El resurgir de una leyenda

Extra 5

Día 17, Tarde nevada

Damián miraba la intensa nevaba desde el gran ventanal de la gran sala de la mansión Basset, contemplando como su plan de ir a volar con Cassandra se iba por la borda. Solo se limitó a soltar un bufido, en realidad podrían volar a pesar del clima pero él era extremadamente sensible a los climas fríos; esto debido a que cuando se transforma en Fénix, ni su cuerpo hecho de fuego resistía el poder del norte, lo que lo ponía en riesgo.

—El abuelo dijo que la tormenta se pondrá peor.. Lo mejor será quedarse adentro, él bajó al pueblo para ayudarlos en caso de que tuviesen problemas..— Dijo con una voz adormilada, rodeando la cintura del pelinegro con sus brazos, mientras apoyaba su mentón en el hombro de él. —No había forma en que supieses que caería una tormenta de nieve, Dami..— Trato de animarlo, más veía la leve decepción en los ojos carmín de él.

—¿Y si intentamos…?—

—¿Y arriesgarme a que mi chico se apague en medio del cielo? No se me hace una idea atractiva..— Interrumpió Cassandra con un tono suave, negándose a arriesgar la salud de Damián con tal de disfrutar del clima afuera, y le dio un ligero beso en la mejilla al ver como el pelinegro hacia un pequeño puchero.

Damián se encogió de hombros, apoyándose en el cuello de la chica para ocultar el sonrojo en sus mejillas. —No tengo más que decir entonces... Igualmente este lugar es fascinante, y eso que todavía no he visto todo..—

La ojidorada lo miró pensativa durante un momento antes de responder: —Entonces... ¿quieres un recorrido? Hay muchas cosas interesantes que podría mostrarte y, ¿Quién dice? Te guste alguno de los libros viejos de mi abuelo—

El muchacho alzó su rostro y asintió con algo de entusiasmo. —Me encantaría.—

Cassandra se separó y lo tomó de la mano, guiándolo por los pasillos de la gran mansión.
A medida que avanzaban, Damián observaba los detalles de las paredes y los techos, tallados con intrincados diseños que parecían contar historias propias. Pasaron por varias habitaciones, salones de lectura, bibliotecas llenas de volúmenes antiguos, y finalmente llegaron a un largo pasillo adornado con cuadros de diferentes tamaños.

[...]

—Y este es el rincón más viejo de la mansión, se dice que es igual de viejo que la hija menor del gran Bahamuth..— explicó Cassandra. —Aquí están los retratos de todas las generaciones de mi familia, inclusive en unos años pondremos el mío..—

El joven muchacho observó con curiosidad los cuadros que adornaban las paredes. Los rostros en ellos reflejaban una mezcla de orgullo, determinación y sabiduría. A medida que avanzaban por el pasillo, Cassandra señalaba algunos cuadros y mencionaba breves anécdotas sobre sus antepasados.

—Este de aquí es mi tátara abuelo, Alaric Basset..— dijo Cassandra, señalando a un hombre de mirada severa. —Falleció hace dos mil años. Se dice que fue uno de los dragones más poderosos de su manada. Nunca perdió una sola batalla.. unicamente perdió una batalla contra la vejez.—

Damián asintió, impresionado. —Tu familia tiene una historia fascinante. —

—Sí... aunque no todos tuvieron una buena historia que contar.. — respondió Cassandra con un tono más suave, deteniéndose frente a un cuadro que mostraba a una pareja joven, ambos con sonrisas radiantes. El hombre tenía el cabello oscuro y rizado, con ojos azules intensos; la mujer, por otro lado, era hermosa, con cabello rubio junto a unos bellos ojos verdes y una expresión dulce.

Damián notó cómo la mirada de Cassandra se suavizaba al mirar al cuadro, más específicamente al hombre. —¿Ellos son..?—

Cassandra tocó suavemente la pintura, soltando un leve suspiro. —Él es Samael, mi papá... Ella era su esposa, Charlotte.— Indicó con ternura al referirse a su padre, más al nombrar a la mujer sus ojos brillaron con disgusto

Damián dio un paso más cerca, observando el cuadro con más atención. La figura de Charlotte le parecía inquietantemente familiar, pero no lograba recordar dónde la había visto antes. Decidió no mencionarlo y se concentró en escuchar a Cassandra.

—Poco después de darme a luz, tomo sus cosas y se marchó durante la madrugada.. — Explicó con lentitud la dragón, con su voz ligeramente temblorosa, al notar como Damián notaba su falta de afecto al mencionar a la mujer del cuadro. —Mi padre la buscó por todos lados, pero lo único que encontró fue una carta donde decía que se había marchado con su amante. Solo había escrito que no estaba hecha para vivir en nuestra familia y que su amante la iba a hacer feliz..—

El joven de ojos rojos se quedó en silencio, sintiendo el peso de las palabras de Cassandra. 《Eso explica el porque nunca mencionaba a sus padres...》 —¿Y tu padre...? ¿Qué paso con él?—

—Murió poco menos de un año después— Suspiró, mirando el cuadro con tristeza. —Nosotros-.. Cuando los dragones eligen con quién formar una familia, lo hacen para toda su vida. Es un vínculo profundo, sagrado para los de nuestra raza. Y si ese lazo se rompe... el dragón cae en una profunda depresión, la traición y el abandono los lleva a la locura. Y mi pobre padre no fue la excepción..—

Damián sintió una punzada en el pecho, entendiendo un poco más el dolor que cargaba en la espalda la familia Basset. —Lo siento mucho, Cassy. No puedo imaginar lo difícil que debió haber sido para ti.—




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