ROTURA (EL VACÍO Y LA NADA)

Pasaron días en los que estuve junto a mi héroe. Me costaba mucho despegarme de mi tío. Su munificencia me llenaba de completa satisfacción. Las trepidaciones de mi cuerpo disminuyeron de forma notable.

Desde que mi tío está conmigo me siento sobreprotegida. Tenía en mente ir a donde se encuentra mi jacob, pero tenía días de recibir visitas y hoy era el día preciso. Tan solo tenía que hallar el momento exacto para poder decirle a mi tío que por la tarde me lleve hasta donde él está.

Mi tío quedó en llevarme al colegio a mi hermanito y a mí todas las mañanas e igualmente nos iba a pasar recogiendo por las tardes. Se sentía casi igual como cuando mi madre realizaba dicho trabajo de irnos a dejar y luego recoger. Fui atrás con Demarco y le quité el teléfono. Oye, devuélveme mi teléfono, dijo. Ya, basta de juegos, este objeto te daña el cerebro, le respondí.

Por tanto, extendí mi mano para dárselo a mi tío Oliver y él le dijo a Demarco. «Tu hermana tiene razón». Tienes que concentrarte en tus estudios. En consecuencia Demarco refunfuñó con mi tío, diciendo; si no juego no puedo concentrarme en mis estudios. ¡Buen intento! Dijo mi tío Oliver mientras llevaba un sándwich de jamón a su boca.

Miré por la ventana mientras estaba meditando acerca de cómo poder huir de las abejas. Estas siempre encontraban la forma de poder fastidiarme. En ocasiones las podía evitar. Pero no siempre lograba mi cometido de poder separarme de ellas, era como si siempre tratara de sacar un maldito chicle de mi cabello.

Estaba disfrutando del emocionante recorrido en el auto junto con mi tío hasta llegar al colegio. El cielo resultaba estriado de nubes grises y fondos naranjas. Vi árboles felices tras recibir agua en sus raíces ya que hace no mucho había dejado de llover. Observé también a mis bellas mariposas. ¿Me pregunto? Si yo hubiera sido una mariposa. Sería igual de bonita como las que han iluminado mis ojos o sería una mariposa fea llena de tanta vulgaridad e insolencia que todas me detestarían. Me cuesta trabajo poder imaginar que clase de mariposa hubiera sido yo.

Aunque hubiera sido una fea mariposa no me hubiera importado con la única razón de que hubiese nacido con el don de que con un aleteo pueda ocasionar un tornado. Mi tornado iría dirigido hacia todas las personas detestables de este mundo. Les ocasionaría un caos en sus vidas para provocarles extrema pobreza y fatal desolación. Hasta que con fácil determinación puedan dejar de existir en este mundo, ya que desde mi punto de vista el planeta les ha quedado demasiado grande.

Iba al lado del todo poderoso, Oliver. Mi tío es como un súper Sayayin del Ánime "Dragon ball". Si en el multiverso de mi mente no existe Dragon Ball. «Les explico». Se trata de unos hombres comunes que luego pasan a convertirse en Dioses. Tienen poderes extraños. Cada vez que se vuelven más poderosos, sus cabellos les cambian de color. Pasan de tener cabellera oscura a un amarillo sol en un santiamén. Ahora que lo recuerdo también cambian sus cabellos a un color azul eléctrico. Luego a gris oscuro, rosa y de diferentes colores más que ya ni me acuerdo. Ah, y por poco lo olvido, de igual modo sus melenas crecen de una forma descomunal. Ese shampoo que utilizan, no lo quiero, lo necesito. Así cortaría mi pelo a diario y en segundos tendría mi pelo largo nuevamente. Por poco y me olvido que para que sus cabellos le crezcan y cambien de color. Antes tienen que pegar un grito como si tuvieran dolor de estómago o estuvieran estreñidos. Algo así como. Aaaaaaaa. Igualmente acontece que sus músculos crecen como si de repente entrenaron diez años en un minuto. Una cosa así de rarísima.

Después de tanto desvariar. Necesito estar así de fuerte para golpear a la abeja Reina y a sus abejas obreras nodrizas que la alimentan de secreciones. Las quisiera estrellar a todas contra alguna pared y dejarlas planas como si fueran estampillas. Pero soy muy débil, ya lo había mencionado anteriormente.

Tengo tanta debilidad que estoy convencida que si me pongo a hacer fuerzas con un loro. El maldito puto loro me gana. ¿Por qué nací tan flacucha y débil? Me hubiera gustado ser tan, pero tan gorda como un barril. El haber nacido con un cuerpo corpulento me hubiera llenado de mucha felicidad y ventaja. Así que a cualquiera que me hiciera bullying me tiraría encima suyo. Me hubiera gustado comprobar si tras aquella burla podría alguien soportar mi peso.

No me gusta lo que soy, porque mi realidad se basa en que soy muy flacucha de cintura. Mis brazos son delgados. Mis piernas por otro lado no son nada delgadas. Son gruesas como si fuera al gimnasio a solo hacer piernas. Lo malo es que mis tetas y mi culo llenan de extrema vistosidad a la gente.

Eso me hace sentir incómoda. La gente siempre ve mi cuerpo como si fuera un auto de lujo. Odio tales miradas, tanto de jóvenes como de viejos. Son unos perros. Incluso existen casos en que ciertas mujeres me miran con mucho morbo. Unas creo que me miran con detenimiento para hallar mis ciertos desperfectos y otras parece que sus intenciones son en quererme mandar uno de esos consoladores con vibración por mi entrepiernas. Y también, ya saben, una que otra segura que piensa en darme alguna que otra lamida en la fuente de los deseos.

No soy homofobica, solo que no me atraen las mujeres. Debería de interesarme más por ellas, pero el odiarme tanto a mí misma me hace odiar a muchas que ni siquiera conozco y conozco cómo son las mujeres, porque soy mujer. Aunque muchos digan que una Lesbiana es diferente. Bueno, quizá no exista tantas diferencias con los hombres acerca de los celos y exigencias que seguro resultaran cuestionables con el pasar del tiempo.

Pero a decir verdad yo no quiero una mujer como pareja. Yo quiero a un hombre que sea bueno y que me defienda. Quiero que sea fuerte y nadie es más fuerte que mi amado Jacob. Que por cierto tengo que rogar a mi tío para que no lo haga sufrir más. Ya quiero ir a verlo y hoy es el día en que mi corazón brinca y baila de desmesurada emoción.