El renacer de un nuevo mundo

Capítulo 2: Entrando a lo desconocido

Darius

—¡Bajen ahora rápidamente! —dice el piloto.

Una vez fuera del helicóptero, vemos cómo se aleja, y pocos segundos después, una fuerte explosión ocurre en el aire: el helicóptero ha sido derribado.

—¡Mierda! ¡Cúbranse rápido! —les ordeno.

—Posiblemente sea la criatura de la que nos habló el general —dice Maison.

—Entonces, ¿sería un clase D? —pregunta Pablo.

—Me duele admitirlo, pero es cierto, un clase D. Lo extraño es que no se deja ver, el muy cabrón —respondo.

—¿Será posible que piense como un humano, hasta el punto de hacer estrategias y acabar con nosotros? —pregunta María.

—Si es así, no la tendremos fácil —comenta Maison.

—Al frente está la puerta de la zona. María, quédate aquí y danos apoyo con tu rifle de francotirador —le ordeno.

—Entendido —responde María.

—Pablo y Maison, síganme. Tenemos que entrar a ese maldito lugar —les digo.

Mientras nos dirigimos a la entrada, María habla por radio:

—Veo una sombra extraña en la parte superior del edificio. ¿Puedo disparar? —pregunta.

—Si tienes a cualquier enemigo en la mira, dispara —le respondo.

A lo lejos se escucha un disparo. María vuelve a hablar por radio:

—¡Mierda! ¡El muy hijo de puta no se ve afectado por las balas! Se supone que estas malditas balas pueden atravesar cualquier cosa...

—Quédate allí; nosotros nos encargaremos —le digo.

—Está... está frente a nosotros —dice Maison con voz tensa.

Los tres disparamos al mismo tiempo.

—¡No funciona! —exclama Pablo.

—Entonces será un combate cuerpo a cuerpo —les digo.

Me lanzo sobre la criatura y, accidentalmente, ambos caemos hacia el interior del edificio. La puerta se cierra detrás de nosotros. María, Pablo y Maison gritan por el radio:

—¡Coronel!

Empiezo a forcejear con la criatura de aspecto robusto y le digo:

—Te mataré, cabrón, así como he matado a miles de tu especie.

La criatura responde con voz intimidante:

—Quiero ver que lo intentes.

Me quedo en shock.

—¿Cómo mierda puedes hablar si no eres humano?

—Hay muchas cosas que aún no sabes, Darius.

En ese instante, entran María, Pablo y Maison, y la criatura huye del lugar.

—¿Te encuentras bien? —pregunta María.

—Sí, pero... —respondo.

—¿Qué pasa? —pregunta Maison.

—Esa cosa me llamó por mi nombre —les respondo.

—¿Cómo es posible que sepa tu nombre si nunca te ha visto? —dice Pablo.

—Es muy extraño, la verdad. Bueno, sigamos.

—Coloquemos cargas de explosivos por la zona para derribar este edificio —dice María.

—Maison, acompáñala —le ordeno.

Maison y María se retiran y comienzan a colocar los explosivos mientras Pablo y yo exploramos el lugar. Más adelante, encontramos una entrada llena de sangre.

—¿Seguro que quieres entrar? —pregunta Pablo.

—Tenemos que hacerlo.

De repente, se empiezan a escuchar gritos. Avanzamos para ver qué sucede cuando, de la nada, una criatura toma a Pablo y lo lanza, dejándolo inconsciente. Comienzo a disparar y logro matar a la criatura. Maison y María, al escuchar los disparos, corren hacia nosotros.

—Quédense aquí y protejan la entrada; que nada entre ni salga. Yo mismo veré qué está pasando en el interior de este lugar —les ordeno.

—Ten mucho cuidado —dice María.

—Toma estos explosivos. Úsalos si es necesario —dice Maison.

—No dudes, claro que los usaré —respondo.

Me adentro en el lugar, notando la gran profundidad y las paredes cubiertas con tejidos extraños de tonalidad roja. En el centro del lugar veo a una persona y me acerco con cautela. Esa persona me dice:

—Te he estado esperando, Darius.

—¿Cómo es que sabes mi nombre? ¡Date la vuelta, quiero ver tu cara!

Cuando la persona se da la vuelta, veo que es nada menos que una mujer de belleza exagerada, como si los mismos ángeles la hubieran creado.

—No eres el primero que queda impresionado con mi belleza —me dice—. Soy la reina y quien controla a todas estas criaturas.

—Si tú eres la reina, ¿cómo es que me has dejado llegar hasta aquí si puedo matarte fácilmente? —le digo.

—Si realmente pudieras matarme, no habrías necesitado la ayuda de tus amigos para llegar hasta aquí.

—¿Entonces también conoces a mis amigos?

—Conozco tanto a tus amigos como a todos los altos mandos de Nova Imperium. Has estado viviendo bajo muchas mentiras a lo largo de los años.

—¿Mentiras sobre qué? —le pregunto.

—Permíteme decirte algo: vine a este planeta porque las personas de quienes recibes órdenes lanzaron una misión confidencial de la que no tienes conocimiento. Intentaron destruir mi planeta mucho antes de que yo llegara aquí...

—¿Pero cómo es posible? Si la corporación Nova Imperium fue creada de un día para otro, no tiene sentido lo que dices.

—Qué iluso eres, sigues ciegamente a estas personas sin conocer sus verdaderas intenciones. La organización fue una fachada. Después de atacar primero, no me iba a quedar de brazos cruzados, así que decidí invadir la Tierra y acabar con todo.

—¿Entonces me estás diciendo que nosotros, los humanos, intentamos destruir tu hogar primero?

—Correcto.

—Suponiendo que esto sea cierto, ¿por qué me buscaste a mí y no directamente a ellos?

—Tú y tus amigos son las únicas personas que no tenían intención de destruir mi hogar porque desconocían su existencia. Por eso necesito tu ayuda: quiero que mates a esas personas. Eres el único capacitado para hacerlo, ¿aceptas?

—¿Y quién me garantiza que lo que dices es real?

—Si lo hago por mi cuenta, muchas personas inocentes morirán, y no quiero eso. Por eso he cesado mis ataques.

—¿Y si me niego, qué harás? —le pregunto.

Se aleja unos pasos, se voltea hacia mí, y de repente el lugar se ilumina. Me muestra un ejército de criaturas clase D y me dice:

—Si te rehúsas, tendré que liberarlos, y será una verdadera masacre.




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