El Reino que su Nombre Olvidó

Capitulo 25

*LORD AUREN*

Durante un mes desde que comenzamos a buscarla, un mes de incertidumbre y dolor que parecía diluirse en el aire. Los primeros días fueron los más difíciles, y aunque la esperanza nunca se extinguiría por completo, sabía que las posibilidades de encontrar a Thyra se volvían más y más pequeñas con cada amanecer. Tres meses después desde que partí, tres largos meses desde que dejé la capital para regresar a casa sin ella. El tiempo, al final, se había convertido en nuestro enemigo.

Mi esposa estaba tan callada como yo, aunque a veces podía ver la angustia reflejada en su rostro. Los niños, Eryk y Askel, los dos adolescentes que no sabían cómo lidiar con la desaparición de su hermana, se mostraban serios y reservados, pero nunca me había sentido tan distante de ellos. Todos estábamos desconectados, atrapados en nuestra propia tristeza. El vacío de la casa Auren era palpable, sin Thyra, sin su risa y su energía. La ausencia de la hija mayor, tan crucial en nuestra familia, nos pesaba a todos.

La mesa del comedor estaba en silencio, el sonido de los cubiertos era lo único que rompía la quietud del ambiente. Mi mirada se desvió hacia los rostros de mis hijos. Eryk, comía sin hablar, con la mirada fija en su plato. Askel, seguía su ejemplo, aunque en sus ojos podía ver que había algo más que tristeza: un resquicio de ira reprimida, de impotencia. De alguna manera, todos estábamos luchando con la idea de que la búsqueda había fracasado, de que probablemente nunca volveríamos a ver a Thyra.

Aún no había hablado con mi esposa sobre lo que pensaba hacer a continuación. La idea de rendirnos y volver a la capital parecía la más lógica, pero algo dentro de mí se negaba a aceptar que este fuera el final. Sentía que había algo más, algo que no entendía completamente. A veces, tenía la extraña sensación de que Thyra estaba cerca, como si el destino jugara con nosotros, manteniéndola fuera de nuestro alcance.

Las horas parecían arrastrarse. Los tres meses desde que partimos ya se sentían como una eternidad. Nadie había encontrado pistas definitivas, nada que nos dijera qué había pasado con ella, nada que explicara su desaparición. Mi corazón se oponía a aceptar que ya no había nada más que hacer, que simplemente había que regresar y seguir adelante.

Pero en el fondo, no podía dejar de pensar que algo más, algo grande, estaba en juego. Si Thyra seguía viva, entonces su destino estaba ligado a algo mucho más grande que nosotros, y tal vez ese era el verdadero motivo de su desaparición. Pero todo eso eran solo pensamientos vacíos. Nadie más parecía creer en ellos. Nadie más parecía pensar que su desaparición no era un accidente o una tragedia común.

El silencio en el comedor persistía, y me encontré deseando que en algún momento, por más pequeño que fuera, alguien rompiera ese silencio y me dijera que Thyra estaba bien, que estaba a salvo. Pero eso no ocurrió. La noche continuó su marcha y con ella, la duda se asentó aún más en mi pecho.

Tal vez, tal vez nunca volviera a verla.

El silencio que reinó después de las palabras de mis hijos pesó aún más sobre mí. Me quedé mirando mi plato vacío por un largo momento, sintiendo el peso de lo que acabábamos de decir. Luego, con voz grave, empecé a hablar, sabiendo que no podía evadir mi propia culpa.

"También tengo algo de culpa en esto", murmuré, sintiendo el peso de las palabras. "Después de todo, le estaba entregando el puesto de cabeza de la familia cuando me retirara. Tal vez esa carga, esa presión... esas expectativas de todos, incluidos yo, solo la hicieron más difícil de soportar."

La idea de que todo lo que había hecho, cada paso que tomé para prepararla para tomar mi lugar, hubiera aumentado su miedo, su estrés y la sensación de que no podía escapar, me golpeó con fuerza. La carga de ser la heredera, la encargada de llevar adelante todo lo que había construido, la había presionado más de lo que yo había imaginado. Había querido hacerla fuerte, capaz, pero tal vez lo que logré fue empujarla hacia un abismo que no sabía cómo evitar.

"La presión sobre ella... las expectativas, los miedos que todos teníamos sobre su futuro, me llevaron a hacerle creer que no tenía opción más que seguir el camino que le tracé", dije, mi voz quebrándose ligeramente. "Y tal vez, tal vez, su desaparición... o su muerte... le dio la tranquilidad que tanto deseaba. Porque tal vez lo que realmente necesitaba era escapar, no de los monstruos que enfrentó, sino de todos nosotros."

Una risa amarga salió de mi boca, una risa triste que no quería escuchar. Mis hijos me miraban en silencio, probablemente compartiendo la misma sensación de impotencia que yo. ¿Habíamos hecho lo correcto? ¿La habíamos ahogado bajo la responsabilidad de nuestro legado sin darnos cuenta de lo que realmente deseaba?

"Quizás la única forma de encontrar la paz que le pedimos, que todos esperábamos de ella... era alejándose completamente de nosotros", añadí, mi voz apenas un susurro. La idea de que su desaparición, tal vez hasta su muerte, hubiera sido la única forma de que ella pudiera encontrar la paz, me dejó un amargo sabor en la boca. Un nudo en el estómago que no podía deshacer.

La risa se desvaneció rápidamente y se convirtió en un suspiro. No importaba cuánto tratara de racionalizarlo, la verdad seguía siendo la misma: la habíamos perdido, de una manera u otra. Y ahora, sentados en esta mesa, no podíamos hacer más que enfrentar las consecuencias de lo que habíamos hecho, de lo que no habíamos visto a tiempo.

Mi esposa y mis hijos estaban callados, pensando en mis palabras, y yo, incapaz de cambiar lo que ya había ocurrido, sentí el peso de mi propia responsabilidad aplastándome aún más.

Mi esposa, que había estado callada hasta ese momento, finalmente habló. Su voz, suave pero llena de dolor, cortó el silencio pesado que llenaba la sala.

"Tal vez tengas razón, Auren", dijo, su tono grave, como si cada palabra pesara una tonelada. "Después de todo, la enviamos al campo de batalla cuando solo tenía 17 años, cuando las bestias atacaron. Fue en defensa del reino, sí, pero... tenía tan poca experiencia, tan poco tiempo para prepararse para algo tan aterrador. Ella fue enviada al frente, sin pensarlo dos veces, y se quedó atrapada en esa ola de monstruos, junto a Caden."



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En el texto hay: luchas, politica reinos poder, bestias magicas

Editado: 04.02.2025

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