Darius
Un día como cualquier otro en mi trabajo, mi misión consistía en eliminar la amenaza conocida como la "Reina". Hace veinte años que llegó a la Tierra; para ese entonces, yo tenía siete años y veía en televisión el desastre que ocurría en todo el planeta. Corría el año 2057, y el 7 de noviembre de ese año nació la institución "Nova Imperium". Esta organización fue creada con el único propósito de exterminar a la Reina y sus criaturas. En ese momento, se habían identificado tres tipos de criaturas con apariencia humanoide.
Los clase A eran lentos pero extremadamente resistentes. Los clase B, más ágiles, podían derribar a muchos soldados según la situación. Y los clase C, los más peligrosos, medían más de dos metros. Su mutación genética les permitía resistir grandes explosiones y proyectiles de las armas de la corporación. Lidiar con estas criaturas era un verdadero dolor de cabeza, pues no conocíamos sus puntos débiles. Poco a poco, se fueron desarrollando armas y municiones específicas para derrotarlas, y finalmente, Nova Imperium logró someterlas.
Diez años después, se había recuperado gran parte de las zonas afectadas. Yo me encontraba en uno de los refugios seguros construidos por la corporación y planeaba unirme al ejército para ayudar a restaurar la paz. Sabía que entrar no sería fácil y que mi vida estaría en constante riesgo.
A los diecisiete años, me enlisté en el ejército. Desde el primer día en las líneas de combate, vi con mis propios ojos el infierno al cruzar el muro de contención. El objetivo era claro: acabar con la Reina.
Han pasado tres años desde que me uní. Salir a pelear y enfrentar la posibilidad de morir se volvió algo normal. Actualmente, tengo el rango de coronel, obtenido gracias a mis acciones en los últimos años. Ahora lidero un grupo de soldados que han demostrado su valentía en cada combate. Nos dirigimos regularmente al interior de las instalaciones de Nova Imperium para recibir nuevas órdenes y planificar el siguiente ataque.
A continuación, quiero presentar a mis tres colegas y fieles amigos, quienes se han vuelto una familia para mí. En cualquier situación, sé que puedo contar con ellos. Dentro de la instalación, María dice:
—Estoy lista para salir y matar a esos malditos monstruos.
—Con calma, princesa —le responde Maison—. Deja un poco para nosotros.
—Tú, como siempre, con la energía al cien —comenta Pablo, observando divertido.
Les advierto:
—Tranquilos. Tenemos información de una zona de alto riesgo donde han muerto muchos soldados de élite.
—Mira, allí viene el general de brigada —añade María.
El general se acerca y nos entrega un archivo con la ubicación de la zona peligrosa. Nos advierte:
—Tengan mucho cuidado. Tenemos poca información de este lugar, aunque es poco probable que encuentren criaturas de las tres clases.
Maison lo interrumpe:
—Pero si hay clase A, B y C, entrar y salir no será fácil.
—No importa. Somos lo mejor de lo mejor. Nosotros cuatro podemos con quien sea y donde sea —dice Pablo.
—No es bueno confiarse. Si están las tres clases de criaturas, existe una probabilidad, tanto alta como baja, de encontrar a la Reina —les comento.
—Exactamente por eso los he elegido a ustedes cuatro, porque tienen la mayor experiencia en combate y han visto de lo que son capaces esas cosas —continúa el general—. Les pido que tengan mucho cuidado. Si ven que no pueden entrar, no lo piensen dos veces y salgan de allí.
—¿No pueden enviar naves a bombardear el lugar? —pregunta María.
—Lo hemos intentado muchas veces, pero hay una criatura no identificada que derriba nuestras naves, y los satélites no logran captar una imagen clara. Por eso les digo que tengan mucho cuidado —responde el general.
—¿Una nueva criatura? —pregunto sorprendido—. Entonces nuestras armas podrían no servir.
—Es por eso que les entrego esta munición especial —dice el general.
—¿Es lo que creo? —pregunta María, sorprendida.
—Obviamente, eso es —responde Pablo con sarcasmo.
—Calla, idiota. Tenemos ante nosotros una bala con punta de diamante, altamente resistente al calor y capaz de atravesar cualquier tipo de armadura —explica María.
Maison, quien había estado en silencio, le pregunta a María:
—¿Cómo demonios sabes eso?
—¿No lo sabes, Maison? Este fue un prototipo mencionado años atrás, pero en ese entonces no teníamos los materiales ni la tecnología necesaria para fabricarlo.
—Es que soy prácticamente nuevo en esto, no tenía idea —responde Maison.
—Exactamente —continúa el general—. Ustedes serán los primeros en probar esta munición. Pueden retirarse.
Nos dirigimos a la pista, donde nos espera un helicóptero rumbo a la zona peligrosa. Subimos y, mientras estamos dentro, les digo:
—No sé ustedes, pero no le tengo mucha confianza a esta nueva munición.
—Opino lo mismo. Es extraño que seamos los primeros en probarla —dice Pablo.
—Dejen las tonterías. Mi Barret y yo estamos más que listos para volar cabezas —asegura María.
—Maison, te noto algo nervioso —le digo.
—Es normal, ya que no sabemos a qué nos enfrentaremos allí dentro —responde Maison.
—Cinco minutos para llegar a la zona —dice uno de los pilotos—. Los dejaremos allí y estaremos en contacto por radio.
—Prepárense —les ordeno.
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Editado: 08.11.2024