser arrogante, que un poco lo soy, pero estoy consciente de que soy de muy buen ver.
Cuando las chicas terminaron de subir, me dirigí a la cocina nuevamente, tengo que terminar esa deliciosa manzana.
Narra Génova:
Oí muchos pasos caminando hacia mi dirección, mis locas amigas, llegaron.
Ellas entran en mi cuarto y cierran la puerta del mismo. Sammi me toma de los hombros, sorpresivamente.
-¿por qué no nos avisaste que estaba ese guapo hombre, aquí? -exclama.
-es Olaf, mi nuevo guardaespaldas. -digo quitando sus manos y riendo a la vez.
-está de infarto. -grita Caroline y se deja caer en mi cama, soltando un suspiro.
-Es demasiado guapo. -dice Maddie y me planta un sonoro beso en la mejilla.
-Ten cuidado, Caro, me duele el tobillo. -dijo con los ojos bien abiertos.
-¿qué te pasó? Te caiste de nuevo, para variar. -pregunta Sammi cruzando sus brazos.
-fue un accidente. -digo tapando mi cara con mis manos.
-seguro pero, siguiendo con ese lindo, ¿de donde lo sacaste? -dice Caroline tomando mi rodilla.
-No lo se, John se contactó con una agencia. No tengo idea. Mis padres se encargan de eso. -digo restandole importancia. -Es muy guapo pero es un tarado. Es arrogante, malhumorado y no le importa mucho relacionarse. Solo hace su trabajo y ya. -acoto haciendo énfasis en sus características.
-No es como George. -cierras mis ideas, Maddie, que estaba atenta a mis palabras.
-Exacto. -digo señalandola.
El resto de la noche nos pasamos así, riendo y hablando del nuevo como de la secundaria, el novio de Sammi está en el mismo equipo que Tom, así que tampoco lo vería en unos días. Maddie y Caro están solteras. En el caso de Caro, terminó una relación hace apenas un mes y Maddie, hace meses que está soltera y no tiene planeado tener novio hasta nuevo así.
Siendo las 22, la madre de Maddie las buscaría, me ayudaron a levantarme y bajar por las escaleras, tengo hambre y quiero comer la pizza que traje del local de comidas rápidas, esta siesta. Nos sentamos en los sofas de la sala de estar, donde se encontraba el nuevo. Él está con lentes de visión leyendo un libro de vaya a saber que tema. Tenía una taza en la mesa y una lámpara encendida a un lado, una vista magnifica de ver. Al notar nuestra presencia, levanta la vista y luego sigue leyendo sin importarle mucho.
Mis amigas, lo observaban como león a una gacela. No disimulan para nada, son perfectas para incomodar a una persona.
-Olaf. -llamo y mi voz resuena en la sala.
-¿si? -pregunta y retira sus gafas, mientras me observa.
-¿hasta que hora, se supone, debes quedarte? -pregunto, ya que, de eso, dependa mi viaje a la secundaria.
-hasta las 8. -dice mordiendo una de las patas de los anteojos.
-Bien. -digo y me siento en el sofa.