El Reino que su Nombre Olvidó

Capitulo 19

*THYRA*

Mi cuerpo no respondía como solía hacerlo. Cada paso que daba, cada intento de avanzar, parecía más pesado que el anterior. Había pasado horas caminando sin rumbo, el aire fresco de la caverna ya no me ofrecía el consuelo que antes me había dado. Solo me quedaba la inquietante soledad que me rodeaba, una quietud extraña que se apoderaba de cada rincón del lugar.

De repente, el suelo bajo mis pies cedió. Perdí el equilibrio, y antes de poder reaccionar, mi cuerpo se desplomó contra el suelo, haciéndome chocar contra las rocas. El dolor que sentí al caer fue agudo, como si cada hueso de mi cuerpo gritara por la energía que ya no tenía. Me quedé unos segundos en el suelo, jadeando, incapaz de levantarme.

Y entonces, escuché algo. Fue una risa, dulce y ligera, como una melodía en la quietud de la caverna. Me quedé inmóvil, mirando alrededor, tratando de localizar el origen de ese sonido. Miré hacia atrás, pero no vi nada. El espacio estaba vacío, tranquilo, como si la caverna misma respirara con calma. Mi respiración se aceleró, y una sensación extraña de incomodidad se apoderó de mí.

"Debe ser el agotamiento", murmuré para mí misma. "Solo estoy alucinando."

Pero no. No había sido mi mente. La risa sonó de nuevo, esta vez más fuerte, más clara. Como si estuviera justo detrás de mí. Me giré de golpe, mirando con atención en todas direcciones, pero la caverna permanecía en silencio. No había nadie allí. No había rastro de vida, más allá de las rocas y el musgo.

"¿Quién está ahí?" pregunté con voz firme, intentando que mi tono no delatara la creciente inquietud que sentía. "Muéstrame quién eres."

Un estremecimiento recorrió mi cuerpo al no recibir respuesta. La caverna se sumió de nuevo en un silencio inquietante, como si la misma tierra estuviera conteniendo el aliento. Sentí una presión en el aire, algo que no podía entender, y mi corazón latió con más fuerza, golpeando mi pecho como si quisiera escapar. El miedo, aunque apenas perceptible al principio, comenzó a arrastrarse en lo más profundo de mis entrañas.

"Si tienes algo que decir, entonces hazlo", insistí, mi voz resonando en el vacío. "No me hagas perder el tiempo."

La risa no volvió a escucharse, pero la sensación de estar siendo observada nunca desapareció. Algo se movía entre las sombras, algo que no podía ver, pero que de alguna manera sabía que estaba allí, cerca. Mi instinto de supervivencia se encendió, y decidí que ya no iba a seguir caminando sin saber qué o quién estaba jugando conmigo en este lugar.

Debía encontrar respuestas.

La risa volvió a resonar en la caverna, esta vez acompañada de palabras que me hicieron detenerme en seco.

"No puedo creer que Lady Auren tenga miedo después de matar a un dragón ella sola... bueno, no sola, ya que recibió ayuda."

Un escalofrío recorrió mi espalda. Algo en esas palabras me perturbó profundamente. Mi cuerpo se tensó, y mi mente comenzó a correr a mil por hora. ¿De qué estaba hablando? ¿Quién sabía lo que había sucedido en la frontera? Solo había estado yo allí, enfrentando al dragón y, al final, cayendo con él. No había nadie más. Nadie más... ¿o sí?

"¿Quién está ahí?" pregunté con firmeza, mi voz temblando solo ligeramente a pesar del miedo que comenzaba a acumularse en mi pecho. "Muéstrame quién eres."

Pero nuevamente, no hubo respuesta. Solo un silencio inquietante, como si la caverna misma estuviera esperándome, observándome en espera de mi siguiente movimiento.

Me levanté lentamente, mi cuerpo aún resentido por las heridas y el agotamiento. Cada paso me costaba más, pero no podía quedarme allí. Necesitaba salir de ese lugar, encontrar alguna salida. Tenía que regresar a la capital. Tenía que advertirles que no estaba muerta, que aún podía cumplir con mi propósito.

Comencé a caminar de nuevo, mi mente llena de preguntas sin respuesta. Sin embargo, a medida que avanzaba, algo extraño comenzó a suceder. El suelo debajo de mis pies se volvió inestable, como si el terreno mismo estuviera cediendo. Sentí que el terreno comenzaba a desmoronarse, y antes de que pudiera reaccionar, el suelo desapareció completamente bajo mis pies.

Caí en la oscuridad, sin poder ver nada a mi alrededor, sin saber si caía en una grieta profunda o si simplemente el abismo me tragaba. El vacío parecía interminable. El aire se desvaneció, el silencio se volvió absoluto, y solo pude sentir cómo mi cuerpo descendía en esa caída sin fin.

Mis intentos de gritar o de invocar algún hechizo fueron en vano. No podía concentrarme. El miedo se apoderaba de mí, y mi mente comenzó a nublarse. ¿Dónde estaba? ¿Qué estaba pasando? No había forma de saberlo. Solo caía, cada segundo sintiendo que nunca volvería a tocar el suelo.

De repente, la oscuridad que me envolvía desapareció como si nunca hubiera existido. Una luz brillante me rodeó, cegándome por un momento, y antes de que pudiera comprender qué estaba sucediendo, sentí la presión del agua a mi alrededor. El impacto fue contundente, pero el agua me envolvió, amortiguando la caída de manera que no sentí el golpe contra el suelo o rocas como hubiera esperado. Solo el sonido del agua me rodeaba, profundo y constante, mientras comenzaba a luchar por tomar aire.

Mi respiración era agitada, ahogada, pero al final logré salir a la superficie, tosiendo con fuerza, tratando de expulsar el agua de mis pulmones. Mis manos se aferraron a la orilla, y me arrastré hacia un terreno firme, luchando por recobrar el aliento. El frío del agua calaba hasta los huesos, pero era el menor de mis problemas.

Al levantar la vista, una voz, profunda y serena, me alcanzó con una clara reprimenda.

"Esas bromas no son divertidas, ya basta," dijo la voz, grave y autoritaria, como si hablara a alguien más cercano.

Confusa, traté de orientarme. La caverna había desaparecido, y en su lugar había un paisaje completamente distinto. El aire estaba más fresco, y una luz cálida brillaba sobre mí, iluminando un entorno de exuberante vegetación. A mi alrededor, el agua del lago reflejaba un cielo despejado, tan claro y brillante como si todo hubiera cambiado repentinamente. El lugar era extraño, pero acogedor.



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En el texto hay: luchas, politica reinos poder, bestias magicas

Editado: 04.02.2025

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